lunes, 26 de julio de 2021

Salidas

Me dice Wikipedia que “la catatonia es un síndrome neuropsiquiátrico caracterizado por anormalidades motoras, que se presentan en asociación con alteraciones en la consciencia, el afecto y el pensamiento”. En suma, paralítico, inepto e insensible. Estaba buscando un término que le cupiera bien a este gobierno y me salió este. Duque catatónico; suena bien. Lo grave es que somos 50 millones de colombianos a la deriva y queda un año. Hay que hacer algo.

Las iniciativas de diálogo se están multiplicando, sobre todo desde las universidades (esta semana 16 instituciones de educación superior iniciaron Pilas con el futuro para conversar sobre 14 temas que se desdoblan… en fin). No hay que recargar la acción comunicativa, es buena y necesaria, pero la vida social y política es mucho más que eso. Necesitamos propuestas de salida; como dicen los practicistas, —a veces les doy la razón— necesitamos “terminativas”, además de iniciativas.

Fernando Carrillo, siendo procurador, lanzó una serie de Cumbres de Diálogo Social durante el 2020. Carrillo —como todos, excepto en ese extraño lugar ubicado por los lados de la calle sexta y la carrera octava en Bogotá— sabía lo que estaba pasando y estaba impulsando el diálogo como “antídoto eficaz e insustituible para recuperar la salud de nuestra vida democrática” (“Diálogo social: el antídoto contra la violencia”, El País, 20.10.20). Ya fuera del servicio público, Carrillo está proponiendo una salida que consiste en realizar una consulta popular que le dé una ruta al congreso y gobierno próximos (“Una consulta popular como salida a la crisis en Colombia”, El País, 23.06.21).

La propuesta de Carrillo tiene varias cosas buenas. Le sale al paso a las ganas que el petrismo y el uribismo tienen de una asamblea constituyente; la panacea populista en los tiempos que corren. Refrenda la convicción de que tenemos un marco constitucional que ofrece alternativas, tanto procedimentales como sustantivas, a la crisis. Puede servir de canal para recoger los avances de las distintas reflexiones y proyectos deliberativos en curso. Los puntos que insinúa, así como las agendas de las universidades, me parecen demasiado generales y, por tanto, desenfocadas, pero eso es parte del debate. 

Lo clave aquí es que no podemos desentendernos de la crisis, ahora que bajaron la presión social y la curva de contagios. Seguimos sentados en un polvorín; nadie se puede llamar a engaño. Los notables avances del estado desde 2005 pueden perderse, como ya se perdieron gran parte de los logros sociales. Ojalá surjan más propuestas de superación y ojalá tengamos algunas que se enfoquen en la mitigación. Es que un año más sin soluciones es demasiado.

Lamento: deplorables los daños ocasionados en Parque Explora esta semana. Autoridades eficientes persiguen y judicializan a los delincuentes en vez de echar discursos contra los ciudadanos que protestan y los organismos internacionales que buscan protegerlos.

El Colombiano, 25 de julio

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