Daniel Samper Pizano ha dedicado sus últimas columnas del 2010 a hacer elegías de Julian Assange. En 40 años nunca lo he leído tan apologético, tan dedicado a la hagiografía como con el fundador de Wikileaks. El argumento más fuerte que ha esgrimido es que prefiere a Assange sobre Kissinger.
Anacronismos aparte –porque tendría que decir que lo prefiere a Hillary Clinton– Samper El Bueno nos pone a escoger entre un tirano y un pirata, lo que desde luego se trata de una falacia. Aquí no hay dicotomía. No tenemos que escoger entre el secretismo del Estado y el panóptico de los piratas 2.0. Entre uno y otro hay muchas posibilidades. Si no lo creen, lean el artículo de Peter Singer “La diplomacia abierta es posible?: http://www.project-syndicate.org/commentary/singer69/Spanish.
Por supuesto, que tiene más glamour Assange que los piratas somalíes del océano Índico pero son lo mismo. Sólo que el australiano opera en escala global y usa recursos a través de los cuales roban todos los días las cuentas de correo, las claves de acceso a sitios comerciales y bancarios, y se vigilan las comunicaciones en internet a centenares de millones de personas.
domingo, 19 de diciembre de 2010
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Wikileaks y las tres próximas guerras
Recordaba hace dos años (19 de febrero de 2009, Hipocresía y política IV) que Hannah Arendt había hallado en la lucha contra la hipocresía la explicación del carácter sangriento y terrorífico de la Revolución Francesa. Siguiendo las huellas jacobinas, Marx creía que la tarea de la crítica era despojar a las cadenas de las flores que las mimetizaban.
El trabajo de Wikileaks puede ser visto –y de hecho muchos espíritus liberales lo han visto– como la prosecución de esta supuesta misión moderna. Robert Wright (NYT, 08.12.10) cree lo contrario. El bloguero de Opinionator dice que el señor Assange cree que es un anti-Bush pero que en realidad es un anti-anti-Bush. El argumento es que Wikileaks es la mejor ayuda al neoconservatismo para profundizar las líneas de fractura que crearon los halcones de Bush.
Esto significaría que Wikileaks estaría ayudando sin proponérselo a la prolongación del tipo de guerras que la realpolitik desató durante el siglo XX. El tipo de guerras sobre las que Huntington llamó la atención y que sus malos lectores interpretaron como una prescripción. Las guerras modernas mutadas en guerras de la agonizante hegemonía europea contra las civilizaciones emergentes.
Sin embargo, el ataque frontal de Wikileaks al corazón de la diplomacia estatal es más bushista de lo que Wright percibe. La bandera de la transparencia es la justificación de la guerra preemptiva (preemptive war), núcleo duro de la doctrina de la dupla Bush-Rumsfeld. Sobre estos riesgos ya había advertido Philip Dick en el cuento que dio origen a Minority Report. Assange le estaría sirviendo así a las guerras que el fundamentalismo religioso de la extrema republicana puso en marcha desde el fin de la Guerra Fría, cuyo mejor ejemplo es la de Irak.
El último tipo de guerras parece haber empezado el 7 de diciembre. El ataque de la red de Assange contra los sistemas informáticos de un banco suizo y de Mastercard, precedido por los controles a las cuentas de Wikileaks; las amenazas de los hackers contra twitter y las de los bancos para neutralizar a PayPal; todo ello son los primeros anuncios de la guerra informática. Que por ahora sea la insinuación de una guerra virtual puede significar dos cosas: que tendremos pronto una nueva forma de guerra o que la vieja guerra con “efusión de sangre” usará también nuevas armas.
El trabajo de Wikileaks puede ser visto –y de hecho muchos espíritus liberales lo han visto– como la prosecución de esta supuesta misión moderna. Robert Wright (NYT, 08.12.10) cree lo contrario. El bloguero de Opinionator dice que el señor Assange cree que es un anti-Bush pero que en realidad es un anti-anti-Bush. El argumento es que Wikileaks es la mejor ayuda al neoconservatismo para profundizar las líneas de fractura que crearon los halcones de Bush.
Esto significaría que Wikileaks estaría ayudando sin proponérselo a la prolongación del tipo de guerras que la realpolitik desató durante el siglo XX. El tipo de guerras sobre las que Huntington llamó la atención y que sus malos lectores interpretaron como una prescripción. Las guerras modernas mutadas en guerras de la agonizante hegemonía europea contra las civilizaciones emergentes.
Sin embargo, el ataque frontal de Wikileaks al corazón de la diplomacia estatal es más bushista de lo que Wright percibe. La bandera de la transparencia es la justificación de la guerra preemptiva (preemptive war), núcleo duro de la doctrina de la dupla Bush-Rumsfeld. Sobre estos riesgos ya había advertido Philip Dick en el cuento que dio origen a Minority Report. Assange le estaría sirviendo así a las guerras que el fundamentalismo religioso de la extrema republicana puso en marcha desde el fin de la Guerra Fría, cuyo mejor ejemplo es la de Irak.
El último tipo de guerras parece haber empezado el 7 de diciembre. El ataque de la red de Assange contra los sistemas informáticos de un banco suizo y de Mastercard, precedido por los controles a las cuentas de Wikileaks; las amenazas de los hackers contra twitter y las de los bancos para neutralizar a PayPal; todo ello son los primeros anuncios de la guerra informática. Que por ahora sea la insinuación de una guerra virtual puede significar dos cosas: que tendremos pronto una nueva forma de guerra o que la vieja guerra con “efusión de sangre” usará también nuevas armas.
lunes, 6 de diciembre de 2010
Wikileaks: hipocresía y política V
Dice Umberto Eco que los cables de Wikileaks evidencian el incumplimiento del “deber de hipocresía”. El deber de hipocresía nos obliga a no repetir en público lo que se dice en privado. En este caso ni siquiera se trata de eso. Se trata –sigo parafraseando a Eco– de no repetir oficialmente lo que es de curso corriente en público, pero en medios no oficiales.
Aquí la hipocresía adquiere un matiz asombrosamente tenue. Se trata de que los diplomáticos le “hagan ver” a sus pares “que no saben”, lo que es de dominio público. De ignorar lo que intelectuales, académicos y otros sectores informados saben y promulgan a los cuatro vientos. Por ejemplo, de tratar a Cristina como si no fuera una pelele, a Chávez como un caballero, a Putin como un demócrata y al rey de Arabia como a un ilustrado.
La lucidez de Eco está en elevar la hipocresía a un deber de la política, al menos de la internacional. Y en elevarse por encima de la discusión sobre cierta idea ingenua y maximalista de la transparencia, y del integrismo que desconoce la propiedad de lo político, y con ello sataniza el secreto e, incluso, la discreción.
Véase: http://www.presseurop.eu/es/content/article/414691-hackers-vengadores-y-espias-en-diligencia
Aquí la hipocresía adquiere un matiz asombrosamente tenue. Se trata de que los diplomáticos le “hagan ver” a sus pares “que no saben”, lo que es de dominio público. De ignorar lo que intelectuales, académicos y otros sectores informados saben y promulgan a los cuatro vientos. Por ejemplo, de tratar a Cristina como si no fuera una pelele, a Chávez como un caballero, a Putin como un demócrata y al rey de Arabia como a un ilustrado.
La lucidez de Eco está en elevar la hipocresía a un deber de la política, al menos de la internacional. Y en elevarse por encima de la discusión sobre cierta idea ingenua y maximalista de la transparencia, y del integrismo que desconoce la propiedad de lo político, y con ello sataniza el secreto e, incluso, la discreción.
Véase: http://www.presseurop.eu/es/content/article/414691-hackers-vengadores-y-espias-en-diligencia
domingo, 5 de diciembre de 2010
Wikileaks y Hobbes
Cuando los principales periódicos del mundo llenan sus pantallas a todo lo ancho con los titulares que les proporcionan los cables de Wikileaks, uno no sabe que hacer. Por varias razones: la primera, es que la mayoría de esos datos ya habían sido divulgados y analizados por el periodismo investigativo de revistas como Foreign Policy, por ejemplo. Cuestión de leer un poquito más que los tres renglones de twitter.
Otra, es que se trata de cosas asentadas en las opiniones públicas nacionales y occidentales, que las ha pensado cualquier paisano y ahora se recubren de prestigio porque las afirma un funcionario de embajada: que si a la Kirchner la manejaba el marido, o Zapatero no sabe dónde está parado o el temor mexicano al avance narco, o que los árabes no quieren que los iraníes tengan la bomba (cosa predecible desde hace mil años, por cualquiera que conozca algo de historia).
Sin embargo, lo que más me asusta es volver a saber en qué manos está la información del mundo. Editores y periodistas reputados que se sorprenden como niños con las cosas que ya Cicerón, Bodino y Hobbes habían dicho del poder en una sabiduría bien establecida en el pensamiento político. Se trata de puro “amateurismo”. Y a un amateur lo asalta cualquier vivo como el señor Assange.
Otra, es que se trata de cosas asentadas en las opiniones públicas nacionales y occidentales, que las ha pensado cualquier paisano y ahora se recubren de prestigio porque las afirma un funcionario de embajada: que si a la Kirchner la manejaba el marido, o Zapatero no sabe dónde está parado o el temor mexicano al avance narco, o que los árabes no quieren que los iraníes tengan la bomba (cosa predecible desde hace mil años, por cualquiera que conozca algo de historia).
Sin embargo, lo que más me asusta es volver a saber en qué manos está la información del mundo. Editores y periodistas reputados que se sorprenden como niños con las cosas que ya Cicerón, Bodino y Hobbes habían dicho del poder en una sabiduría bien establecida en el pensamiento político. Se trata de puro “amateurismo”. Y a un amateur lo asalta cualquier vivo como el señor Assange.
jueves, 18 de noviembre de 2010
La Presidenta tuvo la culpa
¿Quién tuvo la culpa? En Itagüí fue Muñoz, en Caldas Valeria, a veces en Bello es García. Esta semana la culpable fue La Presidenta. No en Argentina, en Medellín. Y no querido lector, no crea que hemos llegado al punto de hablar de las responsabilidades personales, públicas y privadas, de los males que nos ocurren con frecuencia. No. Son nombres propios de algunas quebradas famosas del valle de Aburrá.
Pero las quebradas no tienen la culpa, ni los ríos, ni las montañas, pues no son agentes autónomos dotados de conciencia o voluntad y, por tanto, tampoco sujetos de ninguna responsabilidad. Muchas veces, la naturaleza se manifiesta expresando sus propios procesos. Pero los casos de los desbordamientos de las quebradas en nuestra región, básicamente se deben a la intervención del factor humano y a la falta de intervención del Estado.
Lo que está pasando en Colombia con los desastres urbanos –y muchos rurales– es fruto de una cadena de delegaciones, negligencias y temeridades de diferentes agentes sociales. En primer lugar –como es característico del Estado colombiano en varios ámbitos– se diagnosticó la incapacidad de las unidades de planeación de los municipios para gestionar el desarrollo urbanístico y se creó un ente privado llamado las curadurías a las que se les asignó esa responsabilidad.
En segundo lugar, teniendo las curadurías toda la potestad para otorgar licencias de construcción se les dejó sin un control efectivo por parte del Estado que permita orientar, vigilar y sancionar las actuaciones de los curadores. Por el contrario, se creó un sistema de remuneraciones (expensas) que es un contrasentido porque estimula la aprobación de licencias y, en sentido contrario, desestimula los controles y las restricciones que debe tener un proyecto de construcción.
En tercer lugar, esta vulnerabilidad institucional –que se agrava cuando hay zonas grises en los planes de ordenamiento territorial– es aprovechada temerariamente por lo negociantes de todo tipo: los dueños de terrenos dudosamente urbanizables, los gestores de proyectos urbanísticos y los comercializadores que pescan incautos vendiéndoles la “naturaleza”.
Al parecer se trata se un círculo virtuoso que suple una deficiencia del Estado, pone a funcionar el mercado con más libertad y, además, le permite enriquecerse a unos señores que son los responsables de todo lo que vemos: urbanizaciones montadas sobre quebradas, construcciones en zonas protegidas, desmantelamiento del bosque que está sobre Las Palmas, cárceles elegantes como la de Los Balsos con la Avenida El Poblado, etc.
Pero cuando llegan las tragedias –pequeña como esta semana en La Presidenta o grande como la de Alto Verde– nadie aparece. O casi nadie. Las familias y los ciudadanos que pagan el precio de la falta de escrúpulos de todos los que están detrás de su apartamento. Y el Estado –o sea, otra vez los ciudadanos– que tiene que cubrir con su presupuesto los daños ocasionados por los desastres “naturales”.
Dejemos a un lado la mitología de las sociedades primitivas. La naturaleza no tiene designios y no es un agente moral. Cada que ocurre un desastre en centro urbano hay que preguntarse seriamente cuáles son las instituciones y los agentes privados que hicieron y dejaron de hacer qué cosas para que el daño haya ocurrido. Así veremos que La Presidenta no tuvo la culpa.
Pero las quebradas no tienen la culpa, ni los ríos, ni las montañas, pues no son agentes autónomos dotados de conciencia o voluntad y, por tanto, tampoco sujetos de ninguna responsabilidad. Muchas veces, la naturaleza se manifiesta expresando sus propios procesos. Pero los casos de los desbordamientos de las quebradas en nuestra región, básicamente se deben a la intervención del factor humano y a la falta de intervención del Estado.
Lo que está pasando en Colombia con los desastres urbanos –y muchos rurales– es fruto de una cadena de delegaciones, negligencias y temeridades de diferentes agentes sociales. En primer lugar –como es característico del Estado colombiano en varios ámbitos– se diagnosticó la incapacidad de las unidades de planeación de los municipios para gestionar el desarrollo urbanístico y se creó un ente privado llamado las curadurías a las que se les asignó esa responsabilidad.
En segundo lugar, teniendo las curadurías toda la potestad para otorgar licencias de construcción se les dejó sin un control efectivo por parte del Estado que permita orientar, vigilar y sancionar las actuaciones de los curadores. Por el contrario, se creó un sistema de remuneraciones (expensas) que es un contrasentido porque estimula la aprobación de licencias y, en sentido contrario, desestimula los controles y las restricciones que debe tener un proyecto de construcción.
En tercer lugar, esta vulnerabilidad institucional –que se agrava cuando hay zonas grises en los planes de ordenamiento territorial– es aprovechada temerariamente por lo negociantes de todo tipo: los dueños de terrenos dudosamente urbanizables, los gestores de proyectos urbanísticos y los comercializadores que pescan incautos vendiéndoles la “naturaleza”.
Al parecer se trata se un círculo virtuoso que suple una deficiencia del Estado, pone a funcionar el mercado con más libertad y, además, le permite enriquecerse a unos señores que son los responsables de todo lo que vemos: urbanizaciones montadas sobre quebradas, construcciones en zonas protegidas, desmantelamiento del bosque que está sobre Las Palmas, cárceles elegantes como la de Los Balsos con la Avenida El Poblado, etc.
Pero cuando llegan las tragedias –pequeña como esta semana en La Presidenta o grande como la de Alto Verde– nadie aparece. O casi nadie. Las familias y los ciudadanos que pagan el precio de la falta de escrúpulos de todos los que están detrás de su apartamento. Y el Estado –o sea, otra vez los ciudadanos– que tiene que cubrir con su presupuesto los daños ocasionados por los desastres “naturales”.
Dejemos a un lado la mitología de las sociedades primitivas. La naturaleza no tiene designios y no es un agente moral. Cada que ocurre un desastre en centro urbano hay que preguntarse seriamente cuáles son las instituciones y los agentes privados que hicieron y dejaron de hacer qué cosas para que el daño haya ocurrido. Así veremos que La Presidenta no tuvo la culpa.
jueves, 11 de noviembre de 2010
El liberalismo de Vargas Llosa
Aunque más tenues que otras, las discusiones políticas sobre el Premio Nobel de Literatura han emergido. No hablo de Oliver Stone cuya sabiduría política se resume en que es “chavista”, sino de los comentarios avisados de gente como José María Lasalle, Javier Cercas, Alberto Buela y otros.
Para los dos primeros, el valor político del escritor peruano reside en que se trata de un liberal. Para Buela, este asunto es adjetivo: lo importante es que se trata de un escritor que reivindica el español como factum metapolítico que impone ya una perspectiva. Ambos juicios son compatibles. En muchos sentidos Vargas Llosa es un ejemplar de lo suramericano –como García Márquez o algún Borges– y su obra basta para demostrarlo.
Y paradójicamente es también muestra de un liberalismo casi puro y muy desarraigado. Hasta el punto de que puede servir de medio de contraste para probar qué tan liberales son nuestros liberales. El examen puede hacerse a través de, al menos, dos libros de artículos políticos del escritor o del seguimiento a sus columnas en El País de Madrid o El Colombiano. Los que no se escuecen por su defensa de la legalización de la marihuana lo harán por concederle razón al Tea Party en su idea de limitar la intervención estatal.
Para los dos primeros, el valor político del escritor peruano reside en que se trata de un liberal. Para Buela, este asunto es adjetivo: lo importante es que se trata de un escritor que reivindica el español como factum metapolítico que impone ya una perspectiva. Ambos juicios son compatibles. En muchos sentidos Vargas Llosa es un ejemplar de lo suramericano –como García Márquez o algún Borges– y su obra basta para demostrarlo.
Y paradójicamente es también muestra de un liberalismo casi puro y muy desarraigado. Hasta el punto de que puede servir de medio de contraste para probar qué tan liberales son nuestros liberales. El examen puede hacerse a través de, al menos, dos libros de artículos políticos del escritor o del seguimiento a sus columnas en El País de Madrid o El Colombiano. Los que no se escuecen por su defensa de la legalización de la marihuana lo harán por concederle razón al Tea Party en su idea de limitar la intervención estatal.
lunes, 1 de noviembre de 2010
¿Por qué Miguel Hernández?
La pregunta de acerca del porqué de la vigencia –tenue y espasmódica– de Miguel Hernández es básicamente íntima. ¿Por qué me gustaba Hernández en la juventud y, a veces, un poema suyo todavía me llega como los mejores? Y porqué porque está claro que se trata de un poeta menor, incluso muy menor: dentro de su generación, en la que hay gigantes como Machado (Antonio), García Lorca o Salinas; fuera de ella, ni se diga.
Aparte de una muerte trágica a manos de un régimen político de derecha, que es de las mejores recetas para cierta inmortalidad, el atractivo de Hernández puede ser su temática que pudiéramos llamar de un “bucolismo victimista”: éramos tan pobres y somos tan sufridos. Eso arrebata. Con plena legitimidad en el campo político, con ninguna en el poético.
Sobre todo está esa lírica sencilla y musical que le hace un poeta comprensible, alguien con quien se puede se puede tener una empatía inmediata. Una inmediatez tan aplastante que hace innecesario volver a leer sus poemas. Para eso están –mejorados– por Serrat y podrían estar permanentemente (si alguien los graba) por el grupo de rockeros paisas que musicalizaron una docena en presentación pública del pasado 26 de octubre en Comfenalco.
Aparte de una muerte trágica a manos de un régimen político de derecha, que es de las mejores recetas para cierta inmortalidad, el atractivo de Hernández puede ser su temática que pudiéramos llamar de un “bucolismo victimista”: éramos tan pobres y somos tan sufridos. Eso arrebata. Con plena legitimidad en el campo político, con ninguna en el poético.
Sobre todo está esa lírica sencilla y musical que le hace un poeta comprensible, alguien con quien se puede se puede tener una empatía inmediata. Una inmediatez tan aplastante que hace innecesario volver a leer sus poemas. Para eso están –mejorados– por Serrat y podrían estar permanentemente (si alguien los graba) por el grupo de rockeros paisas que musicalizaron una docena en presentación pública del pasado 26 de octubre en Comfenalco.
lunes, 18 de octubre de 2010
Solomon Burke
Desde muy joven Solomon Burke se tomó en serio su postulación como rey del soul. En sus conciertos y presentaciones televisivas usó cetro, báculo y un trono inmenso para acomodar sus voluminosos 200 kilos. Pero antes de ser rey fue predicador, heredero de una de las miles de iglesias norteamericanas y, muy pronto, obispo.
Al final, poco o nada de eso importa. Lo único trascendente es la música de Burke y, sobre todo, su voz. No fue un compositor significativo –aunque “The price” sea una gran canción. Su atractivo siempre estuvo en la interpretación. Recordado por sus años de gloria en la década de 1960, yo prefiero al cantante de la última década, más único y menos estándar, enriqueciendo las composiciones de intérpretes superlativos como Tom Waits, Van Morrison o Elvis Costello.
Esa reaparición de Solomon Burke en el siglo XXI, además, significó la revalorización del soul y la reincorporación de las voces negras virtuosas (casi un pleonasmo) a los principales canales de difusión de la música popular. Burke aparecía en las filas traseras de una marcha encabezada por John Legend, Alicia Keys, Usher y otros nombres que no sabemos si serán recordados dentro de 20 años.
Al final, poco o nada de eso importa. Lo único trascendente es la música de Burke y, sobre todo, su voz. No fue un compositor significativo –aunque “The price” sea una gran canción. Su atractivo siempre estuvo en la interpretación. Recordado por sus años de gloria en la década de 1960, yo prefiero al cantante de la última década, más único y menos estándar, enriqueciendo las composiciones de intérpretes superlativos como Tom Waits, Van Morrison o Elvis Costello.
Esa reaparición de Solomon Burke en el siglo XXI, además, significó la revalorización del soul y la reincorporación de las voces negras virtuosas (casi un pleonasmo) a los principales canales de difusión de la música popular. Burke aparecía en las filas traseras de una marcha encabezada por John Legend, Alicia Keys, Usher y otros nombres que no sabemos si serán recordados dentro de 20 años.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Posmodernidad como resistencia
Sin insinuar ni siquiera un poco su valoración, Jean Daniel (El País, 10.09.10) afirmó que el posmodernismo era una resistencia a las agresiones modernas. Se trata de una observación aguda después de tres décadas de verse como impostura, esteticismo y, cuando más, crítica.
El posmodernismo encarna una oposición a la modernidad, principalmente en sus excesos. Una oposición activa y viva manifiesta en los movimientos sociales pacifistas, ecologistas y feministas que son vistos desde la década de 1960como reaccionarios (opositores al progreso) por parte de los modernos radicales. Oposición que se articula hoy contra el eurocentrismo, el pensamiento único, el ocultamiento moderno de la espiritualidad.
Daniel parece enfocarse en la agresión moderna contra los “valores reflexivos”. Estos valores serían: el silencio, la soledad, la lentitud, el escrúpulo, la discreción. Héctor Abad Faciolince (El Espectador, 19.09.10) le añadiría el tiempo, sin el cual la soledad y la lentitud, pierden vigencia.
El posmodernismo encarna una oposición a la modernidad, principalmente en sus excesos. Una oposición activa y viva manifiesta en los movimientos sociales pacifistas, ecologistas y feministas que son vistos desde la década de 1960como reaccionarios (opositores al progreso) por parte de los modernos radicales. Oposición que se articula hoy contra el eurocentrismo, el pensamiento único, el ocultamiento moderno de la espiritualidad.
Daniel parece enfocarse en la agresión moderna contra los “valores reflexivos”. Estos valores serían: el silencio, la soledad, la lentitud, el escrúpulo, la discreción. Héctor Abad Faciolince (El Espectador, 19.09.10) le añadiría el tiempo, sin el cual la soledad y la lentitud, pierden vigencia.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Cayetano Betancur: Sobre política
Cayetano Betancur
(Copacabana, Antioquia, 27 de abril de 1910 – Bogotá, 31 de enero de 1982).
Filósofo, ensayista y profesor universitario. Catedrático de lógica, metafísica, ética, filosofía del derecho e historia de la filosofía, entre otras asignaturas, durante el periodo en que se inicia la secularización y normalización de la actividad filosófica en Colombia. Su actividad docente la desempeñó en las principales universidades de Medellín y Bogotá. Fundador y director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Colombia, y de la revista Ideas y valores, del mismo claustro. Entre sus libros publicados se destacan Ensayo de una filosofía del derecho (1937, 1959), Introducción a la ciencia del derecho (1953), Sociología de la autenticidad y la simulación (1955), Bases para una lógica del pensamiento imperativo (1968) y Filósofos y filosofías (1969). Otras publicaciones suyas pueden encontrarse en las revistas académicas y en los diarios y semanarios colombianos.
Este volumen de textos de Cayetano Betancur halla justificación suficiente en la relevancia del autor en el discurrir del pensamiento colombiano del siglo pasado, la poca disponibilidad de una parte significativa de su obra y la relativa novedad de la temática que pretende unificar los escritos que aquí se presentan. A propósito de esto último, el editor académico de esta obra ha creído encontrar en la política un campo importante de la reflexión de Betancur, que a veces se traslapa con reflexiones jurídicas y sociológicas, o con estudios sobre obras y autores, pero que también emerge bajo la forma de preguntas propiamente políticas.
Esta obra es la contribución de la Universidad Eafit a los festejos con ocasión del centenario del natalicio de una de las figuras intelectuales más importantes de la filosofía colombiana.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
El malestar en la conciencia
Hay una cosa que se llama la “conciencia pública” que, a pesar de parecer etérea, es fundamental en cualquier sociedad. Y no sólo en las sociedades tradicionales, como algún cínico moderno podría alegar. También en las sociedades contemporáneas en las que incluso se le ha dado status jurídico.
Obviamente, en la conciencia pública todos tenemos alguna participación. Pero hay unos que tienen más responsabilidades, por ejemplo, los medios de comunicación y los representantes populares. Los menciono porque en las últimas semanas ambos han sido protagonistas de hechos que se discutieron poco, pero a mi manera de ver son un síntoma de los males del país.
Todos nos dimos cuenta de la publicación de un nuevo libro sobre Pablo Escobar, firmado por una hermana suya, y destinado a construir otra justificación de los actos que Colombia sufrió durante más de una década. Lo que no se ha contado suficientemente, es que esta empresa tuvo mecenas. Se trata de Felipe López Caballero, hijo y nieto de expresidentes, dueño y jefe de Publicaciones Semana, empresa que publica el tridente de medios impresos más influyente del país.
El señor López publicó el libro y se encargó de publicitarlo, para que el mundo entero recordara que Escobar no era tan malo. Mientras se juzgan los hechos del Palacio de Justicia, financiados por el narcotráfico, y mientras el país sufre todavía los embates de la violencia mafiosa, López arma un tinglado dirigido a limpiarle la cara al mafioso. Bueno. En Colombia es ilegal lavar activos pero no lavar imagen, ¿pero es moral?
Dos semanas después y setenta cuadras al sur, en Bogotá, el Congreso de la República se sentó a elegir los nueve nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral. Hay que recordar dos o tres datos relevantes de esta elección. El congreso tiene una mayoría aplastante del 80% de la llamada “unidad nacional”, los únicos partidos independientes respecto a esta mayoría son el Verde y el Polo, y además está el hasta ahora incómodo y cuestionado PIN.
Ni el acuerdo de verdes y amarillos, ni el PIN tenían los votos para alcanzar un asiento en el Consejo. Por lo tanto, quien escogía al noveno miembro no era la propia minoría en competencia sino la mayoría de la “unidad nacional”. Pues bien, el honorable congreso de la nueva época, el emblema de la “unidad” y de la “nación”, escogió al PIN. Dos mensajes quedan claros: la nueva mayoría desconoce a las minorías ciudadanas de personalidad política como la izquierda polista y el centro verde; la nueva mayoría le ha dado reconocimiento a quien hasta la semana pasada fuera apenas su hijo bastardo: el PIN.
Curiosamente, la curul del PIN en el Consejo Nacional Electoral la ocupará un señor de apellido Plata. Yo esperaría que la revista Semana titulara así: “El proyecto de unidad nacional se casa con el PIN”. Semana también podría titular: “El congreso vota por plata”, perdón, “el congreso vota por Plata”. Sarcasmo aparte, mientras en Medellín nos matan las balas del narcotráfico, en Bogotá le tienden la alfombra roja a la élite mafiosa.
Publicado en El Colombiano, 06.09.10.
Obviamente, en la conciencia pública todos tenemos alguna participación. Pero hay unos que tienen más responsabilidades, por ejemplo, los medios de comunicación y los representantes populares. Los menciono porque en las últimas semanas ambos han sido protagonistas de hechos que se discutieron poco, pero a mi manera de ver son un síntoma de los males del país.
Todos nos dimos cuenta de la publicación de un nuevo libro sobre Pablo Escobar, firmado por una hermana suya, y destinado a construir otra justificación de los actos que Colombia sufrió durante más de una década. Lo que no se ha contado suficientemente, es que esta empresa tuvo mecenas. Se trata de Felipe López Caballero, hijo y nieto de expresidentes, dueño y jefe de Publicaciones Semana, empresa que publica el tridente de medios impresos más influyente del país.
El señor López publicó el libro y se encargó de publicitarlo, para que el mundo entero recordara que Escobar no era tan malo. Mientras se juzgan los hechos del Palacio de Justicia, financiados por el narcotráfico, y mientras el país sufre todavía los embates de la violencia mafiosa, López arma un tinglado dirigido a limpiarle la cara al mafioso. Bueno. En Colombia es ilegal lavar activos pero no lavar imagen, ¿pero es moral?
Dos semanas después y setenta cuadras al sur, en Bogotá, el Congreso de la República se sentó a elegir los nueve nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral. Hay que recordar dos o tres datos relevantes de esta elección. El congreso tiene una mayoría aplastante del 80% de la llamada “unidad nacional”, los únicos partidos independientes respecto a esta mayoría son el Verde y el Polo, y además está el hasta ahora incómodo y cuestionado PIN.
Ni el acuerdo de verdes y amarillos, ni el PIN tenían los votos para alcanzar un asiento en el Consejo. Por lo tanto, quien escogía al noveno miembro no era la propia minoría en competencia sino la mayoría de la “unidad nacional”. Pues bien, el honorable congreso de la nueva época, el emblema de la “unidad” y de la “nación”, escogió al PIN. Dos mensajes quedan claros: la nueva mayoría desconoce a las minorías ciudadanas de personalidad política como la izquierda polista y el centro verde; la nueva mayoría le ha dado reconocimiento a quien hasta la semana pasada fuera apenas su hijo bastardo: el PIN.
Curiosamente, la curul del PIN en el Consejo Nacional Electoral la ocupará un señor de apellido Plata. Yo esperaría que la revista Semana titulara así: “El proyecto de unidad nacional se casa con el PIN”. Semana también podría titular: “El congreso vota por plata”, perdón, “el congreso vota por Plata”. Sarcasmo aparte, mientras en Medellín nos matan las balas del narcotráfico, en Bogotá le tienden la alfombra roja a la élite mafiosa.
Publicado en El Colombiano, 06.09.10.
jueves, 2 de septiembre de 2010
El huracán Lila
Lila Downs se presentó en Medellín, la noche del 1 de septiembre, en un Teatro Metropolitano con las graderías a tres cuartos de la capacidad y, eso, contando con buena parte de la boletería distribuida por cortesía. La verdad: mucha gente, al fin y al cabo, ¿cuántos discos habrán vendido o quemado en la ciudad de la artista mexicana? Un buen indicador es que no se consiguen discos piratas de la artista de Oaxaca.
El riesgo de los organizadores no era menor. ¿Qué canta Lila Downs? ¿Folklor? ¿Indie fusionado? ¿Simplemente pop? Algunos podían sentirse amenazados de ranchera y otros de rock. Al final, una mezcla de generaciones y gustos muy extraña en Medellín, lo que no deja de ser interesante porque devela cierta apertura musical en una ciudad que ha sido de sordos, tradicionalmente.
Después de 85 minutos de concierto, que parecieron dos horas, por la intensidad, todas las dudas previas perdieron sentido. Lila Downs fue un huracán, con una voz cuyos bajos envidiaría un hombre y los altos una mezzosoprano, buena banda de respaldo y un repertorio que se desplazó por buena parte del paisaje mexicano... ante todo, conmovedor. Los viejos salieron asombrados y los jóvenes eufóricos.
El riesgo de los organizadores no era menor. ¿Qué canta Lila Downs? ¿Folklor? ¿Indie fusionado? ¿Simplemente pop? Algunos podían sentirse amenazados de ranchera y otros de rock. Al final, una mezcla de generaciones y gustos muy extraña en Medellín, lo que no deja de ser interesante porque devela cierta apertura musical en una ciudad que ha sido de sordos, tradicionalmente.
Después de 85 minutos de concierto, que parecieron dos horas, por la intensidad, todas las dudas previas perdieron sentido. Lila Downs fue un huracán, con una voz cuyos bajos envidiaría un hombre y los altos una mezzosoprano, buena banda de respaldo y un repertorio que se desplazó por buena parte del paisaje mexicano... ante todo, conmovedor. Los viejos salieron asombrados y los jóvenes eufóricos.
martes, 20 de julio de 2010
Gerald A. Cohen
Mi precario conocimiento de la obra de G. A. Cohen se debe a Philippe Van Parijs y mi retrasada información de la muerte del filósofo canadiense también. No sobra advertir que la precariedad y el retraso son mi responsabilidad, mientras las noticias se deben a la acuciosidad de Van Parijs. El “In memoriam” de Van Parijs puede leerse en: http://www.uclouvain.be/cps/ucl/doc/etes/documents/2010.Cohen.All_Souls_final.pdf
Si me pareció que la famosa “La teoría de la historia de Karl Marx” (1986) no le hacía ningún homenaje al magisterio de Isaiah Berlin –de quien Cohen fue discípulo en Oxford–, su “Si eres igualitarista, ¿cómo es que eres tan rico?” (2001) me afectó profundamente. El título de esta obra se comprende inmediatamente por el del capítulo final: “Filosofía política y comportamiento personal”.
Cohen rescata la indicación cristiana de que debe existir congruencia entre las convicciones éticas y la conducta individual, y exige que la defensa de una determinada pauta normativa –en este caso el igualitarismo– sea acompañada de actos personales que la satisfagan o sean compatibles con ella. ¡Cómo nos hace de falta un poco de esto en nuestras sociedades!
Si me pareció que la famosa “La teoría de la historia de Karl Marx” (1986) no le hacía ningún homenaje al magisterio de Isaiah Berlin –de quien Cohen fue discípulo en Oxford–, su “Si eres igualitarista, ¿cómo es que eres tan rico?” (2001) me afectó profundamente. El título de esta obra se comprende inmediatamente por el del capítulo final: “Filosofía política y comportamiento personal”.
Cohen rescata la indicación cristiana de que debe existir congruencia entre las convicciones éticas y la conducta individual, y exige que la defensa de una determinada pauta normativa –en este caso el igualitarismo– sea acompañada de actos personales que la satisfagan o sean compatibles con ella. ¡Cómo nos hace de falta un poco de esto en nuestras sociedades!
sábado, 17 de julio de 2010
Cuando volvimos a ser españolistas
La bondad del triunfo de España en la Copa Mundo no trasciende al fútbol. La selección española lleva cuatro años fascinando, como fascinan el Barcelona, sus jugadores y su técnico. Y su atractivo en Sudáfrica residió en la estructura del juego, la limpieza, la frescura y la habilidad. En la gloria se mostraron humildes, espontáneos y festivos como muchachos, lo que les ganó más simpatía.
En un arranque de fervor, Jorge Barraza afirmó que la grandeza de los países se manifiesta en los triunfos futbolísticos. Una tontería que ya Isaiah Berlin había desmontado: en medio de las peores circunstancias florecen el arte y el talento. España lo ha demostrado. Su equipo gana la Copa en un contexto de crisis económica y pesimismo. Con un empresariado ahogado por la corrupción y una clase política torpe, dedicada a convertir al país en una república bananera.
En este contexto, la selección de fútbol es más un ideal que un reflejo. Una muestra de cooperación, afecto, cordialidad, planeación, seriedad. Todo lo contrario de lo que exhibe el mundo político español, carente de líderes y náufrago en un mar de babosadas. 200 años después hemos vuelto a ser españolistas, pero en fútbol, no en política.
En un arranque de fervor, Jorge Barraza afirmó que la grandeza de los países se manifiesta en los triunfos futbolísticos. Una tontería que ya Isaiah Berlin había desmontado: en medio de las peores circunstancias florecen el arte y el talento. España lo ha demostrado. Su equipo gana la Copa en un contexto de crisis económica y pesimismo. Con un empresariado ahogado por la corrupción y una clase política torpe, dedicada a convertir al país en una república bananera.
En este contexto, la selección de fútbol es más un ideal que un reflejo. Una muestra de cooperación, afecto, cordialidad, planeación, seriedad. Todo lo contrario de lo que exhibe el mundo político español, carente de líderes y náufrago en un mar de babosadas. 200 años después hemos vuelto a ser españolistas, pero en fútbol, no en política.
miércoles, 7 de julio de 2010
De dios a porrista
Para las generaciones que vimos jugar a Pelé, Cruyf y Beckembauer; incluso a Bochini, Falcao y Platini, siempre resultó incomprensible el encumbramiento futbolístico de Maradona. Una puesta en su lugar no impide comprender el amor que le tienen los argentinos; al fin y al cabo es mejor tener una Copa Mundo de cuenta del Pelusa que debérsela al dictador Videla.
Con el paso del tiempo y mientras Maradona hacía todo lo posible para convertirse en un outsider antipático, el mito fue creciendo gracias a la fuerza argentina en los canales de deportes por cable y al majaderismo criollo. En el colmo, se creó una iglesia y medios serios le hicieron eco a la consigna de que Diego era dios.
Todos los que saben algo de fútbol, pronosticaron la caída de Maradona desde que Julio Grondona –el capo de la Afa– lo nombró técnico. En pleno Mundial algunos se arrepintieron creyendo que el caos argentino era pura creatividad y que tener una divinidad en el banco haría correr a una defensa lenta y torpe y le haría llegar balones a unos buenos delanteros.
Cuando llegaron los alemanes –que no son charlatanes– la farsa quedó a la vista y Maradona pasó su meteórica carrera de dios, técnico, amuleto y mascota para terminar como porrista de un equipo de malos perdedores.
Con el paso del tiempo y mientras Maradona hacía todo lo posible para convertirse en un outsider antipático, el mito fue creciendo gracias a la fuerza argentina en los canales de deportes por cable y al majaderismo criollo. En el colmo, se creó una iglesia y medios serios le hicieron eco a la consigna de que Diego era dios.
Todos los que saben algo de fútbol, pronosticaron la caída de Maradona desde que Julio Grondona –el capo de la Afa– lo nombró técnico. En pleno Mundial algunos se arrepintieron creyendo que el caos argentino era pura creatividad y que tener una divinidad en el banco haría correr a una defensa lenta y torpe y le haría llegar balones a unos buenos delanteros.
Cuando llegaron los alemanes –que no son charlatanes– la farsa quedó a la vista y Maradona pasó su meteórica carrera de dios, técnico, amuleto y mascota para terminar como porrista de un equipo de malos perdedores.
domingo, 4 de julio de 2010
El deseo secreto
Hace cuatro meses, en un avión, me contó un diplomático brasilero algo que no pretendía ser un secreto de Estado sino la confidencia brotada del alma de un pueblo. Uno no puede estar cinco minutos con un brasilero sin hablar de fútbol, ni se diga cinco horas. “A Dunga lo han elegido técnico para que pierda el Mundial”, dijo.
La frase tenía el mal sabor de las teorías de la conspiración, pero enseguida quedó claro que lo que latía en el fondo no era tanto el deseo increíble de perder un torneo en el que Brasil siempre es candidato –no en vano esta selección se gana la Copa Mundo una de cada cuatro disputas. Lo que latía en esa mezcla de pronóstico, preferencia, excusa, era otra cosa. “Brasil no puede ganar en Sudáfrica, porque tiene que ganar en el 2014”, continuó.
Apenas se percata uno de que cualquier brasilero cambiaría de buena gana todos los laureles de los próximos cuatro años con tal de dar la vuelta olímpica en casa cuando termine la vigésima Copa Mundo. El deseo secreto de perder en 2010 estribaba en la ilusión de celebrar en casa y olvidar para siempre la tragedia de 1950. Si es así, se debe suponer que el 2 julio –después de la derrota ante Holanda– hubo más suspiros de tranquilidad que pena.
La frase tenía el mal sabor de las teorías de la conspiración, pero enseguida quedó claro que lo que latía en el fondo no era tanto el deseo increíble de perder un torneo en el que Brasil siempre es candidato –no en vano esta selección se gana la Copa Mundo una de cada cuatro disputas. Lo que latía en esa mezcla de pronóstico, preferencia, excusa, era otra cosa. “Brasil no puede ganar en Sudáfrica, porque tiene que ganar en el 2014”, continuó.
Apenas se percata uno de que cualquier brasilero cambiaría de buena gana todos los laureles de los próximos cuatro años con tal de dar la vuelta olímpica en casa cuando termine la vigésima Copa Mundo. El deseo secreto de perder en 2010 estribaba en la ilusión de celebrar en casa y olvidar para siempre la tragedia de 1950. Si es así, se debe suponer que el 2 julio –después de la derrota ante Holanda– hubo más suspiros de tranquilidad que pena.
miércoles, 30 de junio de 2010
Ronaldo embelesado
Algunos parecen no haberse dado cuenta de la verdadera ocupación de Cristiano Ronaldo en Sudáfrica y se sorprenden de su rendimiento y de la manera como se desempeñó Portugal, que de haber sido por Queiroz, Eduardo y dos más, pudo haber llegado un poco más lejos.
Cristiano se prendió de las pantallas de los estadios surafricanos. Siempre que lo vimos en la cancha andaba lelo mirándose así mismo, con su bella Nike, sus pectorales en forma y su peinado impecable. Particularmente evidente fue el cobro de un tiro libre contra Brasil, que ni yo lo cobro así, pues estaba más pendiente de su imagen multiplicada y sublimada en el panel multicolor. Pronto alguien escribirá la crónica del gol que le metió a Corea, cuando andaba despistado y la pelota le pegó en la espalda y luego le hizo el favor de caerle de frente a seis metros del difunto fusilado arquerito norcoreano.
Quiere poco a sus compañeros Ronaldo pues su fútbol es artesanía individual de velocidad y disparo, quiere poco a Portugal por quien no ha hecho nada en dos mundiales, pero se quiere mucho a sí mismo. Y lo quieren los madridistas -que es suyo- y los españoles a quienes les hizo fácil la vida en octavos.
Cristiano se prendió de las pantallas de los estadios surafricanos. Siempre que lo vimos en la cancha andaba lelo mirándose así mismo, con su bella Nike, sus pectorales en forma y su peinado impecable. Particularmente evidente fue el cobro de un tiro libre contra Brasil, que ni yo lo cobro así, pues estaba más pendiente de su imagen multiplicada y sublimada en el panel multicolor. Pronto alguien escribirá la crónica del gol que le metió a Corea, cuando andaba despistado y la pelota le pegó en la espalda y luego le hizo el favor de caerle de frente a seis metros del difunto fusilado arquerito norcoreano.
Quiere poco a sus compañeros Ronaldo pues su fútbol es artesanía individual de velocidad y disparo, quiere poco a Portugal por quien no ha hecho nada en dos mundiales, pero se quiere mucho a sí mismo. Y lo quieren los madridistas -que es suyo- y los españoles a quienes les hizo fácil la vida en octavos.
lunes, 28 de junio de 2010
A cuartos en Rio
En pleno invierno austral, Rio amaneció sin una nube y los cariocas con un pesimismo temperado respecto a su selección. Eso no obsta para que el Mundial sea como una navidad, con cada calle adornada por los vecinos con festones verdes y amarillos, balones verde amarillos, banderas verde amarillas e invocaciones a Sudáfrica, a la copa y al “hexa”.
Con las horas la temperatura subió hasta 31 grados y todas las gentes se vistieron con el primer y el segundo uniforme de la selección o con algo parecido vinculado con su barrio o con su religión o con su club. Pueden verse camisetas de la selección en las que afinando el ojo despunta el escudo de Santos o el de Vasco. Corriendo de un lado para otro, haciendo lo que hay que hacer para liberar la tarde mientras se fisgonea al probable rival de cuartos que ya sobrepasa a Eslovaquia, las dos de la tarde se congestionan con los preparativos.
Copacabana está tomada por la fanfest de la Fifa y Cocacola, mientras los más discretos se refugian en restaurantes, cafés y tiendas. Las avenidas se vacían y solamente algunos autobuses sin pasajeros cumplen con sus horarios. Chile empuja y la mala leche del hincha se sube hasta que Juan la disipa levantándose detrás de una cortina de Luis Fabiano Fabuloso. Tres a cero... empiezan a sonar pronósticos en la mitad del primer tiempo.
Con las horas la temperatura subió hasta 31 grados y todas las gentes se vistieron con el primer y el segundo uniforme de la selección o con algo parecido vinculado con su barrio o con su religión o con su club. Pueden verse camisetas de la selección en las que afinando el ojo despunta el escudo de Santos o el de Vasco. Corriendo de un lado para otro, haciendo lo que hay que hacer para liberar la tarde mientras se fisgonea al probable rival de cuartos que ya sobrepasa a Eslovaquia, las dos de la tarde se congestionan con los preparativos.
Copacabana está tomada por la fanfest de la Fifa y Cocacola, mientras los más discretos se refugian en restaurantes, cafés y tiendas. Las avenidas se vacían y solamente algunos autobuses sin pasajeros cumplen con sus horarios. Chile empuja y la mala leche del hincha se sube hasta que Juan la disipa levantándose detrás de una cortina de Luis Fabiano Fabuloso. Tres a cero... empiezan a sonar pronósticos en la mitad del primer tiempo.
jueves, 10 de junio de 2010
Acerca de la herradura
Pocos han notado, en esta campaña electoral llena de simbolismos, transmigración de almas, mensajes subliminales y miles de errores (todo para el mismo lado) en el conteo de votos, que los partidos que pasaron a la segunda vuelta fueron los que usaron emblemas poderosos. Lo digo porque me quedan pocas dudas de que el emblema del Partido de la U es la herradura. Ese dispositivo de acero que se clava a los caballos en los cascos, hasta donde yo recuerdo, con unos clavos que siempre me parecieron que debían ser los de la crucifixión.
Dos sugerencias ocasionales sobre la herradura.
Acabo de leer Todos los hermosos caballos de Cormac McCarthy y me queda claro que el mundo de esta novela, de tierras ásperas y caballos salvajes, es claramente un mundo premoral y prelegal. Un mundo con gente pero sin sociedad, donde las leyes son el dinero y el revólver. Donde la única alternativa son la suerte y la piedad. Y una sinceridad extrema que lleva a que después de ser absuelto en juicio, el protagonista visite al juez para decirle que él no es tan bueno como este cree.
Mañana empieza el Mundial, en el que aparte de todos los equipos de negros (incluido Brasil) el único que me simpatiza es el de la Madre Patria. En el fútbol le decimos herradura a la situación en que un equipo encierra al otro contra su propio arco y lo somete a un asedio implacable. Por segunda vez desde que vivo, todos los partidos políticos del país se unen contra un candidato que pronuncia un discurso creíble contra la corrupción. Y todos los opinadores del establecimiento lo consideran sectario, peligroso o tonto. El primer asediado fue Galán; insiste Jorge Orlando Melo en recordarnos esta analogía.
Dos sugerencias ocasionales sobre la herradura.
Acabo de leer Todos los hermosos caballos de Cormac McCarthy y me queda claro que el mundo de esta novela, de tierras ásperas y caballos salvajes, es claramente un mundo premoral y prelegal. Un mundo con gente pero sin sociedad, donde las leyes son el dinero y el revólver. Donde la única alternativa son la suerte y la piedad. Y una sinceridad extrema que lleva a que después de ser absuelto en juicio, el protagonista visite al juez para decirle que él no es tan bueno como este cree.
Mañana empieza el Mundial, en el que aparte de todos los equipos de negros (incluido Brasil) el único que me simpatiza es el de la Madre Patria. En el fútbol le decimos herradura a la situación en que un equipo encierra al otro contra su propio arco y lo somete a un asedio implacable. Por segunda vez desde que vivo, todos los partidos políticos del país se unen contra un candidato que pronuncia un discurso creíble contra la corrupción. Y todos los opinadores del establecimiento lo consideran sectario, peligroso o tonto. El primer asediado fue Galán; insiste Jorge Orlando Melo en recordarnos esta analogía.
lunes, 7 de junio de 2010
La imagen del tsunami
Desde que el entonces anónimo Partido Verde se creció desde marzo y no dejó de parar, se popularizó en los medios de comunicación la imagen del tsunami o la ola verde. La imagen es afortunada no tanto por la velocidad insospechada del fenómeno sino porque ese movimiento nació desde abajo, desde aquello Antonio Negri llama “multitud”.
Es innegable el efecto desmoralizador que se produjo en las elecciones del 30 de mayo, sobre todo porque la diferencia la hicieron la temida pasividad de la mitad del electorado y la terrible eficacia de los operadores políticos. De cara a la segunda vuelta presidencial lo que está por verse –más que algún cambio milagroso en la personalidad y expresión Mockus– es la capacidad de reacción de este sujeto colectivo que emergió en marzo.
Es la hora de reaccionar. De reavivar el entusiasmo, no desde la cresta veloz de la ola sino desde la profundidad de las convicciones y de la claridad respecto al proyecto que se ha venido perfilando alrededor del girasol y las alianzas generadas en las tres principales ciudades del país. El 20 de junio hay que asumirlo como un referendo alrededor de este proyecto.
Es innegable el efecto desmoralizador que se produjo en las elecciones del 30 de mayo, sobre todo porque la diferencia la hicieron la temida pasividad de la mitad del electorado y la terrible eficacia de los operadores políticos. De cara a la segunda vuelta presidencial lo que está por verse –más que algún cambio milagroso en la personalidad y expresión Mockus– es la capacidad de reacción de este sujeto colectivo que emergió en marzo.
Es la hora de reaccionar. De reavivar el entusiasmo, no desde la cresta veloz de la ola sino desde la profundidad de las convicciones y de la claridad respecto al proyecto que se ha venido perfilando alrededor del girasol y las alianzas generadas en las tres principales ciudades del país. El 20 de junio hay que asumirlo como un referendo alrededor de este proyecto.
martes, 1 de junio de 2010
Tres miradas a la primera vuelta
Las elecciones presidenciales del domingo pueden analizarse desde tres perspectivas cuantitativas temporales.
En una serie larga, el domingo se confirmó el resultado de hace cuatro años con los dos primeros puestos para nuevos partidos (U y Polo). La diferencia estriba en que ahora el segundo partido (Verde) sí pasó a la segunda vuelta. Además, los tradicionales partidos conservador y liberal colapsaron. El liberalismo llega a cuatro presidenciales consecutivas derrotado y tres sin llegar a segunda vuelta. Esto representa una reconfiguración radical en el sistema colombiano de partidos.
En una serie media (4 años), el Partido Verde pasa de su práctica inexistencia en un año a ganar el 21,5% del electorado. Cambio Radical sube en votos pero baja en porcentajes, ya que su lista de Senado (no se presentó a las presidenciales) en 2006 obtuvo el 13,36% contra el 10,1% del domingo. Por su parte, el Polo perdió en 4 años más de un millón de votos y pasó del 22 al 9%. El gran ganador es el Partido de la U que en todos los casos se multiplica por cuatro o más.
La serie corta no puede analizarse en términos cuantitativos a no ser que se quieran comparar encuestas de opinión contra votos efectivos. En foro del 21 de abril, planteé las condiciones propicias para cada uno de los dos candidatos con más opciones. A Santos le favorecía una baja participación electoral, una alta intervención gubernamental y la agresión chavista. Los tres fenómenos se dieron: la abstención superó el 50% y quedó distante de la esperada en las encuestas (20 millones) y de la esperada por el Registrador (16 millones). Presidente y gobierno le metieron opinión y maquinaria al proceso. Y el chavismo hizo que en la frontera viva (Norte y Arauca) la votación de Santos superara el 55%.
En una serie larga, el domingo se confirmó el resultado de hace cuatro años con los dos primeros puestos para nuevos partidos (U y Polo). La diferencia estriba en que ahora el segundo partido (Verde) sí pasó a la segunda vuelta. Además, los tradicionales partidos conservador y liberal colapsaron. El liberalismo llega a cuatro presidenciales consecutivas derrotado y tres sin llegar a segunda vuelta. Esto representa una reconfiguración radical en el sistema colombiano de partidos.
En una serie media (4 años), el Partido Verde pasa de su práctica inexistencia en un año a ganar el 21,5% del electorado. Cambio Radical sube en votos pero baja en porcentajes, ya que su lista de Senado (no se presentó a las presidenciales) en 2006 obtuvo el 13,36% contra el 10,1% del domingo. Por su parte, el Polo perdió en 4 años más de un millón de votos y pasó del 22 al 9%. El gran ganador es el Partido de la U que en todos los casos se multiplica por cuatro o más.
La serie corta no puede analizarse en términos cuantitativos a no ser que se quieran comparar encuestas de opinión contra votos efectivos. En foro del 21 de abril, planteé las condiciones propicias para cada uno de los dos candidatos con más opciones. A Santos le favorecía una baja participación electoral, una alta intervención gubernamental y la agresión chavista. Los tres fenómenos se dieron: la abstención superó el 50% y quedó distante de la esperada en las encuestas (20 millones) y de la esperada por el Registrador (16 millones). Presidente y gobierno le metieron opinión y maquinaria al proceso. Y el chavismo hizo que en la frontera viva (Norte y Arauca) la votación de Santos superara el 55%.
miércoles, 26 de mayo de 2010
Banalidad del analista aficionado
Los debates televisivos terminaron en una contienda estética. El analista amateur típico –llámese ciudadano o periodista– se perfiló definiendo las favorabilidades por la estética: el tono de la voz, la seguridad en el decir, la elaboración de frases completas. Los únicos candidatos que cumplen con esos requisitos son los más jóvenes, Petro y Vargas Lleras.
No es raro tampoco que sean los más autoritarios. La oratoria clásica y la retórica antigua eran las primeras materias de dominio del político que no admite razonabilidad sino aclamación, que prefiere la frase efectista a la idea profunda, y que además no tiene fisuras en su hablar porque no duda.
A esta banalidad se le suma el afán esteticista de votar por el marginal e impugnar a las dos corrientes mayoritarias que ya configuraron la campaña. Los esteticistas tradicionales se sienten seguros con Vargas Lleras, encarnación ideológica del Frente Nacional, y con Gustavo Petro, heredero de la más tradicional izquierda que cumple 80 años en 2010.
No es raro tampoco que sean los más autoritarios. La oratoria clásica y la retórica antigua eran las primeras materias de dominio del político que no admite razonabilidad sino aclamación, que prefiere la frase efectista a la idea profunda, y que además no tiene fisuras en su hablar porque no duda.
A esta banalidad se le suma el afán esteticista de votar por el marginal e impugnar a las dos corrientes mayoritarias que ya configuraron la campaña. Los esteticistas tradicionales se sienten seguros con Vargas Lleras, encarnación ideológica del Frente Nacional, y con Gustavo Petro, heredero de la más tradicional izquierda que cumple 80 años en 2010.
domingo, 23 de mayo de 2010
Decencia y picardía
Varios columnistas afincados en el oficialismo se han dedicado en los últimos días a victimizarse por el debate ético que suscitó la campaña Mockus+Fajardo. Dicen que tal planteamiento implica una estigmatización, pues implicaría que todos los simpatizantes de la candidatura de Juan Manuel Santos serían proclives a la indecencia.
Esta lloradera que de repente le ha dado a opinadores cotidianamente feroces desconoce dos asuntos importantes. El primero es de marco histórico. Es un hecho el predominio de la cultura de la trampa y del atajo en Colombia. Tan dominante que nadie se perturba por cometer contravenciones mayores como violar las normas de tránsito o hacerle trampa al fisco. El dedo mockusiano se pone sobre una llaga colombiana. Antanas no ha personalizado el diagnóstico.
Pero el otro asunto tiene nombre propio y no de cuenta de Antanas sino de la campaña Santos. Juan Manuel ha hecho una apología pública y repetida de la picardía. En su campaña se usa la voz del Presidente para apoyarlo, se ha generalizado la propaganda negra, estafan a Juanes que apoya la dupla Mockus+Fajardo, plagian los promos de campañas extranjeras, ahora difunden la especie de que Mockus no nació en Colombia. Santos –solo y sin que nadie lo sindique– se ha hecho el portavoz de la picardía.
Esta lloradera que de repente le ha dado a opinadores cotidianamente feroces desconoce dos asuntos importantes. El primero es de marco histórico. Es un hecho el predominio de la cultura de la trampa y del atajo en Colombia. Tan dominante que nadie se perturba por cometer contravenciones mayores como violar las normas de tránsito o hacerle trampa al fisco. El dedo mockusiano se pone sobre una llaga colombiana. Antanas no ha personalizado el diagnóstico.
Pero el otro asunto tiene nombre propio y no de cuenta de Antanas sino de la campaña Santos. Juan Manuel ha hecho una apología pública y repetida de la picardía. En su campaña se usa la voz del Presidente para apoyarlo, se ha generalizado la propaganda negra, estafan a Juanes que apoya la dupla Mockus+Fajardo, plagian los promos de campañas extranjeras, ahora difunden la especie de que Mockus no nació en Colombia. Santos –solo y sin que nadie lo sindique– se ha hecho el portavoz de la picardía.
lunes, 17 de mayo de 2010
Hacer historia
¿De qué se trata hacer historia? ¿Cómo es que se pueden producir acontecimientos que después se explican, se racionalizan? ¿Por qué las elecciones del 30 de mayo (y parece que las del 20 de junio) pueden ser las más trascendentales de los últimos 80 años? Nuestro colega y amigo, el profesor Juan José Botero de la Universidad Nacional de Colombia, ha presentado un argumento bello y convincente. Pueden mirarlo en:
http://www.razonpublica.com/index.php?option=com_content&task=view&id=987&Itemid=159
Ha dejado más claro que la mayoría de los comentaristas cercanos a la dupla Mockus+Fajardo por qué el detalle de las propuestas, el minimalismo de las respuestas en los debates y los resbalones propios de una exposición pública cotidiana no cuentan a la hora de arrimar afecto a una campaña que puede causar una inflexión en el país.
http://www.razonpublica.com/index.php?option=com_content&task=view&id=987&Itemid=159
Ha dejado más claro que la mayoría de los comentaristas cercanos a la dupla Mockus+Fajardo por qué el detalle de las propuestas, el minimalismo de las respuestas en los debates y los resbalones propios de una exposición pública cotidiana no cuentan a la hora de arrimar afecto a una campaña que puede causar una inflexión en el país.
domingo, 16 de mayo de 2010
La bobada de Mockus
Antanas Mockus ha vuelto a decir lo que ha dicho siempre. Que la violencia es injustificable y que no hace acuerdos con los partidos que son ambiguos y vacilantes frente a este tema. Insignes columnistas han salido lanza en ristre contra él. Álvaro Camacho (El Espectador, 15.05) lo ataca porque perderá los votos de la militancia del Polo, Lisandro Duque (El Espectador, 16.05) porque le parece que tal radicalismo lo hace un “Uribe con barbas”, Daniel Samper Pizano (El Tiempo, 16.06) lo tilda de “bobo”, por la misma razón.
Esta reacción al unísono expresa bien uno de los problemas centrales de la política colombiana de los últimos 30 años y la novedad que Mockus y -en su equipo Luis Eduardo Garzón– representa para ella. En Colombia se da una situación: pocos dudan de la posición de los principales dirigentes del Polo y de sus candidatos frente a los grupos armados, pero la mayoría dudamos de la posición del Polo. ¿Por qué? Por su ambigüedad. Porque para no dejarse medir por esta línea de enemistad han preferido callar. Porque en el momento crítico de las marchas del 4 de febrero del 2008 se aislaron de la ciudadanía para no atacar a las Farc y parecer uribistas.
El problema principal de Colombia ha sido la guerra y la justificación de la guerra es un asunto crítico de la política colombiana. La dirigencia del Polo Democrático no entendió que en política lo que importa es lo que aparece. Y cuando la mayoría de los ciudadanos rompieron vigorosa y nítidamente con las Farc, en un río de multitud, el Polo se quedó en la orilla.
Mockus “el bobo” perderá algunos votos. Los “vivos” de la izquierda complaciente con la guerra ya perdieron otra posibilidad de ganar más espacio político. Mientras tanto, los “más vivos” del establishment violento gozarán en silencio y esperarán los frutos de esta polémica.
Esta reacción al unísono expresa bien uno de los problemas centrales de la política colombiana de los últimos 30 años y la novedad que Mockus y -en su equipo Luis Eduardo Garzón– representa para ella. En Colombia se da una situación: pocos dudan de la posición de los principales dirigentes del Polo y de sus candidatos frente a los grupos armados, pero la mayoría dudamos de la posición del Polo. ¿Por qué? Por su ambigüedad. Porque para no dejarse medir por esta línea de enemistad han preferido callar. Porque en el momento crítico de las marchas del 4 de febrero del 2008 se aislaron de la ciudadanía para no atacar a las Farc y parecer uribistas.
El problema principal de Colombia ha sido la guerra y la justificación de la guerra es un asunto crítico de la política colombiana. La dirigencia del Polo Democrático no entendió que en política lo que importa es lo que aparece. Y cuando la mayoría de los ciudadanos rompieron vigorosa y nítidamente con las Farc, en un río de multitud, el Polo se quedó en la orilla.
Mockus “el bobo” perderá algunos votos. Los “vivos” de la izquierda complaciente con la guerra ya perdieron otra posibilidad de ganar más espacio político. Mientras tanto, los “más vivos” del establishment violento gozarán en silencio y esperarán los frutos de esta polémica.
sábado, 8 de mayo de 2010
Puños y posaderas
El filósofo antioqueño Cayetano Betancur –cuyo centenario celebramos este año– hizo notar una distinción importante en la concepción política de José Ortega y Gasset. Dice nuestro paisano que el español distinguía entre la política de puños y la política de posaderas. Básicamente, que no todo en la política eran puños.
Con política de posaderas se entiende la política de sentarse. Esto puede tener muchas connotaciones. Sentarse a pensar, sentarse a hablar. Sentarse es un acto de controlar los impulsos y darse tiempo para meditar las decisiones. Pero sentarse también hace parte de una estrategia de fuerza, como lo retrata el director de cine Akira Kurosawa en la hermosa película Kagemusha.
El tema sirve para interpretar la política del Estado colombiano en este siglo. Hemos tenido dos gobiernos de necesarios y eficaces puños (pocos y con mucho filisteísmo dudan de ello). Mi convicción es que hay que pasar a la política de posaderas en los años que vienen y de ahí la importancia de Antanas Mockus y la masiva comprensión que ha ganado entre los ciudadanos. Al fin, Antanas hizo que las posaderas fueran el factor diferenciador entre la beatería cultural y las nuevas generaciones.
Con política de posaderas se entiende la política de sentarse. Esto puede tener muchas connotaciones. Sentarse a pensar, sentarse a hablar. Sentarse es un acto de controlar los impulsos y darse tiempo para meditar las decisiones. Pero sentarse también hace parte de una estrategia de fuerza, como lo retrata el director de cine Akira Kurosawa en la hermosa película Kagemusha.
El tema sirve para interpretar la política del Estado colombiano en este siglo. Hemos tenido dos gobiernos de necesarios y eficaces puños (pocos y con mucho filisteísmo dudan de ello). Mi convicción es que hay que pasar a la política de posaderas en los años que vienen y de ahí la importancia de Antanas Mockus y la masiva comprensión que ha ganado entre los ciudadanos. Al fin, Antanas hizo que las posaderas fueran el factor diferenciador entre la beatería cultural y las nuevas generaciones.
miércoles, 5 de mayo de 2010
Política inefable
Dice el columnista Álvaro Forero (El Espectador, 05.05.10) que a Mockus la gente no le entiende pero le cree. Está parcialmente en lo cierto. La gente le cree. Algunas de las simplezas que dice Mockus, también las dicen los demás candidatos pero nadie les cree. Cuando hablan de corrupción, esconden las manos. Mockus puede quedarse callado (o empezar a tartamudear) pero le basta con mostrar las manos.
Se equivoca el señor Forero en cuanto a que la gente no le entiende. Sí le entiende, pero no discursivamente. La gente entiende desde hace quince años los símbolos y los mensajes que Mockus propone. Con excepción, claro está, de aquella pirámide que nos hizo abandonarlo en las elecciones del 2006. Lo que pasa es que el analista político moderno es logocentrado, lo que no aparezca en un papel o en un discurso le resulta incomprensible. Ignora el gesto, la postura, el afecto, otros lenguajes.
Cuando Mockus aparece, cuando se sube a una tarima con Fajardo, Garzón y Peñalosa, cuando exhibe su lápiz, cuando invita a que sea la multitud la que haga la campaña, cuando pone un ejemplo simple para ilustrar un problema de Estado y después lo resume con una frase epigramática, cuando hace todo eso está lanzando tantos mensajes como no le caben a un candidato tradicional en un periódico más tradicional todavía.
Se equivoca el señor Forero en cuanto a que la gente no le entiende. Sí le entiende, pero no discursivamente. La gente entiende desde hace quince años los símbolos y los mensajes que Mockus propone. Con excepción, claro está, de aquella pirámide que nos hizo abandonarlo en las elecciones del 2006. Lo que pasa es que el analista político moderno es logocentrado, lo que no aparezca en un papel o en un discurso le resulta incomprensible. Ignora el gesto, la postura, el afecto, otros lenguajes.
Cuando Mockus aparece, cuando se sube a una tarima con Fajardo, Garzón y Peñalosa, cuando exhibe su lápiz, cuando invita a que sea la multitud la que haga la campaña, cuando pone un ejemplo simple para ilustrar un problema de Estado y después lo resume con una frase epigramática, cuando hace todo eso está lanzando tantos mensajes como no le caben a un candidato tradicional en un periódico más tradicional todavía.
domingo, 2 de mayo de 2010
El fantasma de la incertidumbre
El fantasma que ronda en estas elecciones a todas las mentes conservadoras es el de la incertidumbre. ¿Qué hará Antanas Mockus? Es una pregunta que ronda como si se tratara de un desconocido, de una supernova en el cielo de la política colombiana. Y esto que hablamos de un personaje público con casi 20 años de exposición a la opinión.
Germán Vargas Lleras ha salido al quite, repitiendo las frases de Carlos Gaviria. “Es que no se sabe que puede hacer Mockus”, repiten todos nuestros conservadores. No tienen razón. Mockus ha dicho que respetará la Constitución y practicará y promoverá el respeto de la ley. No hay nada menos incierto que esto; no hay nada más cierto que esto en un país donde cada gobernante hace la ley a su medida, aplica la que le gusta y le hace el quite a la que no.
Pero también tienen razón. Si se le compara con los demás candidatos, Mockus es el candidato de la incertidumbre. Y esto simplemente porque los demás ya han tenido décadas gobernando. Entre Sanín, Santos, Pardo y Vargas suman un siglo de estar en el gobierno (sin contar a sus abuelos, tíos y papás). De ellos sabemos con certeza qué harán: lo mismo que han hecho en el pasado. Y no queremos más de eso.
Germán Vargas Lleras ha salido al quite, repitiendo las frases de Carlos Gaviria. “Es que no se sabe que puede hacer Mockus”, repiten todos nuestros conservadores. No tienen razón. Mockus ha dicho que respetará la Constitución y practicará y promoverá el respeto de la ley. No hay nada menos incierto que esto; no hay nada más cierto que esto en un país donde cada gobernante hace la ley a su medida, aplica la que le gusta y le hace el quite a la que no.
Pero también tienen razón. Si se le compara con los demás candidatos, Mockus es el candidato de la incertidumbre. Y esto simplemente porque los demás ya han tenido décadas gobernando. Entre Sanín, Santos, Pardo y Vargas suman un siglo de estar en el gobierno (sin contar a sus abuelos, tíos y papás). De ellos sabemos con certeza qué harán: lo mismo que han hecho en el pasado. Y no queremos más de eso.
miércoles, 28 de abril de 2010
¿Por qué están aburridos los debates?
La gente está interesada y el rating es alto, pero los debates han sido aburridos. Periodistas chiveros se lanzan a plantear “hipótesis” irresponsables o a tratar de armar camorra entre los candidatos. Después las preguntas rituales, sobre temas más rituales, como salud, empleo y educación sólo son menos jartas que las respuestas porque son más cortas.
¿Qué está pasando? Que los temas fundamentales se quedan por fuera. Y se quedan por fuera por obvios. Crecimiento económico, generación de empleo, cobertura y calidad en los bienes básicos, todos recitan la misma letanía con distinto designador (prosperidad o desarrollo o progreso; justicia social o equidad o lucha contra la pobreza), pero nadie dice cómo lo hará.
La punta de lanza de la marea verde es más obvia todavía: lucha contra la corrupción, cultura de la legalidad, respeto a la vida. Y alrededor de ella hay un vacío. Primero, porque los demás candidatos le hacen el quite por el inmenso rabo de paja que tienen en esos frentes. Segundo, porque Antanas y Fajardo sólo pueden enunciarlos. Su fuerza radica en su ejemplo, su trayectoria, su probidad y eso no se dice con palabras.
¿Qué está pasando? Que los temas fundamentales se quedan por fuera. Y se quedan por fuera por obvios. Crecimiento económico, generación de empleo, cobertura y calidad en los bienes básicos, todos recitan la misma letanía con distinto designador (prosperidad o desarrollo o progreso; justicia social o equidad o lucha contra la pobreza), pero nadie dice cómo lo hará.
La punta de lanza de la marea verde es más obvia todavía: lucha contra la corrupción, cultura de la legalidad, respeto a la vida. Y alrededor de ella hay un vacío. Primero, porque los demás candidatos le hacen el quite por el inmenso rabo de paja que tienen en esos frentes. Segundo, porque Antanas y Fajardo sólo pueden enunciarlos. Su fuerza radica en su ejemplo, su trayectoria, su probidad y eso no se dice con palabras.
lunes, 19 de abril de 2010
Sedimentos 3: Normalidad
La negación de la existencia de una guerra –“media” según la clasificación de Uppsala– durante la década pasada sólo fue posible como herramienta política. El gobierno la negó para enmarcar la acción del Estado en la lucha global contra el terrorismo y ciertos sectores la negaron para deslegitimar la acción del Estado, en este caso no era guerra sino “lucha popular”.
Se trató de una situación excepcional, que se prodigó en hechos excepcionales y permitió la aparición de un líder excepcional: amo del arte de la guerra, que parecía saberse los nombres de los 44 millones de colombianos y conocer en persona cada rincón del país. Esa es la era que terminó en 2008 y su herencia es la normalidad.
Ya no estamos en Colombia en una situación excepcional y toda agitación alrededor de que “la culebra está viva” (Gobierno) o que la operación “Renacer” de las Farc es exitosa (alguna oposición), sólo trata de llevarnos de nuevo al molino del estado de excepción.
La normalidad necesita un Presidente normal, que pueda gobernar con un plan de desarrollo y ya no un programa mental; con un gabinete de ministros de primera y ya no secretarios de segunda; con toda la institucionalidad del Estado y no más con la férrea y única voluntad del Ejecutivo central; con la Constitución más que con la necesidad.
Corolario mockusiano: lo más normal es el apego a la norma. Es tan normal que ningún otro candidato presidencial le da importancia a la cultura de la legalidad. Parece una banalidad. Si lo es se trata, como decía Gide, de una “banalidad superior”.
Se trató de una situación excepcional, que se prodigó en hechos excepcionales y permitió la aparición de un líder excepcional: amo del arte de la guerra, que parecía saberse los nombres de los 44 millones de colombianos y conocer en persona cada rincón del país. Esa es la era que terminó en 2008 y su herencia es la normalidad.
Ya no estamos en Colombia en una situación excepcional y toda agitación alrededor de que “la culebra está viva” (Gobierno) o que la operación “Renacer” de las Farc es exitosa (alguna oposición), sólo trata de llevarnos de nuevo al molino del estado de excepción.
La normalidad necesita un Presidente normal, que pueda gobernar con un plan de desarrollo y ya no un programa mental; con un gabinete de ministros de primera y ya no secretarios de segunda; con toda la institucionalidad del Estado y no más con la férrea y única voluntad del Ejecutivo central; con la Constitución más que con la necesidad.
Corolario mockusiano: lo más normal es el apego a la norma. Es tan normal que ningún otro candidato presidencial le da importancia a la cultura de la legalidad. Parece una banalidad. Si lo es se trata, como decía Gide, de una “banalidad superior”.
martes, 13 de abril de 2010
Sedimentos 2: La polaridad
Durante el Uribato la mayoría de los políticos y analistas se la jugaron toda a varias polaridades, porque la política intensa siempre es dualista. Los tradicionales –anclados en la política moderna– plantearon las cosas en términos de izquierda y derecha. Los triviales se fueron por la oposición uribismo y antiuribismo. No faltaron los esotéricos que caracterizaron al gobierno como un “embrujo”, por lo que uno tiene que suponer que la oposición sería un sortilegio.
A estas alturas, la cosa está clara: fracasaron. La masa electoral les cobró el 14 de marzo y les cobrará más duro el 30 de mayo, al Partido Liberal y al Polo, la pésima oposición que hicieron durante estos ocho años. Los analistas casi nunca pagamos nuestras equivocaciones.
Corolario mockusiano: mucho antes del Uribato, Antanas Mockus se desmarcó del dualismo izquierda/derecha. Interrogado, siempre respondía: depende. Depende del tema, depende de la ocasión. A veces privatizaremos, a veces no. En asuntos sociales, nos acercaremos a la izquierda; en temas institucionales, pareceremos de derecha. En suma, se trata de un asunto estrictamente prudencial.
Recientemente, Antanas puso el ejemplo de la Cinta de Moebius. Pueden buscar en Wikipedia y encontrarán una explicación. El mensaje es que izquierda y derecha siempre dependen de la posición en que uno se ubique. No hay nada esencial en una definición de ese tipo. Puesto que en Colombia, nadie, oficialmente, es de derecha, ni siquiera los conservadores, siempre que se plantee el asunto la perdedora será la izquierda.
La actual coyuntura electoral va hacia confrontaciones respecto a varias sacralidades políticas: la vida es sagrada (Mockus), los recursos públicos son sagrados (Fajardo), la ley es la única regla, la transparencia es un criterio rector. Los políticos tradicionales –incluido el Polo– no creen en nada de esto.
A estas alturas, la cosa está clara: fracasaron. La masa electoral les cobró el 14 de marzo y les cobrará más duro el 30 de mayo, al Partido Liberal y al Polo, la pésima oposición que hicieron durante estos ocho años. Los analistas casi nunca pagamos nuestras equivocaciones.
Corolario mockusiano: mucho antes del Uribato, Antanas Mockus se desmarcó del dualismo izquierda/derecha. Interrogado, siempre respondía: depende. Depende del tema, depende de la ocasión. A veces privatizaremos, a veces no. En asuntos sociales, nos acercaremos a la izquierda; en temas institucionales, pareceremos de derecha. En suma, se trata de un asunto estrictamente prudencial.
Recientemente, Antanas puso el ejemplo de la Cinta de Moebius. Pueden buscar en Wikipedia y encontrarán una explicación. El mensaje es que izquierda y derecha siempre dependen de la posición en que uno se ubique. No hay nada esencial en una definición de ese tipo. Puesto que en Colombia, nadie, oficialmente, es de derecha, ni siquiera los conservadores, siempre que se plantee el asunto la perdedora será la izquierda.
La actual coyuntura electoral va hacia confrontaciones respecto a varias sacralidades políticas: la vida es sagrada (Mockus), los recursos públicos son sagrados (Fajardo), la ley es la única regla, la transparencia es un criterio rector. Los políticos tradicionales –incluido el Polo– no creen en nada de esto.
sábado, 10 de abril de 2010
Sedimentos: La politización
Fue Antonio Navarro el primero que hizo notar que uno de los efectos del Gobierno Uribe era el incremento de la politización en el país. Hay muestras palpables de ello: el aumento en la participación electoral, especialmente de los jóvenes y los sectores urbanos; la atención insólita y masiva a eventos como la Cumbre de Rio en Santo Domingo o el reciente fallo de la Corte Constitucional sobre el referendo; el mayor agrupamiento alrededor de los partidos; o las enormes movilizaciones del 2008.
Este es un fenómeno muy positivo para la vida democrática, que debiera ser acompañado con mayores esfuerzos cívicos e institucionales para mejorar la información y la comunicación política, así como la formación de líderes en ciudadanos en conceptos y valores políticos, ideologías y elementos constitucionales.
Corolario fajardista: no es cierto que la llave Mockus-Fajardo represente la antipolítica, como pretenden algunos. El planteamiento de Sergio Fajardo ha sido claro. Se trata del ingreso a la política de personas y segmentos de la población que decidieron entrar a la arena política para desarrollar una manera distinta de hacer política y de ejercer la administración pública. La campaña presidencial no es entre la política y la antipolítica, es entre la vieja política y una nueva forma de hacer política.
Este es un fenómeno muy positivo para la vida democrática, que debiera ser acompañado con mayores esfuerzos cívicos e institucionales para mejorar la información y la comunicación política, así como la formación de líderes en ciudadanos en conceptos y valores políticos, ideologías y elementos constitucionales.
Corolario fajardista: no es cierto que la llave Mockus-Fajardo represente la antipolítica, como pretenden algunos. El planteamiento de Sergio Fajardo ha sido claro. Se trata del ingreso a la política de personas y segmentos de la población que decidieron entrar a la arena política para desarrollar una manera distinta de hacer política y de ejercer la administración pública. La campaña presidencial no es entre la política y la antipolítica, es entre la vieja política y una nueva forma de hacer política.
viernes, 19 de marzo de 2010
Cuba y la izquierda
Han pasado cuatro semanas desde la muerte de Orlando Zapata, cuando su imagen como de un Juantorena famélico pudo verse agonizante pero sonriente con la bandera cubana al fondo. Cuatro semanas hace que ocurrió la dolorosa burla de Lula en La Habana, dolorosa para los que lo admiramos. Tres semanas han pasado desde la publicación de los relatos conmovedores de Eduardo Sánchez Busto y Yoani Sánchez. Hace dos semanas que el dictador declaró que en Cuba nunca se ha detenido, torturado o asesinado a nadie en razón de sus opiniones políticas.
Y hace un año que, en el entorno criollo, nos chilguetearon ("reaccionarios") a quienes nos opusimos a que con fondos públicos se celebrara el triunfo del dictador, como si de un hecho muy positivo y edificante se tratara.
Les dejo para la reflexión el editorial de El País, que pone las cosas en su lugar.
Leer en: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Cuba/izquierda/elpepiopi/20100319elpepiopi_2/Tes
Y hace un año que, en el entorno criollo, nos chilguetearon ("reaccionarios") a quienes nos opusimos a que con fondos públicos se celebrara el triunfo del dictador, como si de un hecho muy positivo y edificante se tratara.
Les dejo para la reflexión el editorial de El País, que pone las cosas en su lugar.
Leer en: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Cuba/izquierda/elpepiopi/20100319elpepiopi_2/Tes
lunes, 15 de marzo de 2010
¿Renunciará el Registrador?
Con un poquito de capacidad de sabotaje de las Farc y/o un mayor atrevimiento de los habituales delincuentes electorales, las elecciones del 14 de marzo hubieran sido un completo fiasco. Y todo por la ineptitud demostrada por la Registraduría Nacional.
No se trata sólo de los problemas de comunicación, la lentitud en el escrutinio, la confusión en la información presentada o la falta de prioridades para atender las urgencias políticas del momento, que eran las consultas y el Senado. El asunto va más atrás: cambio del proveedor de sistemas, retroceso a la manualidad en el diligenciamiento del listado de electores y los certificados electorales y mal diseño de las tarjetas electorales.
En medio de este caos, el clientelismo -que maneja jurados, testigos y registradores locales- puede (¿pudo?) hacer su agosto. La jornada resultó desalentadora para los votantes y frustrante para los miles de ciudadanos que cumplen la función de jurados, en los que finalmente se limpia muy orondo el señor registrador. ¿Renunciará?
No se trata sólo de los problemas de comunicación, la lentitud en el escrutinio, la confusión en la información presentada o la falta de prioridades para atender las urgencias políticas del momento, que eran las consultas y el Senado. El asunto va más atrás: cambio del proveedor de sistemas, retroceso a la manualidad en el diligenciamiento del listado de electores y los certificados electorales y mal diseño de las tarjetas electorales.
En medio de este caos, el clientelismo -que maneja jurados, testigos y registradores locales- puede (¿pudo?) hacer su agosto. La jornada resultó desalentadora para los votantes y frustrante para los miles de ciudadanos que cumplen la función de jurados, en los que finalmente se limpia muy orondo el señor registrador. ¿Renunciará?
miércoles, 10 de marzo de 2010
El fenómeno
El libro ideal de la cultura popular en casi todo el mundo debería ser algo como Futebol no país da música de Beto Xavier, un periodista brasileño. Se trata de mostrar el reflejo del fútbol, sus hechos y personajes, su folklor y su delirio, en las canciones de los músicos del Brasil. Una delicia.
Pues bien, en la introducción al libro, Xavier hace una pequeña enumeración de los grandes ídolos del fútbol brasileño en toda la historia… Amarildo, Didí, Pelé, Falçao, Ronaldo… dice. Ronaldo pierde estatura por la inmediatez de nuestra experiencia, porque vimos cómo se le despedazó la rodilla en una cancha italiana y cómo otros celebraban una Copa Mundial ante su impotencia.
Pero Ronaldo, “O fenómeno”, ganó dos copas mundiales y es el máximo goleador en la historia de este torneo. La excelencia de Ronaldo siempre fue tan sutil como abrumadora fue su potencia. Jugadores activos de este tipo vienen a Colombia cada 20 años y a Medellín cada 100. En Medellín no podremos ver a Ronaldo gracias a la impericia e ignorancia futbolística de algunos administradores. ¡Envidiar a Bogotá!
Pues bien, en la introducción al libro, Xavier hace una pequeña enumeración de los grandes ídolos del fútbol brasileño en toda la historia… Amarildo, Didí, Pelé, Falçao, Ronaldo… dice. Ronaldo pierde estatura por la inmediatez de nuestra experiencia, porque vimos cómo se le despedazó la rodilla en una cancha italiana y cómo otros celebraban una Copa Mundial ante su impotencia.
Pero Ronaldo, “O fenómeno”, ganó dos copas mundiales y es el máximo goleador en la historia de este torneo. La excelencia de Ronaldo siempre fue tan sutil como abrumadora fue su potencia. Jugadores activos de este tipo vienen a Colombia cada 20 años y a Medellín cada 100. En Medellín no podremos ver a Ronaldo gracias a la impericia e ignorancia futbolística de algunos administradores. ¡Envidiar a Bogotá!
lunes, 1 de marzo de 2010
Medellín: tregua entre criminales
Por estos días se ha venido debatiendo la noticia de que los grupos delincuenciales comandados por alias “Valenciano” y alias “Sebastián” acordaron una tregua en la disputa armada que mantienen en algunas comunas de Medellín desde el año pasado. Este acuerdo resultó, en alguna medida, de las gestiones de una Comisión civil que había informado de su misión al Gobierno Nacional en octubre pasado y que había obtenido un aval del mismo para moverse por diversas cárceles del país.
La opinión pública está al tanto del escándalo que se suscitó y de los ires y venires de comunicados, desautorizaciones y malentendidos. Sin embargo, como suele suceder, lo importante queda sepultado. Entre las cosas que merecen destacarse hay dos: lo que el hecho devela respecto a la criminalidad en Medellín y las tendencias que existen en el país frente a este tipo de gestiones.
Artículo completo aquí: http://www.razonpublica.com/index.php?option=com_content&task=view&id=787&Itemid=161
La opinión pública está al tanto del escándalo que se suscitó y de los ires y venires de comunicados, desautorizaciones y malentendidos. Sin embargo, como suele suceder, lo importante queda sepultado. Entre las cosas que merecen destacarse hay dos: lo que el hecho devela respecto a la criminalidad en Medellín y las tendencias que existen en el país frente a este tipo de gestiones.
Artículo completo aquí: http://www.razonpublica.com/index.php?option=com_content&task=view&id=787&Itemid=161
viernes, 26 de febrero de 2010
El fin del Uribato y los estudios políticos
La Corte Constitucional ha dictado sentencia. Se abre una posibilidad magnífica para los estudios políticos en Colombia después de ocho años de alta politización, nuevos experimentos institucionales, agonía de los partidos tradicionales y final de la guerra de mediana intensidad. Esa posibilidad se da por el fin del Uribato y de la polarización que generó en la intelectualidad, lo que supondrá más tranquilidad y algo de distancia para evaluar este periodo.
Por supuesto, también es posible que tal porvenir se frustre. Terminaría mal si prevalecen los abogados y todos los que quieren someter la política al examen de los jueces. Terminaría mal si la estructura conceptual de la política moderna toma un nuevo aire y nos repite los párrafos manidos de los viejos manuales. Terminaría mal si la academia seria se deja desplazar por la farándula que ha disfrazado el posicionamiento político con estudios flojos.
Sería bueno comenzar con una evaluación de lo qué pasó con los pronósticos político-jurídicos sobre la posición de la Corte Constitucional. Resumo las tesis más frecuentes que escuché: la Corte es de bolsillo y está sujeta a la voluntad del Presidente; la Corte es mediocre intelectualmente y baja moralmente (nada que ver con la fundacional Corte magna) y sucumbirá a la presión de las encuestas; el Gobierno intimida y compra, y la Corte es medrosa y vendible.
¿Veremos autocríticas o, al menos, explicaciones? Pronóstico: no damos para tanto; de hecho, muchos de mis amigos ni siquiera me pagarán las viejas apuestas que perdieron en este 26 de febrero.
Por supuesto, también es posible que tal porvenir se frustre. Terminaría mal si prevalecen los abogados y todos los que quieren someter la política al examen de los jueces. Terminaría mal si la estructura conceptual de la política moderna toma un nuevo aire y nos repite los párrafos manidos de los viejos manuales. Terminaría mal si la academia seria se deja desplazar por la farándula que ha disfrazado el posicionamiento político con estudios flojos.
Sería bueno comenzar con una evaluación de lo qué pasó con los pronósticos político-jurídicos sobre la posición de la Corte Constitucional. Resumo las tesis más frecuentes que escuché: la Corte es de bolsillo y está sujeta a la voluntad del Presidente; la Corte es mediocre intelectualmente y baja moralmente (nada que ver con la fundacional Corte magna) y sucumbirá a la presión de las encuestas; el Gobierno intimida y compra, y la Corte es medrosa y vendible.
¿Veremos autocríticas o, al menos, explicaciones? Pronóstico: no damos para tanto; de hecho, muchos de mis amigos ni siquiera me pagarán las viejas apuestas que perdieron en este 26 de febrero.
sábado, 20 de febrero de 2010
La izquierda estética
El escritor español Félix de Azúa, a quien sólo conozco como eventual columnista de El País, acaba de publicar un artículo a propósito de su lectura del libro del celebrado historiador inglés Tony Judt "El olvidado siglo XX".
Contra la sugerencia del título del comentario y de lo comentado, de Azúa hace un esbozo del comportamiento de la izquierda europea durante el siglo pasado y de su impenitente conducta actual. De la alienación de la intelectualidad de izquierda, que banaliza el Holocausto, atenúa el estalinismo, aplaude o al menos "comprende" a la dictadura cubana.
Lo hace con el dolor propio y la verguenza de quien quiere seguir sintiéndose de "izquierda" y, por decoro o gajes de la argumentación, le desconoce cualquier valor intelectual a la derecha. Una buena lección y una muestra del peso del romanticismo en la izquierda: ayer y hoy en la izquierda la ética ha sido nada, la estética todo.
Puede leerse en: http://www.elpais.com/articulo/opinion/favor/memoria/historica/elpepuopi/20100220elpepiopi_4/Tes
Contra la sugerencia del título del comentario y de lo comentado, de Azúa hace un esbozo del comportamiento de la izquierda europea durante el siglo pasado y de su impenitente conducta actual. De la alienación de la intelectualidad de izquierda, que banaliza el Holocausto, atenúa el estalinismo, aplaude o al menos "comprende" a la dictadura cubana.
Lo hace con el dolor propio y la verguenza de quien quiere seguir sintiéndose de "izquierda" y, por decoro o gajes de la argumentación, le desconoce cualquier valor intelectual a la derecha. Una buena lección y una muestra del peso del romanticismo en la izquierda: ayer y hoy en la izquierda la ética ha sido nada, la estética todo.
Puede leerse en: http://www.elpais.com/articulo/opinion/favor/memoria/historica/elpepuopi/20100220elpepiopi_4/Tes
viernes, 12 de febrero de 2010
La seguridad en tiempos de histeria
Para que dejemos de mirarnos el ombligo y de creernos tan especiales, sobre todo en lo malo, quiero echar una mirada a la discusión en la sociología europea sobre el problema de la seguridad. Porque está muy bien caminar los barrios y entender parlache, pero si no se hace análisis caemos en el tremendismo –auténtico uno, intencionado otro– que estamos padeciendo en Medellín.
Hay dos posiciones básicas sobre el tema de la seguridad en un mundo altamente inseguro, no sólo en los aspectos civiles sino también en los sociales. La primera la formula el sociólogo alemán Ulrich Beck quien acuñó la afortunada expresión “sociedad del riesgo”. El problema con Beck es que pone la situación en términos de estado permanente de emergencia. De hecho, dice que deberíamos estar sentados en una silla expulsora durante las 24 horas del día.
La otra posición la plantea el sociólogo francés Robert Castel quien se hace consciente de todas las amenazas que existen en el mundo contemporáneo, pero rechaza las posiciones catastróficas. ¿Por qué? Porque los catastrofistas no analizan, hacen consideraciones generales; no comparan, sino que absolutizan; no ponderan, sino que escandalizan. Pero la razón más importante es que “este tipo de discurso mantiene el miedo y conduce a la impotencia y a la resignación”.
Simplificando, llamemos a estas dos actitudes histérica y calmada. Los histéricos, con sus exageraciones y expresiones de desespero aumentan el problema, por la sencilla razón de que tan importantes como son los indicadores objetivos de inseguridad (número y tasas de los delitos de alto impacto), son los indicadores de percepción. Los bandidos dañan los indicadores objetivos, los histéricos dañan los indicadores subjetivos.
Eric Hobsbawm, el magnífico científico social inglés, plantea que toda estrategia de seguridad tiene que basarse en tres elementos equilibrados: fuerza, confianza e información. La fuerza y la información dependen del gobierno (aunque no sólo), la confianza depende de las organizaciones y los líderes de opinión (aunque no sólo). Los histéricos deterioran la confianza, los calmados procuran incrementar la confianza sin engaños. Aunque tenga buenas intenciones, el histérico es más lo que estorba que lo que ayuda.
Terminemos con un poco de filosofía. Inmediatamente después de discutir los asuntos de la guerra, la sedición y la riña, Santo Tomás de Aquino se dedica a estudiar el escándalo. Para el sabio cristiano el escándalo consiste en “las palabras y acciones que inducen a la ruina espiritual”. El histérico siempre cae en la falta del escándalo. Pero, ¿por qué el escándalo produce ruina espiritual? Porque las palabras del escandaloso martillan sobre la conciencia del otro alimentando el miedo, produciendo zozobra, invitándolo a la sospecha permanente, arrastrándolo a la paranoia.
Los histéricos desesperan al ciudadano de la calle y hostigan a la autoridad responsable. Así, menoscaban el capital social, deterioran las posibilidades de la cooperación y debilitan las relaciones sociales.
Publicado en El Colombiano, 08.02.10
Hay dos posiciones básicas sobre el tema de la seguridad en un mundo altamente inseguro, no sólo en los aspectos civiles sino también en los sociales. La primera la formula el sociólogo alemán Ulrich Beck quien acuñó la afortunada expresión “sociedad del riesgo”. El problema con Beck es que pone la situación en términos de estado permanente de emergencia. De hecho, dice que deberíamos estar sentados en una silla expulsora durante las 24 horas del día.
La otra posición la plantea el sociólogo francés Robert Castel quien se hace consciente de todas las amenazas que existen en el mundo contemporáneo, pero rechaza las posiciones catastróficas. ¿Por qué? Porque los catastrofistas no analizan, hacen consideraciones generales; no comparan, sino que absolutizan; no ponderan, sino que escandalizan. Pero la razón más importante es que “este tipo de discurso mantiene el miedo y conduce a la impotencia y a la resignación”.
Simplificando, llamemos a estas dos actitudes histérica y calmada. Los histéricos, con sus exageraciones y expresiones de desespero aumentan el problema, por la sencilla razón de que tan importantes como son los indicadores objetivos de inseguridad (número y tasas de los delitos de alto impacto), son los indicadores de percepción. Los bandidos dañan los indicadores objetivos, los histéricos dañan los indicadores subjetivos.
Eric Hobsbawm, el magnífico científico social inglés, plantea que toda estrategia de seguridad tiene que basarse en tres elementos equilibrados: fuerza, confianza e información. La fuerza y la información dependen del gobierno (aunque no sólo), la confianza depende de las organizaciones y los líderes de opinión (aunque no sólo). Los histéricos deterioran la confianza, los calmados procuran incrementar la confianza sin engaños. Aunque tenga buenas intenciones, el histérico es más lo que estorba que lo que ayuda.
Terminemos con un poco de filosofía. Inmediatamente después de discutir los asuntos de la guerra, la sedición y la riña, Santo Tomás de Aquino se dedica a estudiar el escándalo. Para el sabio cristiano el escándalo consiste en “las palabras y acciones que inducen a la ruina espiritual”. El histérico siempre cae en la falta del escándalo. Pero, ¿por qué el escándalo produce ruina espiritual? Porque las palabras del escandaloso martillan sobre la conciencia del otro alimentando el miedo, produciendo zozobra, invitándolo a la sospecha permanente, arrastrándolo a la paranoia.
Los histéricos desesperan al ciudadano de la calle y hostigan a la autoridad responsable. Así, menoscaban el capital social, deterioran las posibilidades de la cooperación y debilitan las relaciones sociales.
Publicado en El Colombiano, 08.02.10
sábado, 6 de febrero de 2010
¿Quién lee las encuestas para los diarios?
El Tiempo y El Espectador publican una interpretación periodística de un reciente estudio de Anif (el gremio de las instituciones financieras) sobre las probabilidades electorales. El Espectador titula: “Uribe arrasaría frente a otras opciones”. El Tiempo titula: “Uribe III, sólo con un 30% de probabilidades”. ¿Puede haber mayor contraste y divergencia en la interpretación y elaboración de la noticia?
Lo que dice el estudio es lo mismo que contra viento y marea he venido sosteniendo hace dos años, que las probabilidades de la reelección son mínimas (sólo que Anif lo dice después de que se conoce la ponencia negativa en la Corte Constitucional). ¿De dónde saca El Espectador que Uribe arrasaría? De negar el estudio, de tomar como más probable el escenario menos probable.
A su vez, El Tiempo dice que para la mayor probabilidad (no habrá reelección) el segundo lugar sería para el PDA, pero no cuenta que Anif incluye un escenario de alianza electoral entre el PDA y el liberalismo. Muy cerca dice El Tiempo que está Fajardo, pero El Espectador –dónde no se puede pronunciar este apellido– dice en su lugar que son los “independientes”.
El muy orgulloso periodismo colombiano, representado por los dos diarios más antiguos y aristocráticos del país, pela el cobre cuando hay elecciones y se convierte en agencia de prensa de las campañas. El Tiempo del uribismo transfigurado en Santos, el hijo de la casa; El Espectador del antiuribismo samperista financiado por Santodomingo.
Lo que dice el estudio es lo mismo que contra viento y marea he venido sosteniendo hace dos años, que las probabilidades de la reelección son mínimas (sólo que Anif lo dice después de que se conoce la ponencia negativa en la Corte Constitucional). ¿De dónde saca El Espectador que Uribe arrasaría? De negar el estudio, de tomar como más probable el escenario menos probable.
A su vez, El Tiempo dice que para la mayor probabilidad (no habrá reelección) el segundo lugar sería para el PDA, pero no cuenta que Anif incluye un escenario de alianza electoral entre el PDA y el liberalismo. Muy cerca dice El Tiempo que está Fajardo, pero El Espectador –dónde no se puede pronunciar este apellido– dice en su lugar que son los “independientes”.
El muy orgulloso periodismo colombiano, representado por los dos diarios más antiguos y aristocráticos del país, pela el cobre cuando hay elecciones y se convierte en agencia de prensa de las campañas. El Tiempo del uribismo transfigurado en Santos, el hijo de la casa; El Espectador del antiuribismo samperista financiado por Santodomingo.
lunes, 1 de febrero de 2010
Obama en el foso de los leones
Como izquierda y disciplina son excluyentes, el Partido Demócrata perdió un año para legislar solo y al cabo también perdió la mayoría senatorial. El Presidente acosado por la derecha –especialmente por Fox– decidió meterse al foso de los leones republicanos, la reunión anual de sus representantes a la Cámara.
Fue a decirles tres cosas. Quieren que los americanos tengan puestos o quieren conservar sus puestos, o lo que es lo mismo: están pensando en el país o en ganar votos a punta de demagogia. No soy un ideólogo, si tienen mejores propuestas para resolver los problemas, auditadas por expertos independientes, yo se las acepto. Estamos gobernando un país y los asuntos fundamentales no pueden ser partidistas.
Pocos presidentes han hecho esto en el pasado y está claro que Obama no le teme a la confrontación política, pero sobre todo que siempre tiene en consideración a su enemigo. Los republicanos son un interlocutor, pasible de entrar en compromisos y, en principio, interesado en el destino común de la nación. Una interesante lección para la política de hoy que no sabe habérselas con la enemistad.
Fue a decirles tres cosas. Quieren que los americanos tengan puestos o quieren conservar sus puestos, o lo que es lo mismo: están pensando en el país o en ganar votos a punta de demagogia. No soy un ideólogo, si tienen mejores propuestas para resolver los problemas, auditadas por expertos independientes, yo se las acepto. Estamos gobernando un país y los asuntos fundamentales no pueden ser partidistas.
Pocos presidentes han hecho esto en el pasado y está claro que Obama no le teme a la confrontación política, pero sobre todo que siempre tiene en consideración a su enemigo. Los republicanos son un interlocutor, pasible de entrar en compromisos y, en principio, interesado en el destino común de la nación. Una interesante lección para la política de hoy que no sabe habérselas con la enemistad.
jueves, 28 de enero de 2010
Noticias de Tom Waits
Las más recientes novedades para los amantes de la música de Tom Waits son:
Disco: Glitter and Doom Live, doble. El primero canciones en concierto, el segundo de perorata (Tom Tales).
Libro: Barney Hoskyns, Lowside of the Road: A Life of Tom Waits.
Web: el nuevo sitio oficial, de los más completos que conozco, de los pocos que incluye todas las letras. En www.tomwaits.com
Disco: Glitter and Doom Live, doble. El primero canciones en concierto, el segundo de perorata (Tom Tales).
Libro: Barney Hoskyns, Lowside of the Road: A Life of Tom Waits.
Web: el nuevo sitio oficial, de los más completos que conozco, de los pocos que incluye todas las letras. En www.tomwaits.com
martes, 26 de enero de 2010
El Alcalde asediado
Varios columnistas de este diario han dicho en los meses pasados que la ciudad está “asediada”. La Real Academia ofrece dos acepciones, de las cuales la primera dice que asediar es “cercar un punto fortificado, para impedir que salgan quienes están en él o que reciban socorro de fuera”. Si hablamos español recto, estos opinadores dicen mentiras. No es cierto que la ciudad esté rodeada militarmente, ni cierto que la gente no pueda entrar o salir de ella. Y también se trata de una falsedad incluso hablando de barrios o comunas específicas.
Siendo indulgentes digamos que, como es del gusto colombiano, estos colegas estaban exagerando por alguna razón. Exageraciones amparadas en un crecimiento real y preocupante del número de homicidios en la ciudad. En este caso, diré que estos columnistas pecan de “presentismo” o se les olvida el pasado o vivían en Dinamarca y apenas regresan el país. Porque, si se exceptúan los cinco años entre 2004 y 2008, el número de homicidios del año pasado en Medellín es más bajo que el de cualquier otro año desde 1989.
¿Entonces qué pasa? Mi respuesta es que en Medellín pasan dos cosas. La primera es que la criminalidad organizada está reaccionando ante la ofensiva del Estado, la recuperación de la institucionalidad en la ciudad y la pérdida del control ilegal por parte de “Don Berna” y su organización. Esto genera un nivel de violencia que encontró el año pasado algunas condiciones propicias para escalarse.
Es un fenómeno crítico que, sin embargo, no es extraño. Como decía hace poco Mario Vargas Llosa (El País, 10.01.10) hablando del problema del narcotráfico en Occidente, los mafiosos “están aquí para quedarse”. Se trata de una violencia endémica en la que “no importa cuántos capos y forajidos caigan muertos o presos ni cuántos alijos de cocaína se capturen” porque a “los narcos caídos los reemplazarán otros, más jóvenes, más poderosos, mejor armados”. Pasa en México, en Rio, en Calabria. Y la sociedad debe unirse para enfrentar este fenómeno sin la desesperación de los que creen que Medellín puede ser El Vaticano.
Pero lo más grave que pasa en Medellín es precisamente que la solidaridad institucional y política se ha roto. Voy a citar una nota que circula en la red firmada por el periodista de Radio Súper Jorge Luis Cano en la que, después de varios párrafos de insultos contra el Alcalde, dice “que se caiga lo que esté cojo pero que se acabe el bazar de las mentiras y de las cosas inútiles”. Esta es la filosofía de los enemigos del Alcalde: crear el caos en la ciudad, destruir lo ganado en imagen positiva nacional e internacional. En suma, los enemigos del Alcalde se han convertido ya, hoy, en enemigos de la ciudad.
La segunda acepción de asedio que trae el diccionario es “importunar a alguien sin descanso”. La ciudad no está asediada, el que está asediado es el Alcalde y los que los asedian no tienen escrúpulos para afectar la ciudad con tal de golpear a su gobernante.
Publicado en El Colombiano, 25.01.10
Siendo indulgentes digamos que, como es del gusto colombiano, estos colegas estaban exagerando por alguna razón. Exageraciones amparadas en un crecimiento real y preocupante del número de homicidios en la ciudad. En este caso, diré que estos columnistas pecan de “presentismo” o se les olvida el pasado o vivían en Dinamarca y apenas regresan el país. Porque, si se exceptúan los cinco años entre 2004 y 2008, el número de homicidios del año pasado en Medellín es más bajo que el de cualquier otro año desde 1989.
¿Entonces qué pasa? Mi respuesta es que en Medellín pasan dos cosas. La primera es que la criminalidad organizada está reaccionando ante la ofensiva del Estado, la recuperación de la institucionalidad en la ciudad y la pérdida del control ilegal por parte de “Don Berna” y su organización. Esto genera un nivel de violencia que encontró el año pasado algunas condiciones propicias para escalarse.
Es un fenómeno crítico que, sin embargo, no es extraño. Como decía hace poco Mario Vargas Llosa (El País, 10.01.10) hablando del problema del narcotráfico en Occidente, los mafiosos “están aquí para quedarse”. Se trata de una violencia endémica en la que “no importa cuántos capos y forajidos caigan muertos o presos ni cuántos alijos de cocaína se capturen” porque a “los narcos caídos los reemplazarán otros, más jóvenes, más poderosos, mejor armados”. Pasa en México, en Rio, en Calabria. Y la sociedad debe unirse para enfrentar este fenómeno sin la desesperación de los que creen que Medellín puede ser El Vaticano.
Pero lo más grave que pasa en Medellín es precisamente que la solidaridad institucional y política se ha roto. Voy a citar una nota que circula en la red firmada por el periodista de Radio Súper Jorge Luis Cano en la que, después de varios párrafos de insultos contra el Alcalde, dice “que se caiga lo que esté cojo pero que se acabe el bazar de las mentiras y de las cosas inútiles”. Esta es la filosofía de los enemigos del Alcalde: crear el caos en la ciudad, destruir lo ganado en imagen positiva nacional e internacional. En suma, los enemigos del Alcalde se han convertido ya, hoy, en enemigos de la ciudad.
La segunda acepción de asedio que trae el diccionario es “importunar a alguien sin descanso”. La ciudad no está asediada, el que está asediado es el Alcalde y los que los asedian no tienen escrúpulos para afectar la ciudad con tal de golpear a su gobernante.
Publicado en El Colombiano, 25.01.10
miércoles, 20 de enero de 2010
Los 60 del gran llorón
Tom Waits acaba de cumplir 60 años. Bueno, casi. Nació el 7 de diciembre de 1949, así que llego un poco tarde al onomástico. Al fin y al cabo es muy complicado para el pobre Tom competir con las velitas, la tensión de los últimos días de trabajo y las finales de un campeonato de fútbol en el que mi equipo llevaba todas las ventajas.
Pero aún así, esto no se puede pasar por alto. Por la sencilla razón de que Waits es uno de los grandes. Siempre hablo de un quinteto de supremos y allí estará él siempre. Pero puede soportar tan bien la presión que, si me lo exigen, entrará también en una trinidad. Llevo 25 años oyéndolo gracias al primer compilado (Anthology, Elektra) que Saúl Álvarez estaba feriando en la 19. Y tenía ya 12 años de carrera desde que grabara Closing Time en 1973.
Waits pasa por ser un gran clown. Incluso, alguien dijo que si Estados Unidos fuera un país de payasos, el gran jefe sería él y no Springsteen. Pero uno no se ríe con sus canciones, al menos no es la primera reacción ni la más común. El arte de Tom Waits es provocar lágrimas por chorros. Otro más dijo –y está más cerca de lo que pienso– que Waits hace tango sin saberlo. Gran payaso o gran llorón, un artista de los grandes… esperamos más discos y desesperamos por verlo en un escenario.
Top Five de canciones (muy provisional):
Tom Traubert’s Blues
Who Are You
All The World Is Green
Long Way Home
Anywhere I Lay My Head
Pero aún así, esto no se puede pasar por alto. Por la sencilla razón de que Waits es uno de los grandes. Siempre hablo de un quinteto de supremos y allí estará él siempre. Pero puede soportar tan bien la presión que, si me lo exigen, entrará también en una trinidad. Llevo 25 años oyéndolo gracias al primer compilado (Anthology, Elektra) que Saúl Álvarez estaba feriando en la 19. Y tenía ya 12 años de carrera desde que grabara Closing Time en 1973.
Waits pasa por ser un gran clown. Incluso, alguien dijo que si Estados Unidos fuera un país de payasos, el gran jefe sería él y no Springsteen. Pero uno no se ríe con sus canciones, al menos no es la primera reacción ni la más común. El arte de Tom Waits es provocar lágrimas por chorros. Otro más dijo –y está más cerca de lo que pienso– que Waits hace tango sin saberlo. Gran payaso o gran llorón, un artista de los grandes… esperamos más discos y desesperamos por verlo en un escenario.
Top Five de canciones (muy provisional):
Tom Traubert’s Blues
Who Are You
All The World Is Green
Long Way Home
Anywhere I Lay My Head
martes, 5 de enero de 2010
Sandro, un grande
A propósito de la muerte de Sandro (1945-2010) –que no es lo mismo que la de Roberto Sánchez Ocampo –hay que volver al tema de la diferencia entre la música y la música popular. Los medios argentinos comparan al cantante con otros ídolos populares del deporte o la televisión, no con miembros de la farándula musical, aunque algunos han mencionado a Gardel entre sus pares.
Puede gustar mucho o poco, de hecho he preferido a otros sobre él, pero lo que resulta indiscutible es su vigencia en el alma popular. Buen cantante, muy lejos de Raphael; compositor aceptable en su trabajo con Oscar Anderle, muy lejos de Juan Gabriel. Pero con una capacidad excepcional de comunicación sentimental con el público.
En mayo del 2004 pude verlo en el que fue, tal vez, su último concierto en el Gran Rex en Buenos Aires y la atmósfera previa lo decía todo*. No era necesario que hubiera salido al escenario para percatarse del tipo de fenómeno ante el que estábamos. Ha muerto un grande. Un hijo legítimo del rock que emigró a la balada cuando era necesario. Que dejó de imitar a Elvis para construirse un personaje más latino.
Mi Top Five:
Dos solitarios
El hombre que perdió sus ilusiones
Después de la guerra
Pupilas de cielo breve
Sin sentido
* Efectivamente, como contsa en nuestras contraseñas, fue la última función de la última gira ("La profecía") de Sandro, el domingo 16 de mayo del 2004. Nuestras sillas: Fila 25, asientos 121 y 123.
Puede gustar mucho o poco, de hecho he preferido a otros sobre él, pero lo que resulta indiscutible es su vigencia en el alma popular. Buen cantante, muy lejos de Raphael; compositor aceptable en su trabajo con Oscar Anderle, muy lejos de Juan Gabriel. Pero con una capacidad excepcional de comunicación sentimental con el público.
En mayo del 2004 pude verlo en el que fue, tal vez, su último concierto en el Gran Rex en Buenos Aires y la atmósfera previa lo decía todo*. No era necesario que hubiera salido al escenario para percatarse del tipo de fenómeno ante el que estábamos. Ha muerto un grande. Un hijo legítimo del rock que emigró a la balada cuando era necesario. Que dejó de imitar a Elvis para construirse un personaje más latino.
Mi Top Five:
Dos solitarios
El hombre que perdió sus ilusiones
Después de la guerra
Pupilas de cielo breve
Sin sentido
* Efectivamente, como contsa en nuestras contraseñas, fue la última función de la última gira ("La profecía") de Sandro, el domingo 16 de mayo del 2004. Nuestras sillas: Fila 25, asientos 121 y 123.
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