A la guerra le sobraron 30 años. A las negociaciones les sobraron dos. Dos que hubieran podido ser decisivas para la puesta en marcha del proceso, en cabeza del gobierno que había firmado los acuerdos. El gran infortunio del proceso es que la implementación quedó en manos de la fuerza política enemiga del mismo, aunque traten de adornarlo de mil maneras.
Gonzalo Sánchez, “Este gobierno no hizo nada para detener el nuevo ciclo de violencia”, Diario Criterio, 12.09.21
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