Con ocasión del bicentenario del Acto de Independencia de Antioquia, la Gobernación tomó la iniciativa de indagar por las características culturales de las gentes que hoy pueblan el departamento. Sura respaldó la propuesta y en la Universidad Eafit desarrollamos una parte importante del trabajo, en asocio con Invamer. Los resultados están a punto de publicarse.
Uno de los asuntos identificados fue el que llamamos “reto fundamental de la sociedad antioqueña: combinar pujanza con legalidad”. Tratándose de valores y preferencias un estudio sobre Antioquia tenía que incluir eso que aquí llamamos pujanza, berraquerra (a veces con v), empuje, contemporáneamente emprendimiento, innovación, etc. En tanto cualidad se destaca como la primera (52%) con mucha diferencia respecto a la segunda (amabilidad, 28%).
Sin embargo, la pujanza por sí sola es ambigua. Se pueden tener iniciativa y creatividad tanto para el bien como para el mal, para construir o para destruir, para el beneficio propio exclusivo o para aportarle a la sociedad. La pujanza sin la observación de las reglas sociales conduce a comportamientos que pueden ir desde la temeridad hasta el crimen. Por esa razón, quisimos cruzar la preferencia por la pujanza con la expectativa de cumplimiento de la ley. La matriz nos mostraría subregiones pujantes y legales, pujantes e ilegales, menos pujantes y menos legales, menos pujantes y más legales.
La expectativa de cumplimiento de la ley en Antioquia es baja, apenas 31%. Es decir, el parámetro no es muy exigente. El resultado no es sorprendente pero sí descorazonador: ni el departamento como conjunto ni las subregiones logran combinar pujanza con legalidad. El cuadrante “muy pujante y muy legal” quedó vacío. En la categoría “más pujante y menos legal” solo se ubicó una subregión: Valle de Aburrá. Una pista sobre la ubicación de nuestros problemas con la economía ilegal.
El único trabajo que conozco, similar a este, lo hizo el Pew Research Center en países que integraron la antigua Unión Soviética (Global Attitudes Project, 2011). Allí se consultó si se cree que el progreso de la gente se da por el esfuerzo propio (pujanza) o a costa de los demás (ilegalidad). En Rusia y Ucrania predominó este segundo aspecto. La conclusión de los investigadores es que esta característica debilita la democracia y el capitalismo en estos países.
Un empresario que no cumple la ley no es un capitalista en el sentido weberiano de la palabra, ya que este implica respeto de la ley y de la lógica del mercado. Es un rentista, alguien que acumula riqueza gracias a la corrupción, el incumplimiento de las normas, las relaciones clientelares con las instituciones públicas, la obtención de privilegios y prebendas por parte del Estado.
Nuestro reto sería una sociedad predominantemente pujante con alto respeto por la ley, de lo contrario seguiremos viendo casos como los de Interbolsa y Space.
El Colombiano, 27 de octubre
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