lunes, 21 de octubre de 2019

Medellín conforme

Las alertas sobre el estancamiento en el rendimiento de las políticas públicas aplicadas en Medellín no son nuevas. Las señales amarillas han sido recurrentes desde hace un par de años la ausencia de una oposición política seria impidió que estas señales permearan significativamente la dirección de la ciudad. Los indicadores y estudios recientes sobre la ciudad y la región las confirman, entre ellas la Encuesta de Percepción Ciudadana de Medellín 2019, efectuada por el proyecto Medellín cómo Vamos.

Mi comentario demanda cuatro premisas: las calificaciones de Medellín son, en su mayoría, muy buenas y suelen ser las mejores del país; la calidad de vida es el resultado de muchas variables sociales e intervenciones técnicas y políticas; la ciudad sigue siendo vulnerable al entorno crítico de algunas zonas de Antioquia, Chocó y Córdoba; el analista no es un animador psicosocial.

Los habitantes de Medellín mostraron en 2019 los niveles más bajos de optimismo, y es la primera vez en 14 años que hay tres mediciones consecutivas inferiores al 70%. Durante este cuatrienio el optimismo cayó 5 puntos por debajo del periodo 2008-2015. Los medellinenses son orgullosos, pero por primera vez el indicador baja de 80% y durante tres años continuos.

¿Cuáles son los factores que parecen haber afectado el optimismo y el orgullo de los habitantes de la ciudad? Pues los sospechosos de siempre. Para un 60% de la población, la economía doméstica está 60% igual o peor que antes. No es raro, entonces, que haya aumentado la percepción de desigualdad en los aspectos más relevantes para la calidad de vida: el empleo, la seguridad, la vivienda, la salud y la educación (5% o más). No es fácil encontrar empleo y el emprendimiento no tiene suficientes incentivos.

La percepción de seguridad en la ciudad no mejora respecto a la década pasada y oscila en guarismos inferiores al 51%. La seguridad en el barrio se mantuvo por debajo de los promedios históricos, aunque repuntó en el 2019. La victimización entre 2015 y 2019 fue la más alta de los últimos 12 años. La favorabilidad de la Policía Nacional sigue cayendo.

La ciudadanía muestra la menor satisfacción con el estado de las vías de la década. Aumentó la insatisfacción con la calidad del aire y con el ruido. Descendió la satisfacción con la atención a primera infancia (4%), aunque es alta. Se consolidó la tendencia a la baja de la satisfacción con la oferta cultural, recreativa y deportiva de la ciudad. La satisfacción con la educación está en los niveles del 2008. Los mejores resultados en percepción y autorreporte están en salud: mejoró la satisfacción con el servicio y bajó la necesidad de atención.

Recapitulo. Los indicadores subjetivos de calidad de vida de Medellín son muy buenos, pero la tendencia a lo largo de diez y más años es decreciente.

El Colombiano, 20 de octubre.

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