lunes, 9 de marzo de 2020

Antioquia pobre

Publicó el Dane el indicador de pobreza multidimensional, que integra los factores más críticos asociados a educación, niñez y juventud, trabajo, salud y vivienda y servicios públicos.

Los resultados por departamento no son sorprendentes, aunque siguen siendo vergonzosos para la dirigencia antioqueña. Los antioqueños somos más pobres que los habitantes de Bogotá, Cundinamarca y Boyacá, los tres departamentos del viejo Caldas, Meta, Valle, San Andrés y Santander. Y esto a pesar de que Antioquia es la segunda región más rica del país, después de Bogotá, según el producto interno bruto departamental.

Este contraste entre riqueza y pobreza evidencia la escandalosa desigualdad que existe en el departamento. Desigualdad geográfica, como lo hizo notar este diario (“La periferia concentra lo más precario de Antioquia”, 16.02.20). Los municipios del Medio Atrato rondan el 80% de pobreza; y tienen más de la mitad población pobre los de Urabá, con excepción de los tres municipios del eje bananero, todos los municipios del área del Nudo de Paramillo, los del oriente lejano, Bajo Cauca y la cuenca del Nechí, gran parte de Occidente, Betania y Salgar. La desigualdad antioqueña empeora cuando se mide la brecha entre las condiciones de las cabeceras municipales y las zonas rurales: solo Vaupés, Cesar, Vichada, Bolívar, Sucre, Córdoba, Chocó, Tolima y La Guajira presentan una mayor diferencia que Antioquia. Por cada pobre en cabecera municipal hay cuatro en zonas rural.

¿Cuáles son los factores que hacen que seamos más pobres? O, más crudamente, ¿cuáles son los factores en los que los antioqueños somos más pobres que todos los colombianos en promedio? Se pueden integrar en tres renglones que son: saneamiento básico, calidad de la educación y empleo.

Saneamiento básico en cuanto a alcantarillado y agua potable. Cuando uno tiene la mejor empresa de servicios públicos del país y ella invierte en otros departamentos y países sin resolver las necesidades básicas de su gente, algo se está haciendo mal. El acceso al agua es un derecho y en un departamento rico en fuentes hídricas es una obligación. Además, este déficit en saneamiento básico afectará, tarde o temprano, los avances efectuados en el acceso a los servicios de salud. En cuanto a educación nuestro rezago está en lo que se llama bajo logro, es decir, problemas de calidad educativa. Antioquia está haciendo la tarea en materia de cobertura pero tiene mucho por hacer en términos de calidad y, no sobra decirlo, principalmente en educación básica. Y el tercer elemento es el desempleo de larga duración, que es un fardo para la economía de los hogares, aumenta la vulnerabilidad de los jóvenes y deteriora el clima social en la región.

Cabría demandar que el plan de desarrollo departamental fije metas en estos tres aspectos de la pobreza y en la atención al campo antioqueño. Y que los alcaldes se sientan aludidos.

El Colombiano, 8 de marzo

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