Varios columnistas afincados en el oficialismo se han dedicado en los últimos días a victimizarse por el debate ético que suscitó la campaña Mockus+Fajardo. Dicen que tal planteamiento implica una estigmatización, pues implicaría que todos los simpatizantes de la candidatura de Juan Manuel Santos serían proclives a la indecencia.
Esta lloradera que de repente le ha dado a opinadores cotidianamente feroces desconoce dos asuntos importantes. El primero es de marco histórico. Es un hecho el predominio de la cultura de la trampa y del atajo en Colombia. Tan dominante que nadie se perturba por cometer contravenciones mayores como violar las normas de tránsito o hacerle trampa al fisco. El dedo mockusiano se pone sobre una llaga colombiana. Antanas no ha personalizado el diagnóstico.
Pero el otro asunto tiene nombre propio y no de cuenta de Antanas sino de la campaña Santos. Juan Manuel ha hecho una apología pública y repetida de la picardía. En su campaña se usa la voz del Presidente para apoyarlo, se ha generalizado la propaganda negra, estafan a Juanes que apoya la dupla Mockus+Fajardo, plagian los promos de campañas extranjeras, ahora difunden la especie de que Mockus no nació en Colombia. Santos –solo y sin que nadie lo sindique– se ha hecho el portavoz de la picardía.
2 comentarios:
En el inventario exhaustivo de las mal llamadas "picardías" de Juan Manuel faltó incluir el abuso, ya no uso, indebido del programa de Familias en Acción. Este fin de semana las cadenas radiales más importantes del país pasaron una cuña radial donde no sólo se usaba este programa para la campaña sino que mediante mensajes de texto con el pretexto de mejorarlo se recaudaban fondos para la campaña.
La campaña de Santos se ubica en el punto, ya no de la simple picardía, sino de la indecencia por muy problemático que tal término puede ser.
Tal vez el dedo que ha puesto la llaga en la verdad, el que no requiere de estafas para convencer, llegará a ser el dedo que señale el camino de Colombia despues del 20 de Junio.
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