Durante el Uribato la mayoría de los políticos y analistas se la jugaron toda a varias polaridades, porque la política intensa siempre es dualista. Los tradicionales –anclados en la política moderna– plantearon las cosas en términos de izquierda y derecha. Los triviales se fueron por la oposición uribismo y antiuribismo. No faltaron los esotéricos que caracterizaron al gobierno como un “embrujo”, por lo que uno tiene que suponer que la oposición sería un sortilegio.
A estas alturas, la cosa está clara: fracasaron. La masa electoral les cobró el 14 de marzo y les cobrará más duro el 30 de mayo, al Partido Liberal y al Polo, la pésima oposición que hicieron durante estos ocho años. Los analistas casi nunca pagamos nuestras equivocaciones.
Corolario mockusiano: mucho antes del Uribato, Antanas Mockus se desmarcó del dualismo izquierda/derecha. Interrogado, siempre respondía: depende. Depende del tema, depende de la ocasión. A veces privatizaremos, a veces no. En asuntos sociales, nos acercaremos a la izquierda; en temas institucionales, pareceremos de derecha. En suma, se trata de un asunto estrictamente prudencial.
Recientemente, Antanas puso el ejemplo de la Cinta de Moebius. Pueden buscar en Wikipedia y encontrarán una explicación. El mensaje es que izquierda y derecha siempre dependen de la posición en que uno se ubique. No hay nada esencial en una definición de ese tipo. Puesto que en Colombia, nadie, oficialmente, es de derecha, ni siquiera los conservadores, siempre que se plantee el asunto la perdedora será la izquierda.
La actual coyuntura electoral va hacia confrontaciones respecto a varias sacralidades políticas: la vida es sagrada (Mockus), los recursos públicos son sagrados (Fajardo), la ley es la única regla, la transparencia es un criterio rector. Los políticos tradicionales –incluido el Polo– no creen en nada de esto.
1 comentario:
siempre un placer leer amaranto. Laura G
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