No nos queda más remedio, querida sombra, que
seguir andando
por esta senda incierta Por este camino
de perdidos
Detrás de una verdad oscura e improbable
del mundoRegresar sería la muerte para ambos
Sin nada confiable más que estas tinieblas alegres
de hoy
Y este palpable no saber
insaboro que convertimos en nuestro único bienOlvidemos lo otro los afectos renunciados
y lo demás
Las certezas abolidas ya
Y las alegrías intocadas que jamás tuvieron
apariencia para nosotros
Y sigamos andando mientras anocheceTal vez al final del extravío alguien aún espera
(Eduardo Escobar, "La flecha inmóvil", Poemas ilustrados, Medellín, Tragaluz, 2007)
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