Con este libro caminé con las señoras que alcanzaron sus picos de más de 4.000 msnm. Sentí el placer de ser elevada, montañera
Marta Salazar
El libro podría terminar con la frase "la montaña es el hogar del alma", cuestionando una antioqueñidad, esaltando un compromiso ecológico y reconociendo a pueblos humillados, pero dejándonos saber otra forma de estar y pertenecer, porque ante todo es un libro -como toda la buena literatura- espiritual.
Lukas Jaramillo
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