lunes, 7 de mayo de 2012

El agobio de Ituango

Don Manuel Uribe Ángel escribió la sección sobre Ituango –en su Geografía General de 1885– con un ánimo parecido al de la topografía que describe: profundos declives y cuestas empinadas, sitios cálidos y otros de páramo. Desde el siglo XVI, tres centurias de historia se fueron en los reiterados intentos de establecer una ciudad y sendos fracasos. Y después una región con muchas ventajas, aunque la cabecera estuviera en una “mala localidad”.

El sabio de Envigado afirmaba que era “un distrito mal conocido aún por los antioqueños que lo poseen”, pero cuyo porvenir “nos parece asegurado en un sentido favorable”. Sostuvo que Ituango contaba, además de la riqueza intrínseca del territorio, con la facilidad de comunicación con la Costa y Urabá, la navegación por el Cauca y el “contacto mediato” con el futuro canal de Panamá.

Esto siguió siendo cierto hasta hoy excepto para ciertos grupos –paramilitares, guerrilleros y narcotraficantes. Hoy da la impresión que sólo ellos han tenido la misma previsión estratégica de Uribe Ángel, mientras pareciera que el Estado en sus diversos niveles ha carecido de la misma capacidad de lectura e intervención.

En esta zona nació el frente 5 de las Farc y varios de los dirigentes históricos de esa organización como Efraín Guzmán, Iván Márquez o Rodrigo Granda. Cuatro generaciones de farianos han crecido alrededor de Ituango y toda la región del Paramillo. Hacia el norte está el lugar de nacimiento del Epl y hacia el occidente una base antigua del Eln. Su ombligo fue también cuartel general de las autodefensas, en su época. Ahora Ituango es el principal productor de hoja de coca en el noroccidente colombiano.

La acción del Estado empieza a sentirse en la región. De un lado el plan de consolidación y una mayor importancia de la zona para el ejército, del otro la intervención en su margen suroriental con Hidroituango. Tal vez estos factores estén incidiendo para que el muy sangriento frente 36 se haya dedicado a hostigar a la fuerza pública y a atacar a la población civil en la cabecera municipal (15 mil habitantes).

Los hechos de este año son la muerte de un policía en ataque a una patrulla en el barrio Los Katíos y el degollamiento de dos jóvenes (27.01), ataque con granadas contra el comando de la policía (20.02), otro ataque contra la misma instalación con civiles heridos, entre ellos dos estudiantes (12.04), explota una bomba en la sede principal de la Institución Educativa Pedro Nel Ospina (15.04), hostigamiento a patrulla del ejército en el casco urbano con saldo de 1 civil y 1 soldado heridos (17.04).

Pocos se pueden imaginar el ambiente que esta violencia produce en una población pequeña, más acostumbrada a que los hechos de guerra se registren en corregimientos y veredas dispersos en su inmenso territorio. Y menos aún, el desconsuelo que les produce sentir que ni siquiera salen en los noticieros. Que la fuerza pública está en Ituango es evidente, pero que la población siente la necesidad de un mayor apoyo del Estado y más integral también lo es.

El Colombiano, 29 de abril

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