Los pájaros no tienen manos,
Pero en el cuarto de costura se sentaban, muy señorones,
Entre nosotros, y comenzaban a quererla.
El hilo blanco, las manos y los pájaros.
La pasamanería.
En cierto modo yo era un extraño en aquel cuarto
—el hijo pródigo que regresa quemado—
Y me sentaba allí con las patitas juntas como los pájaros…
No podía salir de ella…
Porque una madre es como un horizonte
Y por mucho que se derramen nuestros pasos,
Andamos siempre dentro de ella.
Luis Rosales
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Jethro Tull
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