Hoy recuerdo a los muertos de mi casa.
La que murió noche tras noche
Y era una larga despedida,
Un tren que nunca parte, su agonía.
Codicia de la boca
Al hilo de un suspiro suspendida,
Ojos que no se cierran y hacen señas
Y vagan de la lámpara a mis ojos,
Fija mirada que se abraza a otra,
Ajena, que se asfixia en el abrazo
Y al fin se escapa y ve desde la orilla
Cómo se hunde y pierde cuerpo el alma
Y no encuentra unos ojos a que asirse…
Octavio Paz
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Réquiem
Guiseppe Verdi
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