¿Podemos regir nuestra vida usando las estructuras de responsabilidad? Pongo en modo de interrogación un planteamiento del filósofo británico Bernard Williams (1929-2003). La pregunta tiene la implicación evidente de que nuestra vida no ha estado orientada por el sentido de la responsabilidad. Si no ha sido así, como supongo, ¿cuál ha sido la orientación de la vida en las sociedades occidentales, al menos en el trascurso de nuestras vidas?
La respuesta habitual de los pensadores sociales es que nuestras sociedades se han regido por el principio de la maximización. Maximizar —según la RAE— es “hacer o intentar que algo alcance su máximo rendimiento”. En nuestra época intentamos maximizar las preferencias individuales o grupales: el placer o el estatus a nivel individual, las ganancias a nivel corporativo, el PIB a nivel estatal. Nuestra época, en contra de lo que se piensa, ha sido económicamente más utilitarista que liberal. Este rasgo sufrió un cambio en las últimas décadas: la maximización tiene ser rápida, acelerada. No basta una gran utilidad, tiene que ser veloz. La velocidad es nuestro signo y, por lo tanto, el corto plazo.
La maximización siempre implica riesgos. Ponerse en riesgo uno y poner en riesgo a los demás. La maximización opera sobre la probabilidad. Una actividad que tenga un 90% de probabilidades de resultar exitosa será ejecutada; incluso una mentalidad prudente está presta a realizar tareas que tengan probabilidades menos altas. La eficacia y el beneficio dictaminan que no vale la pena hacer intervenciones en frentes que tengan bajas probabilidades de ocurrencia.
Ante la pandemia, el escritor Tom Chivers dice que los gobernantes mundiales tomaron sus decisiones pensando que había 90% de posibilidades de que no ocurriera. Pareciera normal, “pero eso significa que crees que hay un 10% de posibilidades de que lo haya”. Es jugar a la ruleta rusa, el tambor del revólver tiene nueve recámaras vacías y una bala. ¿Se la entregarías a tu hijo? ¿La accionarías sobre la cabeza de tu perro? La conclusión de Chivers es que “una posibilidad no tan pequeña de un resultado terrible es algo serio que debe tomarse en serio” (Did anyone predict coronavirus?, UnHerd, 22.04.20). Planteado de esa manera luce terriblemente irracional, pero es lo que hemos estado haciendo en todos los ámbitos de la vida, todos los días de todos los años. Apretamos el gatillo cientos de veces y la bala no ha salido, pero saldrá en el algún momento.
.
El cambio más radical y necesario en la mentalidad contemporánea sería regir nuestra vida por el principio de responsabilidad. Previendo las consecuencias indeseadas o improbables de nuestras acciones. Olvidarnos de las buenas intenciones y pensar en las malas consecuencias. Oh sí, lo dijo Williams, eso implica volvernos más exigentes con nosotros mismos, con las organizaciones a las que estamos vinculados, con los gobiernos que elegimos.
El Colombiano, 3 de mayo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario