lunes, 26 de febrero de 2018

Migas

De plomo: el Área Metropolitana acaba de declarar (22.02) el “estado de prevención” que consiste en un conjunto de medidas para regular el uso de automotores hasta el 7 de abril. La medida llegó después tres semanas durante las cuales la mayoría de las estaciones de monitoreo marcaban naranja. Eso significa que nos estamos acostumbrando a respirar veneno y mojarnos con lluvia ácida. ¿Alguien le pondrá el cascabel al gato de la construcción, que es tan contaminante?

Vegetales: el Consejo de Estado acaba de declarar “la vulneración de los derechos colectivos” a un ambiente sano, al goce del espacio público y a la calidad de vida de los habitantes del llamado Túnel Verde, en Envigado. Los responsables de ese daño pretendido son Metroplús, Corantioquia y el municipio de Envigado (“Corte falla a favor de Túnel Verde en Envigado”, El Colombiano, 22.02.18). Esto no se quedará así por la obstinación en hacer una obra inútil y costosa, y por la aversión al riesgo después de ejecutar un par de kilómetros inservibles en más de cinco años. Ningún beneficio, muchos perjuicios para habitantes y comercio.

De modelos: ¿a quién le gusta más el tipo de belleza impuesto en la época? ¿a los mafiosos a los canales privados de televisión? Se convirtió en una regularidad el triángulo modelo peranita, delincuente zutanito y canal Caracol o RCN. ¿El casting se resuelve solo con una foto?

Internacionales: la conexión con el aeropuerto José María Córdova vive en contingencia cotidiana, precisamente ahora cuando es más internacional que nunca antes en sus treinta y punta de años de funcionamiento. Las Palmas se convirtió en ciclovía de todos los días, con carros acompañantes y todo; desde el Alto hasta Sajonia, en una de las zonas de mayor accidentalidad vial del departamento; el acceso al aeropuerto en una red de parqueaderos caótica.

De vagón: nadie habla de la relación entre los ya muy comunes problemas técnicos del metro con la politización a que fue sometida la entidad por Santos y Luis Pérez hace tres años. Entre los dos contaminaron una de las joyas de la corona de Medellín.

De contratistas: las Empresas Públicas cambiaron el contratista de facturación. El proceso de aprendizaje lo pagamos los usuarios. Haciendo filas porque el tiempo cuesta; en liquidez porque nos acumulan las cuentas. Nos obligaron a recoger recibos viejos y entregárselos para que recuperen la trazabilidad de los contratos. Y eso que es la mejor de América Latina. Dolor de cabeza, los contratistas.

De autos: para la ciudadanía de Medellín y su administración es deshonroso que un funcionario público de alto rango (Secretario de Seguridad) haya aceptado cargos penales en un arreglo con la Fiscalía. La falta de reacción de la llamada opinión pública y de la dirigencia es pasmosa, ¿estaremos volviendo al “tapen, tapen” de la época del cartel?

El Colombiano, 25 de febrero.

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