sábado, 6 de diciembre de 2025

Arendt y una página de John Dos Passos

A propósito de los múltiples actos conmemorativos con ocasión del cincuentenario de la muerte de Hannah Arendt (1909-1975), el pasado 4 de diciembre, quiero rescatar una página olvidada del escritor estadounidense John Dos Passos (1896–1970).

Para el caso es necesario redundar sobre la polémica que desató la publicación de Eichmann en Jerusalén (1963), una de las obras menores de la insigne pensadora. Organizaciones judías, notables pensadores —piénsese en Isaiah Berlin o Hans Jonas—, se ensañaron con Arendt por razones morales y luego la descalificaron como académica (en esto cayeron Arthur Schlesinger, en su tiempo, y Tony Judt, después).

Como se sabe, la razón del escándalo fue la tesis sobre la banalidad del mal que señalaba el temperamento anodino de los funcionarios del Tercer Reich que consumaron las atrocidades del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial y que desnudaba las características organizativas, técnicas y burocráticas de esos crímenes de lesa humanidad.

Pues bien, John Dos Passos sirvió como corresponsal de la revista Life en 1945 en el Pacífico y en  Alemania. Un corresponsal viajero con estancias cortas en los diversos sitios que visitó. Su diario y sus crónicas de guerra se editaron como libro un año después (Tour of Duty. Cambridge, MA: The Riverside Press, 1946). No pasó más de una semana en Núremberg como testigo fugaz de los juicios.

En su primera nota consigna un comentario de otro asistente: “Es curioso pensar que estos hombres puedan estar ahorcados dentro de un par de meses —dice con ímpetu alguien—. Parecen unos tipos cualquiera” (página 1.235, subrayado mío). Es decir, dieciocho años antes de Arendt y ante el mismo asunto, observadores ocasionales y desapasionados veían a los altos jefes del Reich (allí estaban Göring y Hess, por ejemplo) como tipos ordinarios.

Más adelante, Dos Passos describe al excanciller nazi durante toda la guerra: “Ribbentrop, con lentes oscuros, tiene la expresión de un cajero de banco que ha sido atrapado en un desfalco” (página 1.238). El autor de Manhattan Transfer ya percibía el hálito burocrático de los reos del Tribunal. Arendt hubiera corregido ese símil: es el banquero que esquilma al público y al Estado como parte de la actividad corporativa más que el empleado que tima a la empresa. 


[Cito por: John Dos Passos (1962). Novelas y viajes. Barcelona: Planeta. Tomo III. La traducción de este capítulo es de Manuel Bosch Barrett. En la edición de 1946, estas citas aparecen bajo el título “Nuremberg Diary”, entre las páginas 296-310.]



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