El abogado Mario Madrid-Malo ha escrito un artículo titulado “¿Astucia o perfidia?” acerca de la Operación Jaque o, más precisamente, del uso de un peto con el emblema de la Cruz Roja Internacional. El abogado discute, como el título deja ver, el asunto de la perfidia en la guerra y aclara siguiendo a Verri que son pérfidos “los actos que apelan a la buena fe del adversario, con la intención de engañarlo, haciéndole creer que tiene derecho a recibir u obligación de conceder la protección que estipulan las normas del derecho internacional”.
Madrid-Malo recurre a la liturgia jurídica y revisa las normas internacionales y nacionales sobre el asunto. No puede ocultar, por tanto, que el Estatuto de Roma (Art. 8, B) condena el uso de emblemas como crimen de guerra sólo “si con ello se causa la muerte o lesiones graves”. A pesar de que no hubo muertos ni lesionados graves en la Operación Jaque su conclusión, sin embargo, lleva a condenar al Gobierno nacional y a los responsables del operativo. Hasta aquí tendríamos simplemente uno de los cotidianos casos de leguleyismo antiestatal propio de quienes viven a costas del erario público y después piden los aplausos de la ciudadanía que resulta esquilmada.
Pero, Madrid-Malo no para allí. No cree que se trate de simple perfidia sino que allí hubo un acto atroz, ese acto fue ¡haberle causado daño a las Farc!, debido, según sus palabras a que al enemigo “puede causársele perjuicio o detrimento no sólo eliminando físicamente a los miembros de sus cuerpos armados, sino también privándolos de la libertad mediante aprehensión o captura”. Puestos en la balanza pesan más las detenciones de los secuestradores que los lustros y décadas de martirio de los secuestrados. Ahora no se trata de la simple adulteración de la interpretación legal para quitarle unos cuantos miles de millones de pesos al Estado, se desvela la intención simple y por décadas oculta de usar el derecho como arma de guerra contra la sociedad y contra las autoridades que ella se ha dado.
Es el típico derecho sin materia, la norma desnuda de contexto, la ética sin personas. Malo Madrid-Malo, más bien perverso Madrid-Malo.
1 comentario:
Un caso más de la judicialización de la política y del simplismo con el que juzgan muchos juristas los hechos políticos.
Algo de lo que sabemos mucho en la patria de Santander, en la que el cuestionamiento de cualquier juez de la República es considerado como una blasfemia, o peor.
Como si quienes hacen y aplican las normas jurídicas fueses imperturbables dioses...
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