La Sociedad Colombiana de Filosofía le rindió homenaje esta semana, en su congreso bienal en Bucaramanga, a Beatriz Restrepo Gallego. Beatriz hizo sus estudios filosóficos en Estados Unidos, España y Bélgica, y ejerció la docencia en la Universidad de Antioquia. Su especialidad ha sido la filosofía práctica, es decir, ética y política, y se ha ocupado, además, de la educación tanto en sus aspectos filosóficos como disciplinares. Su magisterio y capacidad profesional se expresó en distintas posiciones en las universidades de Antioquia, Pontificia Bolivariana y Eafit, pero no se limitó a la academia. Beatriz estuvo en el sector público como Secretaria de Educación de Antioquia (1991-1993) y en el Plan Estratégico de Antioquia, en el tercer sector como integrante de las juntas directivas de diversas fundaciones y, actualmente, en la de Empresas Públicas de Medellín. Una compilación de algunos de sus escritos será publicada próximamente por la Editorial Eafit.
Este acto de reconocimiento me lleva a resaltar con gratitud la trayectoria de otras dos mujeres que han contribuido a la comprensión de las sociedades antioqueña y colombiana y que, aunque son muy conocidas entre sus pares, lo son menos en otros ámbitos.
Ana María Jaramillo —socióloga e historiadora— ha realizado una de las contribuciones más importantes a la comprensión de los fenómenos de violencia en Medellín y Antioquia; además, durante los años ochenta fue de las primeras personas en ocuparse de la historia obrera. Su papel como intelectual estuvo vinculado de modo orgánico a los organismos no gubernamentales, en especial a la Corporación Región desde donde ha hecho un aporte notable a los procesos ciudadanos en la ciudad. En la última década, la labor investigativa de Ana María estuvo dedicada a la memoria histórica del conflicto armado en varios municipios de Antioquia, el más reciente de los cuales se ocupó del caso de Medellín. Hace poco fue exaltada por Colciencias como investigadora emérita.
Gloria Isabel Ocampo es antropóloga formada en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, en París. Fue investigadora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh) y profesora de la Universidad de Antioquia. Ambas instituciones publicaron su trabajo “La instauración de la ganadería en el valle del Sinú: la hacienda Marta Magdalena, 1881-1956”. En lo que va corrido de esta década publicó dos trabajos de antropología política decisivos para la comprensión del funcionamiento del Estado en los niveles regional y local, a partir del estudio del caso del departamento de Córdoba. El primero, titulado “Poderes regionales, clientelismo y Estado” (2014); el segundo, “¿Cuál Estado para cuál ciudadanía? Paradojas y disyunciones de la modernización del Estado en Colombia” (2018).
Desde la penumbra en que suelen mantenerse la investigación social y el trabajo del pensamiento, vale la pena destacar a estudiosas como Beatriz, Ana María y Gloria Isabel e invitar al estudio de sus obras.
El Colombiano, 19 de agosto
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