jueves, 7 de mayo de 2020

Divagación sobre una medida autoritaria

En el foro convocado por la Universidad del Rosario (06.05.20) para discutir sobre libertades, democracia y capitalismo después del Covid-19, empecé mi ronda diciendo que la declaración de la cuarentena había sido una medida autoritaria, independientemente de su eventual necesidad y justificación. Algunos de mis contertulios reaccionaron expresa o tácitamente.

Teoría
Creí que se trataba de una perogrullada de mi parte. Al menos en teoría política, un estado de excepción es una medida autoritaria, como son autoritarios todos los momentos decisivos de la soberanía encarnada en el poder ejecutivo. Los estados de derecho crearon ese recurso de última instancia para resolver problemas existenciales de la comunidad política; modernamente los llamamos estados de excepción; los romanos no se andaban por las ramas, lo llamaban dictadura comisaria.

El estado de excepción se acepta por necesidad; cualquier persona ilustrada o con instinto liberal lo recibe sin alegría porque no cedemos alegremente nuestras libertades.

Alguien subrayó que Colombia era un país democrático, cosa que nadie objeta. Pero el autoritarismo y la democracia no son incompatibles. De hecho, los más notables teóricos políticos sospecharon de la democracia hasta bien entrado el siglo XIX y por ello propugnaron por el gobierno mixto antes que por el democrático. Históricamente hablando, ese matrimonio es más habitual aún.

Práctica

Las cautelas del estado democrático de derecho exigen que el estado de excepción esté sujeto a autorizaciones constitucionales, a veces parlamentarias, y, en todo caso, a controles constitucionales. A estas horas, ¿ha habido control político en Colombia? ¿control constitucional? No.

En el pasado no muy lejano se recurría a la gestualidad política: ¿hubo reunión, siquiera informativa, con los partidos políticos? ¿Consulta, llamada o solicitud de apoyo a los expresidentes? ¿alguna manifestación simbólica de unidad nacional ante la crisis? No. Y, a todas estas, ¿asusta que se diga que es una medida autoritaria?

El profesor Iván Garzón introdujo la anotación -muy relevante- de que siempre los estados de excepción tienen temporalidad definida; estamos ante un estado de excepción indefinido... hasta que diga el soberano.

Angela Merkel se negó a tomar medidas inmediatas y draconianas argumentando que se había criado en Alemania Oriental y que no estaba dispuesta a recurrir alegremente a medidas que eran cotidianas bajo el régimen comunista. No necesito más testigos.

Miedo
Es probable que la cuarentena haya sido necesaria (no lo sé), que no hubiera habido alternativas (no lo sé), que sin ella la mortalidad habría sido catastrófica (no lo sé). Los que sí lo saben deberían probarlo, pero sabemos que por definición una cuarentena se decreta precisamente por el estado de ignorancia sobre la cuestión.

Lo que sí me da miedo es que los académicos e intelectuales no tengan el reflejo de sospechar del poder cuando las libertades están en peligro. Tal vez sea inoportuno decirlo, pero hay cosas más importantes que la vida; por ejemplo, la vida digna, y no hay dignidad sin libertad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jorge, me parece un debate muy interesante. Mi reacción negativa tuvo dos orígenes: mencionaste a Duque, pero, no mencionaste a Claudia López que ha sido más radical que Duque en el enclaustramiento y que, incluso, lo ha obligado a endurecer sus decisiones.

Por otra parte, yo sí creo como planteó Emmanuel Macron que este virus requería comportarse como se comporta un Estado en guerra y tomar decisiones rápidas, radicales. No es fácil gobernar y los dilemas morales que enfrentan los decidores políticos son, en muchas ocasiones, dramáticos. ¿Cómo equilibrar la protección de la población y los riesgos del enclaustramiento para le economía?, es hoy el más difícil.

No creo que estemos entrando en un túnel autoritario, ni que la decisión del Presidente y de la Alcaldesa hayan nacido de un voluntad de limitar la democracia,

Eduardo Pizarro