El calendario antioqueño entre julio y agosto se mueve, ya habitualmente, entre Colombiamoda y la Feria de las Flores, el glamour, la parranda y los respectivos negocios. En esta ocasión habrá una pequeña novedad pues esta semana se realiza en Medellín el IV Congreso Colombiano de Filosofía, organizado por la Sociedad Colombiana de Filosofía.
Las comparaciones son inadecuadas. El congreso de filosofía dura 4 días, que es menos de la mitad de lo que dura la feria, y convoca números modestos pero no despreciables: cerca de 800 personas se encontrarán esta semana. Y es probable que logre presentar tantas ideas como belleza en el evento de moda, aunque seguramente menos que la cantidad de borrachos en la feria.
Por primera vez se realiza el congreso de filosofía en Medellín y por primera vez la sede es compartida entre universidades. La Universidad de Antioquia y la Universidad Eafit hospedarán las mesas temáticas, simposios y plenarias. Amén de que, prácticamente, toda la comunidad filosófica del país se junta en el congreso, vendrá un destacado grupo de profesionales de Brasil –el país invitado – y llegará un buen número de estudiantes, incluso de bachillerato. Ponentes de otros 5 países han confirmado su participación.
A diferencia de los otros eventos, el congreso de filosofía tiene menos apoyos institucionales, pero eso no necesariamente indica por donde van las aguas en Antioquia. El número de estudiantes de filosofía en el departamento, en los distintos niveles, está cerca del millar; el autor más leído y editado en el último medio siglo es un filósofo (Fernando González); y la región cuenta con un número representativo de personajes de relevancia nacional en este campo que van desde Miguel Uribe Restrepo, hace 200 años, hasta Guillermo Hoyos, quien falleció en enero pasado.
El estereotipo del antioqueño dedicado al trabajo manual y al dinero convive con la realidad de una región rica en practicantes de las ciencias del espíritu y de las artes. Que tengamos alguna abundancia en músicos, escritores y, por qué no, estudiantes de filosofía, ayuda a matizar aquella caricatura. Para ejemplo de todos están las actividades institucionales –algunas de ellas relativamente populares– que organizan desde hace años las universidades de Antioquia y Pontificia Bolivariana.
Contra el sentido común que cree que los que estudiamos filosofía vivimos en las nubes, el congreso definió el tema de la paz como uno de sus ejes de reflexión, “convencidos que desde la filosofía y desde el estímulo al diálogo argumentado, el respeto por la diversidad y la necesidad de establecer consensos, nuestro aporte a la educación y a la elaboración de propuestas para una transformación social puede resultar decisivo”. En particular, la plenaria de clausura, el viernes 1 de agosto en la Universidad Eafit, discurrirá sobre la paz.
(Más información en: socofil.org y en las universidades organizadoras).
El Colombiano, 27 de julio
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