miércoles, 18 de febrero de 2015

Ecos de la Comisión: Kalmanovitz

La historia del conflicto

Por: Salomón Kalmanovitz

El Espectador, 15.02.15

Se dio a conocer la semana pasada el informe sobre las causas históricas del conflicto colombiano. La mesa de negociación encargó a 12 académicos para que analizaran lo sucedido, la mitad nombrados por las Farc y el resto por el Gobierno.

Mientras Eduardo Pizarro, que es el relator nombrado por el Gobierno, presenta un escrito bien redactado, apoyado en 10 gráficas y muchas estadísticas, el de Víctor Manuel Moncayo presenta algunos datos dispersos, sin ninguna organización con que probar sus afirmaciones frecuentemente descabelladas; por el contrario, afirma que no pueden hacerse comparaciones estadísticas con otros países de la región porque el caso colombiano es demasiado específico. Afirma rotundo que la guerrilla no fue contaminada por el narcotráfico y por el secuestro pues “sus propósitos fueron siempre políticos”. Moncayo presenta 14 tesis al final de su relatoría, muchas de ellas delirantes, como la que afirma que la responsabilidad de la violencia es sistémica (de todos y de nadie), pero con el sorpresivo giro de que recae sobre el Estado.

Entre los académicos designados por las Farc es evidente que De Zubiría, Estrada, Javier Giraldo (la rebelión se justifica porque el Estado incumplió sus deberes) y Vega (existe siempre el terrorismo de Estado) buscan descargar la responsabilidad de la insurgencia en la degradación del conflicto, asumiendo que el capitalismo y el imperialismo son los culpables. Así, el narcotráfico es un negocio transnacional del capitalismo global en el que la organización guerrillera no podía dejar de participar de sus generosos excedentes y el secuestro pasa de agache. Abusan también de adjetivos peyorativos contra sus enemigos.

Los Estados Unidos son un actor determinante para ellos, lo cual es sólo parcialmente cierto: su aporte a la modernización de la Fuerza Pública y a elevar su capacidad de inteligencia fue importante, pero el grueso del 4% del PIB que se gasta en seguridad hoy surge de la tributación interna. Estos académicos reniegan de la ciencia social, como un ejercicio que busca esclarecer la verdad con dos excepciones: Fajardo tiene una larga trayectoria en el estudio de la cuestión agraria y un interés en encontrar las causas del conflicto, mientras que Molano es fiel a una vocación literaria que busca darles voz a los colonos y a esclarecer su historia.

Por el lado del los académicos nombrados por el Gobierno, todos cuentan con trabajos sobre la historia del conflicto, el paramilitarismo y el desplazamiento, como Pecaut (su decano), Duncan, Wills, Jorge Giraldo (desarrolla bien el tema de la debilidad del Estado que no puede ejercer el monopolio de los medios de violencia ) y Gutiérrez. El mismo Giraldo aduce que la “ventanilla siniestra”, como se le llamó a la compra de dólares por el Banco de la República, es prueba de la complacencia con los recursos del narcotráfico; lo cierto es que un régimen de cambios fijo hace necesario que el banco central adquiera todas las divisas que se le ofrezcan. Si sobran las evidencias de aprovechar el lavado de activos por paramilitares, políticos y sector privado. Me parece que Torrijos también pierde objetividad en su análisis de la insurgencia.

El informe de la comisión cuenta con 809 páginas y no es fácil de leer ni de reseñar. Hay que preguntarse por qué no pudieron encargar a los dos mejores académicos de cada bando para presentar un informe corto, esclarecedor y literario.

Dirección web fuente:
http://www.elespectador.com/opinion/historia-del-conflicto-columna-544252

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