La figura de Elias Canetti (1905-1994) sigue siendo muy extraña a pesar de su frecuencia en bibliotecas y librerías. Judío nacido en un pueblo búlgaro del Imperio Austro-Húngaro y escritor en lengua alemana, su producción es inquietante. El Premio Nobel (1981) puso al mercado a girar alrededor de “Auto de fe”, su única y críptica novela que –para ser francos- me desconcertó y me hizo sentir perdedor de unos valiosos pesos.
Sin embargo, su gran obra es “Masa y poder”, sólo que no es ficción y como no-ficción es inclasificable. Podría ser una obra de antropología filosófica pero sus procedimientos son radicalmente heterodoxos. Canetti construye una serie de díadas y tipologías –algunas de ellas muy originales– para ampliar la interpretación de la vida sociopolítica. La díada más fuerte es, por supuesto, la que componen la masa (un instinto tan fuerte como la libido y el hambre) y el poder (una capacidad que siempre está más allá, en extensión y tiempo, que la fuerza).
Allí está como una de las obras mayores del siglo XX. Una obra que, en especial, debe ser leída atentamente por los interesados en la política. El maestro Norberto Bobbio lo hizo y quedó deslumbrado. No la conectó con su paso drástico y definitivo de la filosofía del derecho a la filosofía política, pero de sus memorias siempre queda la impresión de que la rebelión juvenil del 68 y la lectura de “Masa y poder” le sirvieron de catapultas para cambiar de perspectiva.
miércoles, 29 de julio de 2009
martes, 21 de julio de 2009
La aversión al agua
Con motivo de la reapertura de la Estatua de la Libertad, el célebre periodista estadounidense Guy Talese escribió un reportaje para The New York Times (04.07.09) en el que cuenta una travesía completa en Circle Line alrededor de la isla de Manhattan para terminar a los pies de la dama. Talese plantea lo inusual de su situación a partir de su rechazo del agua, de su miedo a navegar y de su negativa a aprender a nadar.
¡Que tal si el origen del apellido Talese fuera “thalassa” (mar en griego) para urdir una pequeña ironía! Todo indica que el reportero no le ha dado muchas oportunidades al mar ni a los grandes ríos. Cosa distinta pasó con Charles Darwin quien confesaba: “Odio el mar… odio cada ola del mar”, y ello a pesar de tener que trasegar por los mares en sus viajes de naturalista, soportando todos los mareos, malestares y agobios imaginables.
Las fobias que Talese atribuye a pequeños traumas familiares y Darwin a sus debilidades físicas, las atribuye Carl Schmitt a una mitología política. La que entiende que hay unas formas sustancialmente diferentes de hacer política entre las potencias de la tierra y las potencias del mar, la misma que ha hecho que –por ejemplo, Antonio Negri– distinga entre política continental y política atlántica, la misma que tal vez se remonte a Tucídides y a su decisión de llevar a Atenas de la tierra al mar.
¡Que tal si el origen del apellido Talese fuera “thalassa” (mar en griego) para urdir una pequeña ironía! Todo indica que el reportero no le ha dado muchas oportunidades al mar ni a los grandes ríos. Cosa distinta pasó con Charles Darwin quien confesaba: “Odio el mar… odio cada ola del mar”, y ello a pesar de tener que trasegar por los mares en sus viajes de naturalista, soportando todos los mareos, malestares y agobios imaginables.
Las fobias que Talese atribuye a pequeños traumas familiares y Darwin a sus debilidades físicas, las atribuye Carl Schmitt a una mitología política. La que entiende que hay unas formas sustancialmente diferentes de hacer política entre las potencias de la tierra y las potencias del mar, la misma que ha hecho que –por ejemplo, Antonio Negri– distinga entre política continental y política atlántica, la misma que tal vez se remonte a Tucídides y a su decisión de llevar a Atenas de la tierra al mar.
jueves, 16 de julio de 2009
Metidos en honduras
Poco a poco –y van tres semanas desde el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya– empieza a conocerse en detalle el proceso político que aún no termina. Antes de tener mayores datos los opinadores del afán ya habían dictado sentencia: los unos, porque la democracia es sagrada; los otros, porque el chavismo es malvado. Acá no entran los políticos que siempre se guían por una posición, no una opinión.
Sin embargo, el tema hondureño es tan complejo que parece excelente para una clínica de filosofía política.
Declarar el fin de la democracia en Honduras supone que ¿la democracia es básicamente elecciones libres? ¿la soberanía popular se expresa única o principalmente a través del sufragio? ¿sólo el Ejecutivo encarna la soberanía popular? ¿debe interpretarse cada ataque serio contra el presidente por parte de los demás poderes públicos como una amenaza a la soberanía popular y a la democracia? O de otro lado, ¿cuál es la fuerza vinculante de la constitución política? ¿no expresa la constitución política la soberanía popular también? ¿si el ejecutivo pierde el apoyo de los demás poderes, no significa que efectivamente ha perdido el poder? ¿puede la comunidad internacional imponer un presidente y un régimen político particular en un país, así sea uno pequeño?
Para finalizar, ¿no será más bien que los debates políticos occidentales se dan dentro de la democracia? ¿y que debemos asumir que la democracia es un "concepto esencialmente polémico"? ¿y que cuando se habla de democracia se quiere atacar una determinada posición política?
Sin embargo, el tema hondureño es tan complejo que parece excelente para una clínica de filosofía política.
Declarar el fin de la democracia en Honduras supone que ¿la democracia es básicamente elecciones libres? ¿la soberanía popular se expresa única o principalmente a través del sufragio? ¿sólo el Ejecutivo encarna la soberanía popular? ¿debe interpretarse cada ataque serio contra el presidente por parte de los demás poderes públicos como una amenaza a la soberanía popular y a la democracia? O de otro lado, ¿cuál es la fuerza vinculante de la constitución política? ¿no expresa la constitución política la soberanía popular también? ¿si el ejecutivo pierde el apoyo de los demás poderes, no significa que efectivamente ha perdido el poder? ¿puede la comunidad internacional imponer un presidente y un régimen político particular en un país, así sea uno pequeño?
Para finalizar, ¿no será más bien que los debates políticos occidentales se dan dentro de la democracia? ¿y que debemos asumir que la democracia es un "concepto esencialmente polémico"? ¿y que cuando se habla de democracia se quiere atacar una determinada posición política?
miércoles, 8 de julio de 2009
El lugar de Michael Jackson
Es difícil ubicar a Michael Jackson. No sólo porque su vida transcurrió en una dimensión desconectada del mundo, sino porque rompió con los límites de lo que puede aprehenderse dentro de la música o la cultura populares.
Si nos atenemos al número de páginas que ocupa en Rock of Ages (The Rolling Stone History of Rock and Roll) se trata de una figura importante. Eso sí, muy distante de Elvis Presley o Bob Dylan y detrás de grandes artistas negros como Chuck Berry, Jimi Hendrix o James Brown. Jackson apenas aparecería si habláramos de compositores o instrumentistas, pero la música popular no trata solo de eso.
Michael Jackson es de un tiempo que apenas está llegando. De cyber personajes que dependen de una mezcla de talento, tecnología, empresa y comunicaciones y que se mueven en el plano global. Su funeral fue un intento de la comunidad negra por rescatar a un miembro que habían perdido, al menos, desde 1982.
Las palabras más frecuentes en los obituarios fueron performer y entertainer. Y están bien. Jackson fue una mezcla de payaso, bailarín y mago, cuyo éxito está ligado indisolublemente a la televisión, el video y la publicidad. Pero, sobre todo, a su propia transformación en un personaje de ficción, extra-humano, que corona su carrera con una muerte propia de la industria del entretenimiento.
Si nos atenemos al número de páginas que ocupa en Rock of Ages (The Rolling Stone History of Rock and Roll) se trata de una figura importante. Eso sí, muy distante de Elvis Presley o Bob Dylan y detrás de grandes artistas negros como Chuck Berry, Jimi Hendrix o James Brown. Jackson apenas aparecería si habláramos de compositores o instrumentistas, pero la música popular no trata solo de eso.
Michael Jackson es de un tiempo que apenas está llegando. De cyber personajes que dependen de una mezcla de talento, tecnología, empresa y comunicaciones y que se mueven en el plano global. Su funeral fue un intento de la comunidad negra por rescatar a un miembro que habían perdido, al menos, desde 1982.
Las palabras más frecuentes en los obituarios fueron performer y entertainer. Y están bien. Jackson fue una mezcla de payaso, bailarín y mago, cuyo éxito está ligado indisolublemente a la televisión, el video y la publicidad. Pero, sobre todo, a su propia transformación en un personaje de ficción, extra-humano, que corona su carrera con una muerte propia de la industria del entretenimiento.
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