Las relaciones de los filósofos en ejercicio con la cultura popular han sido tradicionalmente problemáticas. Tanto o más que las de la intelectualidad aburguesada que sólo acepta lo popular tras la pátina de al menos un siglo de antigüedad y depuración. Tal ha pasado con el jazz, el tango y la fotografía. El fútbol y el cine siguen en la sala de espera.
La editorial Open Court de Chicago inició en el 2000 la publicación de una serie de libros en colaboración dirigidos a “presentar ensayos de filósofos académicos, explorando los significados, conceptos y problemas en los programas de televisión, películas, música y otros íconos de la cultura popular”. Desde Los Simpson hasta El señor de los anillos o desde el ipod hasta Radiohead, la colección se acerca ya a medio centenar de títulos.
Quienes filosofamos en español mantenemos esta actitud que oscila entre la repugnancia y la indiferencia. Hay excepciones. Alberto Buela en Argentina no tiene empacho en publicar un libro sobre el juego gaucho de la taba, por ejemplo. Y Fernando Savater publicó hace poco un grueso y atractivo volumen bajo el título “Misterio, emoción y riesgo”. Aquí se dedica con gusto, humor y profundidad a la literatura y el cine de aventuras, como otras veces se explaya sobre carreras de caballos.
A ver si el paso cansino de la filosofía da para atisbar, a lo lejos y adelante, a la cultura popular.
1 comentario:
El fútbolno,no, Jorge.Vos ya publicaste el Ocaso de los Reyes, perdón, Rey de Reyes, dedicado al Poderoso Dim.
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