lunes, 27 de mayo de 2019

Anuncios londinenses

Constructores considerados. Un aviso recurrente en las grandes construcciones londinenses. Tiene una frase introductoria seguida de unas viñetas que resaltan los principios básicos de un código adoptado por miembros importantes de la industria de la construcción. 1) Apariencia externa de orden, limpieza y presentación de la obra y los trabajadores; 2) información, minimización de impacto y apoyo a los vecinos y transeúntes; 3) protección del ambiente, protección del agua, la vegetación y el paisaje, minimizar la polución del aire, ruido y vibraciones; 4) seguridad para trabajadores, vecinos y visitantes; 5) cuidado de los trabajadores, bienestar laboral, salud y formación. Reglas básicas, sencillas, incluso parecen elementales. Constructores, trasportadores, comerciantes, alineados con ellas producirán de inmediato ciudades mejores.

Centenario de las mujeres policías. Hace cien años ingresó la primera mujer a la policía metropolitana. El aviso en los vagones de metro dice que los grandes propósitos se cumplen con pequeñas tareas. Londres, una de las ciudades más seguras del mundo, se gestiona desde la inteligencia y el detalle. Cuidado del espacio público, aseo, civismo, vigilancia tecnológica, altos castigos a los infractores, principio de buena fe y confianza en el comportamiento de todos los ciudadanos y visitantes. Podríamos hablar de la feminización de la política de seguridad en una ciudad que estuvo fuertemente afectada por el terrorismo, la violencia callejera y el crimen.

Pablo Escobarr. Noticia en The Times, el periódico más importante del Reino Unido y uno de los más antiguos del mundo. Sección deportiva del 11 de mayo, página 108. “Pablo Escobarr can land Derby trial”. Bueno, Pablo Escobarr es uno de los caballos de carreras más fuertes de Inglaterra. La doble ere del nombre fue una decisión cuidadosa para que, pronunciado por un británico, no deje lugar a dudas de quien se trata. El experto hípico le da buenas oportunidades en una gran carrera después de flojos desempeños recientes. (Espero que esta nota folclórica no lleve a cartas de protesta contra el gobierno británico o a que, algún buen colombiano, lleno de patriotismo y amor a la virtud decida envenenar al equino.)

¿Quiere cantar con nosotros? Buscan 1.200 jóvenes para que integren el coro que interpretará el Mesías de Handel el 7 de diciembre. Eso dice un volante. Mil doscientas personas representan casi una quinta parte del aforo del Royal Albert Hall. Y se sientan allá y cantan, partitura en mano. Hacer una convocatoria de ese tipo supone recibir una cantidad de postulantes equivalente a tres o cuatro veces el número requerido. Esto, a su vez, implica que hay una sociedad que puede formar decenas de miles de jóvenes en una técnica exigente. La orquesta y su director, el público ahbitual, se avienen a contemplar y aplaudir ese componente aficionado. La masiva producción musical británica es solo la muestra de una sociedad culta y melómana.

El Colombiano, 26 de mayo.

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