La Guajira tiene carbón, pero los niños se mueren de hambre; tiene la costa más larga del país sobre el mar Caribe, pero no tiene agua; tiene votos pero no tiene un solo senador; le dio el 56% de los votos a la unidad nacional y el 71% a Santos, pero no tiene gobierno; Maicao tiene la mezquita más grande América Latina, pero estoy seguro que a La Guajira le queda poca fe.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) dice que en La Guajira murieron 4.151 niños menores de cinco años entre 2008 y 2013, 278 por desnutrición (Semana, 11.08.14). Los datos oficiales –que aun groseramente subestimados son vergonzosos– confirman que 2013 fue el peor de los últimos años en mortalidad infantil por hambre y la mayoría de ellos no se murieron en las rancherías alejadas sino en Riohacha mismo (Departamento Administrativo de Planeación de La Guajira, 23.01.14).
Este 2014 está siendo peor aún, hay más niños muertos y el círculo del hambre se estrecha pues el ganado muere en masa. Son siete mil cabezas según información entregada por ganaderos a la Defensoría del Pueblo. La mortalidad por hambre es la mayor vergüenza para un país y para un gobierno. Pero no es menos grave que el 95% de los niños estén muriendo de enfermedades comunes, resultado del abandono del sistema de salud, las autoridades locales y las propias comunidades.
La Guajira también tiene Vicepresidente de la República o el Vicepresidente tiene departamento, no se sabe. Lastimosamente el intermediario de esta posesión política, Kiko Gómez, está en la cárcel “acusado de varios homicidios y relaciones con bandas armadas” (Semana, 19.07.14). Gómez había obtenido 35 mil millones del sistema de regalías para un supuesto Plan de Alimentación y Nutrición de La Guajira. El plan está y los cadáveres también, pero la plata desapareció. El Vicepresidente no ha sentido la necesidad de darle explicaciones a nadie y Cambio Radical, menos. Al fin y al cabo, la ciudadanía los premió en junio.
A pesar de que La Guajira tiene un déficit de 65 mil millones de pesos, la gobernación montó un espectáculo de autocomplacencia hace un año, en medio de la mortandad. Declaró a Uribia como municipio modelo en las inversiones del Sistema General de Regalías y anunció que “tiene el Festival Nacional de la Etnia Wayuu totalmente financiado” (Boletín de Prensa 192 de 2013). Uribia es el segundo municipio con mayor mortalidad infantil en La Guajira y es bastión electoral de Ñoño Elías, el gran elector de Juan Manuel Santos (La Silla Vacía, 31.03.14).
Ante la tragedia, la imaginación de la tercera vía, el adiestramiento en los protocolos de la OCDE, el repertorio reformista del presidente Santos, se movilizaron, alcanzaron su mayor rendimiento y finalmente encontraron la solución genial y definitiva: mandan botellones de agua.
El Colombiano, 17 de agosto.
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