miércoles, 14 de mayo de 2014

Reelección perversa

En diciembre pasado los investigadores del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) Javier Revelo Rebolledo y Mauricio García Villegas publicaron un artículo titulado “Reelección, paz y democracia” (Razón pública, 09.12.13). Como problema plantean que “en el debate actual sobre la reelección suele olvidarse que no se trata sólo del futuro de la paz, sino también del futuro de la democracia constitucional”. Y en la conclusión afirman que “la reelección presidencial inmediata es un riesgo latente para el sistema de pesos y contrapesos”.

¿Cuál es el argumento del artículo? Que la reelección presidencial desfiguró el sistema constitucional establecido en 1991 al permitirle a un presidente reelecto intervenir –de forma prácticamente definitiva– en la conformación de los organismos de control que están previstos que sean independientes y que tienen por función vigilar a la rama ejecutiva del poder público. El riesgo consiste en que el presidente ponga fiscal, procurador, defensor del pueblo, y se embolsille la Corte Constitucional, el Consejo Superior de la Judicatura y el Banco de la República.

Según el calendario de los periodos de estos funcionarios, Revelo y García concluyen que si Juan Manuel Santos es reelegido suya sería toda la Corte Constitucional y la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura y gobernaría “seis de los ocho años con un fiscal y un defensor nominados por él”. La manera como el presidente ha comprado al congreso le entregaría la contraloría y otros cargos adicionales.

Un cuadro elaborado por ellos para los posibles ocho años de Santos pone en evidencia como nombra. Que Alejandro Ordóñez haya sido nombrado y reelegido se lo debemos enteramente al presidente, así como el nombramiento del cuestionado Alberto Rojas en la Corte Constitucional y de Eduardo Montealegre, mutado a mensajero de Santos (Reed, El Colombiano, 04.05.14).

Revelo y García concluyen que de esta manera se altera completamente el sistema de pesos y contrapesos de nuestro sistema político y que, por tanto, “la democracia está en juego”. En una perspectiva jurídica proponen dos posibles soluciones: una reforma constitucional que prohíba la reelección o seis reformas legislativas. Cualesquiera de las dos tareas parece tan titánica como quimérica.

El planteamiento de los autores del artículo que comento es bastante aceptado. De hecho, el actual ministro de justicia Alfonso Gómez Méndez y el senador oficialista Juan Fernando Cristo han dicho varias veces que la figura de la reelección es nociva para el país. Dicen pero no hacen y la ambición de Santos es tan grande como su falta de escrúpulos. El problema, a mi modo de ver, tiene una solución más viable y democrática: derrotar a Santos en las urnas.

Revelo y García advierten que “la esperanza de lograr la paz en La Habana no debería ocultar los riesgos de la posible reelección del presidente Santos para la democracia colombiana”.

El Colombiano, 11 de mayo.

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