No sorprende que Colombia esté entre los tres peores países del mundo en el manejo de la pandemia, ni que el cuarto (Irán) duplique nuestro puntaje. Cuando el Lowy Institute incorpore la gestión de la vacuna quedaremos de últimos; no es un pronóstico arriesgado. Mirar al gobierno y lo malo (que en estos años vienen siendo lo mismo) debe llevarnos a buscar lo bueno, que está casi todo en la iniciativa de personas e instituciones privadas.
Les cuento cuatro historias breves.
El señor Juvenal Marín decidió realizar uno de los objetivos de su vida: abrir una librería. En plena cuarentena arrendó un local al frente de su tradicional tienda de artesanías en Jardín, lo adecuó y cuando menos pensamos, abrió. Libros, pintura, fotografía, juegos, café para charlar. “Algún día se acaba esto”, me dijo. El hecho es que, aunque no se acabe, Martín Fierro ya es un triunfo para la literatura y el arte.
El colegio Avanzar queda en Envigado y pocos lo conocen; me enteré por los padres de mi nieta. Es una institución privada fundada en 1988. Apenas terminó la cuarentena, Avanzar decidió volver a la educación presencial. Mientras otros se sometían a la idea dominante del cierre, directivos y profesores le dieron esa oportunidad a los menores y sus familias. El lema de Avanzar es “Fomentamos la libertad de crear, pensar, expresar y hacer desde la responsabilidad y la esencia”. La decisión de abrir respalda la seriedad de su propósito.
El liderazgo cultural de Roberto Ojalvo en Jericó es un secreto a voces. Es ingente contar qué iniciativas promovió y, más aún, qué nuevas ocurrencias estará moviendo. Me dejó boquiabierto la semana pasada al escucharle la enumeración de conciertos, exposiciones y actividades comunitarias efectuadas desde septiembre pasado. Todas con presencia física de la gente. De ñapa, la Casa Museo José Tomás Uribe y el nuevo museo de música mantienen sus puertas abiertas, además del Maja.
Claudia Patricia Restrepo, la rectora de la Universidad Eafit, dio una explicación contundente esta semana sobre la importancia de hacer la vida: si necesitamos adaptarnos a la situación presente, la educación es el ámbito de aprendizaje para desarrollar nuevos hábitos, nuevas formas de comportamiento y nuevas maneras de relacionarnos. El campus universitario se está abriendo, además, con la convicción de que la universidad debe hacer pedagogía con estudiantes, profesores, familias y la sociedad en general.
Hay muchos ejemplos de coraje e imaginación en la sociedad civil que merecerían destacarse. Mencioné algunos que conozco. Me ocupé de ejemplos provenientes de los ámbitos de la educación y la cultura porque han sido los principales marginados por las autoridades gubernamentales, por muchos colegas profesores y por padres de familia. Estos ejemplos debieran animar a los directivos del sector y a los educadores, artistas, empresarios a moverse.
El Colombiano, 1 de febrero
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