Hoy el mundo se nos ha ampliado enormemente: podemos hacer cosas que a nuestros antepasados les parecerían insólitas y conocemos mil aspectos de la realidad que ellos desconocían, pero no olvidemos que se trata de un conocimiento de segunda mano; no proviene de una experiencia personal, sino que son otros quienes nos lo cuentan. Por esa razón, necesitamos confiar; la confianza es el gran valor de este tiempo. Nuestra sociedad descansa cada vez más en cadenas de confianza; las tuberías de la sociedad están hechas de confianza. El problema es que se genera incertidumbre, al no estar en contacto directo con la realidad, y se produce la sensación de que es necesario 'recuperar el control', que fue, si se recuerda, el lema exitoso del Brexit en el Reino Unido.
El Confidencial, 06.03.22
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