lunes, 25 de enero de 2021

Desvalorización de la ley

La inquietud de estudiosos y observadores de la política global por el abuso autoritario de la ley para controlar el virus que ocasiona la Covid-19 es constante desde hace casi un año, aunque marginal. La mayoría de los gobernantes han mostrado muy poco instinto democrático-liberal, el esfuerzo pedagógico ha sido mínimo y el sesgo represivo se expresa cotidianamente en el intento de controlar los cuerpos y doblegar los espíritus. Los daños actuales a las libertades presentes podrían resultar pequeños, considerando el carácter exponencial que pueden adquirir dadas la ruptura de la normalidad y el adiestramiento en las medidas de excepción.

Las anécdotas de la semana pasada en Antioquia son ilustrativas. Gobernantes que intentan mandar por Twitter (los imagina uno sentados en el sofá de la casa, sobando el gato, sin consultar el trino con un asesor ni discutirlo con un consejo de gobierno o consultarlo con un cuerpo colegiado); contradiciéndose cada tres minutos; “debatiendo” con colegas a través de medios sociales y otras, mejor ilustradas por los memes que circulan. Alcaldes y gobernador tomando medidas pocas horas antes de aplicarlas como si los ciudadanos, las empresas y las organizaciones no requirieran seguridad normativa y previsión.

Es un terrible contraste que en un país al que le sobran leyes y abogados exista tan poca sensibilidad jurídica. Un decreto gubernamental es una norma; las normas tienen que ser claras, públicas, con cierta estabilidad temporal (aún en casos de excepción). Las normas —si aspiran a tener eficacia— deben tener en cuenta la idiosincrasia, las costumbres y la cultura de la población, cuando no su opinión, mediada o directa.

La abundancia de decretos contradictorios, ilógicos, ineficaces, desconcierta a la gente y la induce a la inobservancia generalizada. En el pasado reciente había palabras que causaban temor como “toque de queda”, hoy dan risa. Entonces estamos abocados a otro problema grave: en la cultura ciudadana se está sembrando la idea de que la ley es inútil, quizá perversa. La majestad de la ley como elemento de un estado legítimo empieza a cuestionarse por la vía de los hechos, la más firme de las vías. ¿Qué nos espera?

Carlos Jiménez Gómez (1930-2021). 

Uno de los pioneros de las doctrinas de los derechos humanos y el derecho humanitario en Colombia, defensor de los ideales de la democracia liberal, acaba de morir en Bogotá (16 de enero). Una de las figuras más significativas del país durante la década tenebrosa de 1980 y una de las más descollantes entre los funcionarios del estado. En vida, sus méritos fueron resaltados por muy pocos: Carlos Gaviria Díaz, sus paisanos de El Carmen de Viboral (más por su labor como escritor) y —debo decirlo— yo, en mi libro “Las ideas en la guerra” (Debate, 2015). Sobre él se lanzó un manto de silencio, pero su legado prevalecerá.

El Colombiano, 24 de enero


lunes, 18 de enero de 2021

Consuelos

Creo que la pandemia del Covid-19 desinfló los discursos esotéricos y terapéuticos sobre el amor: poco ha podido el amor frente al miedo, por el contrario, se utiliza como excusa para tomar decisiones horribles como quitarle la escuela a los niños y jóvenes o encerrar a los más viejos. Tenía razón Borges cuando decía que “no nos une el amor” o Rainer Fassbinder cuando acuñó aquello de que “el amor es más frío que la muerte”. En las grandes calamidades valen más la serenidad o el consuelo simple que ofrecen la poesía, la música, la filosofía, que son, además, los mejores antídotos contra mentiras piadosas como la vacuna o el desiderativo “cuando se acabe el virus”.

Consuelo poético. Un agente literario implacable despojó al público hispanohablante de la posibilidad de leer con dedicación —y ahora— a la premio Nobel del 2020 Louise Glück. No le presté la debida atención por dedicarme a su paisana Sharon Olds, a la canadiense Anne Carson, a la británica Alice Oswald y a la rusa Marina Tsvetáieva (gracias a Sílaba). Se pescan al azar algunos poemas en revistas, reseñas, blogs. “El vestido”, por ejemplo: “Se me secó el alma… / Sedienta, siguió adelante. Crispada, / no por la soledad sino por la desconfianza, / el resultado de la violencia… / ¿Cómo vas a volver a confiar en el amor de otro ser? / Mi alma se marchitó y se encogió. / El cuerpo se convirtió en un vestido / demasiado grande para ella. / Y cuando recuperé la esperanza, / era una esperanza completamente distinta.”

Consuelo musical. Las contingencias de comienzos del 2020 obligaron a la banda británica Tindersticks a interrumpir su gira de conciertos, cuando estaba presentándose en Francia. Tindersticks es una banda cuya calidad es inversamente proporcional a su popularidad. Los productores de “Sopranos” tuvieron suficiente oído como para incluir dos canciones suyas en la primera temporada, pero el público televisivo es lo bastante sordo como para escuchar; el ojo siempre está más adiestrado que el oído. La gira divulgaba un álbum recientemente publicado (noviembre de 2019). El último corte del disco, “No Treasure but Hope” dice: “Demasiados hambrientos como para pensar en la providencia / Demasiados enojados por las consecuencias… / No hay amor en nuestras calles, / Hay miedo en nuestros corazones / Pero también esperanza”. El año pasado también nos deja la belleza de la grabación del “Budapest Concert” de Keith Jarret. En Colombia, Majagua Ensamble con su trabajo “EnAguas”, música del Pacífico dedicada a las cantoras de Pogue, en Bojayá.

Consuelo filosófico. Haber descubierto a san Bernardo de Claraval y su ética del gobierno, hallar el ensayo de Anne Carson “Economía de lo que no se pierde” (economía, poesía, filosofía) y la fuerza arrasadora de Nassim Nicholas Taleb y su filosofía del coraje y la prudencia.

El Colombiano, 17 de enero

viernes, 15 de enero de 2021

Heidegger sobre la ciencia

 Así, en el mes de julio de este año [1955], dieciocho titulares del premio Nobel reunidos en la isla de Mainau han declarado literalmente en un manifiesto: "La ciencia -o sea, aquí, la ciencia natural moderna- es un camino que conduce a una vida humana más feliz".

¿Qué hay de esta afirmación? ¿Nace de una reflexión?... No. En el caso que nos dejemos satisfacer por la citada afirmación respecto a la ciencia, permaneceremos todo lo posiblemente alejados de una meditación acerca de la época presente.

 Martin Heidegger, Serenidad.

lunes, 11 de enero de 2021

Efectos del trumpismo en Macondo

El asalto al Capitolio en Washington representó la trasgresión de una línea roja en la política estadounidense. El jefe de la bancada republicana Mitch McConell lo llamó “una fallida insurrección”; medios de comunicación serios, como The Atlantic y The Washington Post hablan de “golpe de estado”. El discurso de los líderes demócratas sugiere una severa retaliación. Hasta ahora la lista de los potenciales blancos no es muy larga: Donald Trump, los jefes de los grupos insurgentes y Colombia. Como lo oyen. El torpe alineamiento del gobierno de Iván Duque con las aspiraciones de Trump y la intromisión abierta de senadores del Centro Democrático en la campaña electoral en Estados Unidos fueron notados por los estrategas demócratas y por el propio presidente electo Joe Biden. De darse, el castigo será variado: duro para los senadores Cabal y Vélez, cuatro años de suspensión al Centro Democrático, endurecimiento de las condiciones durante el año y medio que nos queda de mal gobierno.

Pero las consecuencias del trumpismo en el país podrían ser peores que esto. El populismo tiene una de sus fortalezas en su capacidad de movilización, pero la regla general es que su dirigencia no ha promovido la violencia. El ataque al Capitolio, con cuatro muertos civiles y uno policial, marca la conjunción entre violencia callejera y liderazgo populista. Y ese ejemplo será imitado en otras partes del mundo. Tampoco es que se necesite que el jefe populista haga llamados directos. Basta que cultive un marco mental conspirativo, que use el discurso del odio, que aliente a los grupos más fanáticos; el desenlace vendrá por sí solo, como ocurrió el 6 de enero.

Estos tres elementos existen en Colombia. Teorías conspirativas como la entrega del país a las Farc o el gobierno oculto de los empresarios, el castrochavismo o la hegemonía paramilitar. Narrativas insidiosas como la traición de Santos o el uribismo de Fajardo. El lenguaje intolerante y ladino de los principales jefes políticos y de figuras parlamentarias como Bolívar, Benedetti o Cabal. La emergencia de grupos virtuales de fanáticos en un país en el que, según Gallup Poll, la gente les cree más a los medios sociales que a la prensa. La latencia de la agrevisidad física en una sociedad con altos índice de violencia y mucha permisividad frente a la agresividad verbal. Todo esto apoyado en el crecimiento exponencial del descontento, impulsado por los efectos perversos del manejo gubernamental de la pandemia y su mezquindad con la pequeña empresa y los más vulnerables.

La ventaja colombiana es que la matriz populista está dividida entre el uribismo y el petrismo. Nuestra amenaza está en que la indignación y el resentimiento puedan ser canalizados mayoritariamente por uno de ellos. La desventaja es que nuestras instituciones son más débiles. Nuestra oportunidad consiste en la construcción de una candidatura de centro.

El Colombiano, 27 de diciembre

viernes, 8 de enero de 2021

Manent sobre el autoritarismo sanitario

Tres comentarios del filósofo político francés Pierre Manent:

Mientras esperamos a que se desarrollen las cosas, observamos el regreso de las características menos agradables de nuestro Estado. En nombre de una emergencia de salud, de hecho se ha establecido un estado de emergencia. En nombre de esta emergencia, se han tomado las medidas más primitivas y brutales: el confinamiento general bajo vigilancia policial. La velocidad, la amplitud e incluso el afán con el que se puso en marcha el aparato represivo contrastan dolorosamente con los retrasos, la falta de preparación y la indecisión de nuestras políticas de saneamiento, ya sea en lo que respecta a máscaras, pruebas o posibles tratamientos.

Nadie cuestiona que la pandemia constituya una emergencia y que durante una emergencia algunas medidas inusuales son inevitables. Pero la fragilidad de la salud humana constituye una urgencia permanente y puede proporcionar al Estado una justificación permanente para un estado de emergencia. Ahora vemos en el Estado sólo el protector de nuestros derechos; ahora, dado que la vida es el primero de nuestros derechos, se abre un amplio camino al poder inquisitorial del Estado. Dicho esto, hay que decir que hace mucho tiempo le entregamos al Estado la soberanía sobre nuestras vidas.

En cuanto a los expertos y científicos, se deben hacer ciertas distinciones. Hemos aprendido a reconocer, a estimar y a menudo a admirar a nuestros médicos, cuidadores e investigadores. Han sido una bendición durante esta primavera siniestra. También hemos descubierto que la política de la ciencia no es más inocente que la política normal. La especialización no proporciona inmunidad contra el deseo de poder. En cualquier caso, corresponde a los funcionarios electos tomar decisiones porque son los que están a cargo del conjunto, es decir, el cuerpo político; depende de ellos tener en cuenta todos los parámetros e imaginar todas las consecuencias de sus acciones. Aristóteles tenía razón: ¡La política es la reina de las ciencias!

Pierre Manent, “Time to Wake Up”, First Things, 04.28.20

lunes, 4 de enero de 2021

Futuro en tránsito: fanatismo

 Futuro en tránsito

13 títulos, cada uno con tres textos de tres autores y autoras de Colombia invitados por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, a escribir su mirada sobre la paz del país, inspirada en una palabra que da el nombre a cada libro de la colección. Son apreciaciones desde distintas regiones, artes, oficios, ideologías políticas y credos, para difundirse ampliamente en el país en 2021.


Fanatismo

Rodrigo Uprimny: "Fanatismo, guerras y paz"
Jorge Giraldo: "El ideal feroz"
Melba Escobar: "La imaginación, sortilegio contra el fanatismo"

Las trece palabras son:

Acuerdo, Comunicación, Confianza, Dignidad, Diversidad, Fanatismo, Incertidumbre, Perdón, Resiliencia, Respeto, Responsabilidad, Solidaridad, Territorio.

Director: Alonso Sánchez Baute.