lunes, 27 de agosto de 2018

Agosto

Anticorrupción: Pocas cosas quedaron bien hechas en la consulta que se realiza hoy, pero hay que votar. Así como las Farc tuvieron su misa fúnebre en las marchas del 4 de febrero del 2008, la corrupción debiera tenerlo hoy. No lo tendrá. El partido del presidente le ha hecho el vacío a la voluntad expresada por el presidente Duque y no se movilizará. Toda duda ha quedado despejada. No debe dormirse con tranquilidad si no hemos aprovechado la oportunidad de sacudir a los corruptos en las urnas. Hay que votar.

Aretha: Murió el 16 de agosto una de las más grandes voces femeninas de la historia; “en cualquier género”, añadió el reportero de The New York Times. Nunca fueron el soul, en particular, ni la música negra estadounidense, en general, escuchadas masivamente en Colombia. Menos aún en los años de gloria de Aretha, sesentas y setentas. Cuando la prensa mundial quería poner en primera plana los sesenta de Madonna, se murió Aretha y devolvió las cosas en su lugar.

Asesinatos: La tendencia de los hechos alternativos intenta hacer de las suyas en Medellín. Cuando en todas partes del mundo el incremento del homicidio es un fracaso, algunas autoridades quieren convencernos de que un mayor número de asesinatos es una señal de la actividad exitosa de las autoridades. ¡No puede ser! Cada muerte violenta de un ciudadano devela una falla social, y el aumento de la tasa de homicidios es un indicador negativo para el administrador público.

Avianca: ¿Tiquetes a Cali a más de 300 dólares? ¿A precios de Medellín-Miami o Medellín-Orlando? La ineficiencia de una compañía privada es un problema, pero que el Estado regule las rutas e impida la competencia abierta en el mercado del trasporte aéreo es una calamidad para la ciudadanía.

Don Raúl: El dueño del DIM, ahora presidente, y dentro de poco técnico, quizás hasta delantero, se ha empeñado en convertir la corporación en una especie de Envigado FC. Un equipo que nunca desciende, a veces compite y siempre vende. En plena final Don Raúl —comerciante, al fin y al cabo— vendió a Yairo Moreno y ahora a Didier. Por hacerlo, no vende abonos ni boletas y ha desanimado al hincha. ¡Nos vas a homicidar!, Don Raúl, diría Malevo.

Masaya: Nombres icónico de la rebelión contra Somoza es ahora plaza de la lucha contra Ortega y Murillo. El comandante dictador había acallado a Ernesto Cardenal, el autor de “Hora 0”; trató de usar la música de Luis Enrique Mejía y Norma Helena Gadea, quienes protestaron y expresaron su oposición al régimen. A principios de mes, salió hacia el exilio Carlos Mejía Godoy. Es imperativo que los colombianos que simpatizaron con el sandinismo se pronuncien. Que no pase lo mismo que con el chavismo y su inundación de refugiados y de billetes sin valor.

El Colombiano, 26 de agosto.

lunes, 20 de agosto de 2018

Tres mujeres

La Sociedad Colombiana de Filosofía le rindió homenaje esta semana, en su congreso bienal en Bucaramanga, a Beatriz Restrepo Gallego. Beatriz hizo sus estudios filosóficos en Estados Unidos, España y Bélgica, y ejerció la docencia en la Universidad de Antioquia. Su especialidad ha sido la filosofía práctica, es decir, ética y política, y se ha ocupado, además, de la educación tanto en sus aspectos filosóficos como disciplinares. Su magisterio y capacidad profesional se expresó en distintas posiciones en las universidades de Antioquia, Pontificia Bolivariana y Eafit, pero no se limitó a la academia. Beatriz estuvo en el sector público como Secretaria de Educación de Antioquia (1991-1993) y en el Plan Estratégico de Antioquia, en el tercer sector como integrante de las juntas directivas de diversas fundaciones y, actualmente, en la de Empresas Públicas de Medellín. Una compilación de algunos de sus escritos será publicada próximamente por la Editorial Eafit.

Este acto de reconocimiento me lleva a resaltar con gratitud la trayectoria de otras dos mujeres que han contribuido a la comprensión de las sociedades antioqueña y colombiana y que, aunque son muy conocidas entre sus pares, lo son menos en otros ámbitos.

Ana María Jaramillo —socióloga e historiadora— ha realizado una de las contribuciones más importantes a la comprensión de los fenómenos de violencia en Medellín y Antioquia; además, durante los años ochenta fue de las primeras personas en ocuparse de la historia obrera. Su papel como intelectual estuvo vinculado de modo orgánico a los organismos no gubernamentales, en especial a la Corporación Región desde donde ha hecho un aporte notable a los procesos ciudadanos en la ciudad. En la última década, la labor investigativa de Ana María estuvo dedicada a la memoria histórica del conflicto armado en varios municipios de Antioquia, el más reciente de los cuales se ocupó del caso de Medellín. Hace poco fue exaltada por Colciencias como investigadora emérita.

Gloria Isabel Ocampo es antropóloga formada en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, en París. Fue investigadora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh) y profesora de la Universidad de Antioquia. Ambas instituciones publicaron su trabajo “La instauración de la ganadería en el valle del Sinú: la hacienda Marta Magdalena, 1881-1956”. En lo que va corrido de esta década publicó dos trabajos de antropología política decisivos para la comprensión del funcionamiento del Estado en los niveles regional y local, a partir del estudio del caso del departamento de Córdoba. El primero, titulado “Poderes regionales, clientelismo y Estado” (2014); el segundo, “¿Cuál Estado para cuál ciudadanía? Paradojas y disyunciones de la modernización del Estado en Colombia” (2018).

Desde la penumbra en que suelen mantenerse la investigación social y el trabajo del pensamiento, vale la pena destacar a estudiosas como Beatriz, Ana María y Gloria Isabel e invitar al estudio de sus obras.

El Colombiano, 19 de agosto

lunes, 13 de agosto de 2018

Duque qué, cómo, con quién

La presentación del presidente Iván Duque Márquez el 7 de agosto dejó muy en claro —como debía de ser— qué es lo que se propone hacer. Lo más urgente fue su mensaje de conciliación y unidad en un país que dejó atrás la guerra y tiene envenenadas sus relaciones políticas. Lo más importante, la señal de que quiere cambiar una forma de gobierno que ha erosionado seriamente la credibilidad del sistema político, anunciando un fuerte control a la corrupción. Por supuesto, hizo su lista de temas entre los que descuellan, por su novedad, el delineamiento de una política económica que no se base en el petróleo y el impulso a la economía naranja. Hasta ahí, todo rosas. Muy preocupante su populismo punitivo (no recuerdo presidente de la era moderna hablando de cadena perpetua) y sus concesiones al atavismo cultural de sus aliados.

Los actos del 7 de agosto no dejan claro cómo lo va a hacer. Primero, porque no indicó cuáles van a ser los temas prioritarios. No se casó con una consigna, ni con tres huevitos, y necesita hacerlo porque los recursos son escasos y el tiempo también. Con el gabinete envía un mensaje de conocimiento y renovación. Muy extraño el ministro de Defensa, ignorante en una materia en la que el país ha aprendido mucho. Cuando todo el mundo creía que un gobierno liderado por el Centro Democrático era fiable en política de seguridad, aparece un interrogante grande en ese renglón. Un acierto entregarle a Martha Lucía Ramírez la implementación del acuerdo con las Farc, pero la clave de ella está en la seguridad en las regiones. Equidad y cultura de la legalidad aparecieron como propósitos que deben estar acompañados de una estrategia coherente que se exprese en la reforma tributaria, por ejemplo. Veremos.

Hasta el 7 de agosto parecía que Duque gobernaría con el apoyo firme de dos bancadas minoritarias (Centro Democrático y conservadores) y la alianza condicional de tres bancadas más (Cambio Radical, U y liberales). Después del discurso del senador Ernesto Macías esto parece enredado. Macías se lanzó contra medio país más que contra Santos, y lo indignó, y le mostró los dientes a Duque, pues le dijo casi literalmente: haga su unidad gobernando que acá en el congreso nos vamos a dedicar a saldar cuentas. El Centro Democrático alberga el temor paranoide de que Duque se salga del redil y tiene —todo el mundo lo sabe— una fractura interna seria entre radicales y moderados, tradicionales y modernos, que su jefe no puede estar atendiendo al detalle.

Después de dieciséis años de cesarismo, es un respiro que Duque esté en la Casa de Nariño. Empieza a gobernar con una oposición menos feroz que la que tuvo Santos, pero con una coalición suspicaz. Tendrá un corto compás de espera. Luna de miel, no.

El Colombiano, 12 de agosto

lunes, 6 de agosto de 2018

Andágueda en Jardín

Entre los toponímicos bellos de Colombia están Jardín (árabe) y Andágueda (embera). Quiso el destino que fueran vecinos; vecinos desconocidos. Puso Dios una muralla de basalto entre el suroeste antioqueño y el centrooriente chocoano. Dice Isacsson en su Biografía Atrateña que, por equivocación el nombre del río Andágueda quedó cortado en la confluencia que dio origen al Atrato y que este debió conservar el nombre del afluente principal. De ser cierto, este error nos dejó la palabra confinada en el vecindario y se la llevó hasta el Golfo de Urabá, tan lejos del Citará.

A ambos lados sendos ríos San Juan, allá municipios como Bagadó y Tadó, aquí Andes y Betania, en las dos vertientes gentes embera que antes eran llamadas citarabirás, colonos mestizos que se creen blancos, y negros, cada vez más negros a este lado de los Farallones. Los asentamientos colonos en Andágueda anteceden en dos siglos y medio a los de nuestro suroeste. Manuel Uribe Ángel pensó en una carretera que las uniera, pero los ingenieros se adelantaron y Andágueda está más vinculada con Risaralda que con Antioquia.

Fue un escritor de dos pueblos —Jardín y Andes— quien conectó, que sepamos, por primera vez las dos regiones en una historia. Jesús Botero Restrepo (1921-2008) publicó la novela Andágueda en 1947, es decir a sus tiernos 26, que produjo un impacto enorme entre dos lectores de ojos bien abiertos: Manuel Mejía Vallejo y Gonzalo Arango. Los podrán acusar de paisanaje pero no de ignorantes. Mejía la consideró la mejor novela indigenista escrita en América; Gonzalo dijo de Botero, con nostalgia y rabiecita que era “el mejor escritor irrealizado de Colombia”.

Pues bien, sobre Andágueda y Jesús Botero versarán las Narrativas Pueblerinas que se llevarán a cabo en Jardín entre el 17 y el 19 de agosto. Narrativas Pueblerinas es un encuentro literario dirigido al amplio público: a los habitantes de Jardín y a los que quieran oír hablar de letras en medio del aire puro y la belleza. Está diseñado para disfrutar las tres primeras horas de la noche, y que los asistentes tengan tiempo para detenerse en sus quehaceres y en los rincones del pueblo.

Este año estarán Astrid Bedoya, Jesús Botero García, Efrén Giraldo, Martha Luz Gómez, Juan José Hoyos, Jairo Morales, Juan Carlos Orrego y Alonso Salazar, ilustrándonos sobre autor, novela, cultural regional y territorio. Habrá espacios para la música negra e indígena y para la presentación de la nueva edición de la novela a cargo de la Editorial EAFIT. La iniciativa, que data del año pasado pero quiere volverse una tradición, es de la casa de huéspedes Gallito de las Rocas, la Corporación Cultural de Jardín y la Corporación Escuela de Música de Jardín. Este año cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura, Comfama, y las universidades de Antioquia y Eafit.

El Colombiano, 5 de agosto

jueves, 2 de agosto de 2018

Literature in Jardín, Colombia

Narrativas Pueblerinas -the literary meeting in Jardín- will be dedicated to the writer Jesus Botero Restrepo (1921-2008) and the Andágueda region. Botero published the novel Andágueda in 1947, that is to say to his early 26 years, producing an enormous impact. Manuel Mejía Vallejo considered it the best indigenist novel written in America.

Narrativas Pueblerinas will take place in Jardín between August 17 and 19 (20189. It is a literary encounter addressed to the wide public: to the inhabitants of Jardín and to those who want to hear about letters in the midst of pure air and beauty. It is designed to enjoy the first three hours of the night, and that the attendees have time to stop in their chores and in the corners of the town.

This year will be musicians, journalists, scholars and writers, among whom are the renowned chroniclers Juan José Hoyos and Alonso Salazar. There will be spaces for black and indigenous music and for the presentation of the new edition of the novel by the Editorial EAFIT. The initiative, which dates back to last year but wants to become a tradition, is from the Gallito de las Rocas Guesthouse, the Corporación Cultural de Jardín and the Escuela de Música de Jardín. This year it has the support of the Ministry of Culture, Comfama, and the universities of Antioquia and Eafit.