El filósofo antioqueño Cayetano Betancur –cuyo centenario celebramos este año– hizo notar una distinción importante en la concepción política de José Ortega y Gasset. Dice nuestro paisano que el español distinguía entre la política de puños y la política de posaderas. Básicamente, que no todo en la política eran puños.
Con política de posaderas se entiende la política de sentarse. Esto puede tener muchas connotaciones. Sentarse a pensar, sentarse a hablar. Sentarse es un acto de controlar los impulsos y darse tiempo para meditar las decisiones. Pero sentarse también hace parte de una estrategia de fuerza, como lo retrata el director de cine Akira Kurosawa en la hermosa película Kagemusha.
El tema sirve para interpretar la política del Estado colombiano en este siglo. Hemos tenido dos gobiernos de necesarios y eficaces puños (pocos y con mucho filisteísmo dudan de ello). Mi convicción es que hay que pasar a la política de posaderas en los años que vienen y de ahí la importancia de Antanas Mockus y la masiva comprensión que ha ganado entre los ciudadanos. Al fin, Antanas hizo que las posaderas fueran el factor diferenciador entre la beatería cultural y las nuevas generaciones.
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