“Morrongo. Persona que oculta sus verdaderas intenciones para obtener sus propósitos”. Eso dice el Diccionario de Colombianismos elaborado por el Instituto Caro y Cuervo. Win empezó a trasmitir los partidos del fútbol colombiano hace algunos años a través de los operadores de cable; ahora anunció que empezará a cobrar una módica suscripción de 30 mil pesos mensuales, que dentro de poco tiempo se incrementará; seguro. Se trata de una tarifa de introducción, pero no lo dicen así. Win es morrongo.
Este es un despropósito por el simple hecho de que el fútbol colombiano está ampliamente subsidiado por el estado. Quiero decir que no es una actividad netamente privada, con derecho pleno a mercadear sus servicios, en este caso, un espectáculo, pobre, pero espectáculo, que tiene sentido solo por ver “al equipo que tú amas”, como dice con populista acento un locutor.
Todos los colombianos financiamos a los equipos profesionales de fútbol, de distintas maneras. Los estadios del país, con excepción del Deportivo Cali, son de los municipios. Cada club firma un contrato semestral de arrendamiento del estadio cuyo canon corresponde a un porcentaje de la taquilla. En el caso de Medellín, la generosa alcaldía solo les cobra el 4% mientras la mayoría de los equipos paga el 10%, que sigue siendo bajo. Y no solo porque los gastos totales de mantenimiento del campo de juego y de toda la infraestructura del estadio es asumido por las administraciones municipales, o sea, por dinero proveniente de los impuestos. Además, según una investigación del portal La Silla Vacía, en el campeonato del año pasado hubo 17 patrocinadores oficiales, entre gobiernos regionales, licoreras y empresas de servicios públicos. Esto sin contar la no pocas veces apetitosa publicidad gubernamental en las trasmisiones de los partidos.
El cebo de los 30 mil pesos es falaz porque siempre, o casi siempre, el canal hace parte del menú de un operador de televisión al cual hay que pagarle una tarifa mensual, trátese de los operadores internacionales o de la simple parabólica barrial o pueblerina. Los 30 mil son un costo adicional en la factura de la televisión.
Además, hay que recordar que el espectro electromagnético es propiedad de todos los colombianos. Considerando que el fútbol es una afición mayoritaria entre los estratos económicos medios y bajos, y que, para las personas mayores de edad, con limitaciones físicas o que no viven en las grandes ciudades, es parte importante de su esparcimiento, el gobierno debería tomar algunas medidas remediales en este asunto. En un caso como estos, podría aplicarse una medida análoga al mínimo vital de agua que estableció en Medellín Alonso Salazar. Es decir, algunos partidos gratuitos para los sectores más pobres de la población. Al fin y al cabo, todos necesitamos circo. ¿Cuánto gasta el estado en el entretenimiento de los más pudientes?
El Colombiano, 26 de enero
2 comentarios:
Gracias por los argumentos.
Por cierto: ¿por qué no bajó la factura de TV, dado que WIN ya no transmite todos los partidos de fútbol?
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