Cuando Antanas Mockus decidió meterse a la política estaba claro para todos que lo hacía como un monista, es decir, como alguien que cree que los caminos entre la moral y la política están despejados. Los monistas son una rareza en el mundo político; los únicos políticos que se comportan como monistas son los estadounidenses y la teocracia iraní. En el resto del mundo lo que hay son básicamente algunos dualistas y muchos cínicos.
Ahora. Los monistas pueden ser de dos clases. Los moderados que entienden las excepciones y aceptan que en política la contingencia suele ser la cara de la normalidad. Los radicales que creen a pie juntillas en la política de principios y tratan de acomodar el mundo a su horma. Los moderados suelen responder las preguntas políticas con un “depende”, mientras los radicales consultan su decálogo con la certeza de encontrar allí una respuesta. Los moderados están bien preparados para la política y suelen ser exitosos en ella. Los radicales suelen perfilarse como “antipolíticos” y normalmente les va mal.
Quince años después del ingreso de Mockus a la política, y casi diez de yo apoyarlo, voy arribando a la conclusión de que Mockus es un monista radical y que es muy difícil hacer un proyecto político exitoso bajo su jefatura. Un monista radical puede funcionar bien en muchas esferas pero en política no sólo resulta disfuncional, sino que puede ser peligroso. Esa es la primera inconsistencia de Mockus.
La segunda es anecdótica: hace un año cuando ÉL era candidato, Uribe no era malo y Petro no era bueno; hoy, cuando el candidato es OTRO, el Partido de la U es horrible, y Petro no es tan malo. Pareciera que Mockus sólo dice “depende” cuando se trata de él y no de la circunstancia. Aquí se pierde el filósofo y aparece el rey.
2 comentarios:
Profesor Giraldo, yo agregaría a su versión del monismo político el monismo sociológico de Mockus. En cierto sentido, Mockus es también una de esas monadas de Leibniz a las que nada les entra; están perfectamente acabadas en tanto esferas perfectas. Una monada así sólo puede cambiar como resultado de una reflexión interna en la que nadie participa (a veces los sentidos pueden ser ventanas a ese imperfecto mundo exterior en donde hay otras monadas). Las monadas - en la medida en que son individuos perfectos - tienen una repulsa por la política. Es su naturaleza.
Profesor, no puede ser más cierto. La galantería del Mockus con sueños, del Mockus con humildad política que basaba su campaña en principios negando el personalismo en una política que se parecía mucho más a una propuesta en teoría política, ha dejado de ser para dar paso a la soberbia absoluta y al todo vale cuando se trata de acceder al poder.
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