Por encargo del Comité Técnico del proyecto Medellín cómo vamos, presenté unos comentarios al Informe sobre calidad de vida 2010. Este informe recoge los indicadores objetivos disponibles en 8 áreas directamente relacionadas con la situación social de los habitantes de Medellín y, a veces del Área Metropolitana, más los que tiene que ver con el tema de las finanzas públicas de la ciudad.
Los comentarios comienzan con una corta reflexión sobre la brecha entre cambio social y percepción, sugerida por Albert Hirschman, que en Colombia y Medellín está atravesada por las diferencias políticas. Después, la primera parte trata de señalar en qué aspectos Medellín está en los estándares internacionales, en cuáles está en el promedio colombiano y en cuáles por debajo de ese promedio. Finalmente, se sugieren algunos obstáculos estructurales que –a mi manera de ver– empiezan a restarle eficacia a la acción del Estado local y amenazan el avance de la ciudad.
La presentación completa puede verse y escucharse en:
http://envivo.eafit.edu.co/EnvivoEafit/?p=3302
sábado, 30 de abril de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
Dworkin, el erizo
Acaba de publicarse “Justice for Hedgehogs”, la obra más reciente de Ronald Dworkin, por parte de Belknap Press y Harvard University Press. La noticia la da –cómo no– la New York Review of Books (20.04.11). El autor de la reseña es A. C. Grayling.
El planteamiento a partir del cual Grayling destaca la obra de Dworkin parte de dos constataciones: la primera es que nuestras metas e ideales “están en tan profundo conflicto entre sí que siempre lo que hacemos termina siendo algo insatisfactorio”; la segunda implica que “el conflicto es inevitable en política”. La autoría de estos planteamientos se les adjudica a figuras tan poderosas de la filosofía contemporánea como Isaiah Berlin, Richard Rorty o Bernard Williams.
Para el autor, estas ideas son “populares y deprimentes” porque el conflicto de valores en política parece conducir a que “sea inevitable algún grado de injusticia, incluso en sociedades generosas”, lo que dejaría sin opciones a las personas “sensibles al rango completo de los valores”. Ante este panorama Ronald Dworkin habría elaborado el argumento opuesto, “la unidad de los valores”.
Ante tal expectativa solo nos resta esperar que sea algo más que 500 páginas de artificios ingeniosos, como creía Giambattista Vico que eran los constructos humanos perfectos como las matemáticas, la lógica o –añadiría Berlin – el ajedrez.
El planteamiento a partir del cual Grayling destaca la obra de Dworkin parte de dos constataciones: la primera es que nuestras metas e ideales “están en tan profundo conflicto entre sí que siempre lo que hacemos termina siendo algo insatisfactorio”; la segunda implica que “el conflicto es inevitable en política”. La autoría de estos planteamientos se les adjudica a figuras tan poderosas de la filosofía contemporánea como Isaiah Berlin, Richard Rorty o Bernard Williams.
Para el autor, estas ideas son “populares y deprimentes” porque el conflicto de valores en política parece conducir a que “sea inevitable algún grado de injusticia, incluso en sociedades generosas”, lo que dejaría sin opciones a las personas “sensibles al rango completo de los valores”. Ante este panorama Ronald Dworkin habría elaborado el argumento opuesto, “la unidad de los valores”.
Ante tal expectativa solo nos resta esperar que sea algo más que 500 páginas de artificios ingeniosos, como creía Giambattista Vico que eran los constructos humanos perfectos como las matemáticas, la lógica o –añadiría Berlin – el ajedrez.
miércoles, 6 de abril de 2011
Berlin en su tercer año
Estamos ya en el tercer año de la invitación lanzada al viento para leer y estudiar la obra de Isaiah Berlin: en 2009, hicimos el Seminario Berlin en Medellín, en 2010 publicamos el libro “Isaiah Berlin: utopía, tragedia y pluralismo”, en 2011 intentamos difundir esta obra. Para cumplirlo último se efectuó en Bogotá (05.04.11) la presentación en la que me acompañaron Santiago Montenegro y Eduardo Posada Carbó, y que se realizó gracias al apoyo de Guillermo Hoyos Vásquez desde la Pontificia Universidad Javeriana y de Álvaro Corral desde la Sociedad Colombiana de Filosofía.
De los informados comentarios emergieron cuestiones que tienden a convertirse en discusiones clásicas sobre una obra elusiva y llena de matices. ¿Primacía del pluralismo o del liberalismo? ¿Berlin zorro o Berlin erizo? ¿agonismo relevante o no? ¿relativista o universalista tenue? También se resaltaron sus críticas al racionalismo ilustrado, su valoración de la comunidad, su inclinación a considerar un ser humano dominado por sentimientos y tradiciones.
Finalmente, se insinuó la posibilidad de un contraste con Karl Popper. Contraste plausible por ciertas afinidades en sus opciones políticas, sus distancias con la Ilustración, su coetaneidad y ciertos paralelos en su trayectoria vital. Hubo más énfasis en sus diferencias. Popper inclinado a elaborar un proyecto ideal de sociedad, más racionalista, confiado en la ciencia e individualista. Berlin renuente a cualquier proyecto positivo, menos racionalista, más comunitarista, escéptico frente a la ciencia y atraído por las ideas de comunicación y empatía.
De los informados comentarios emergieron cuestiones que tienden a convertirse en discusiones clásicas sobre una obra elusiva y llena de matices. ¿Primacía del pluralismo o del liberalismo? ¿Berlin zorro o Berlin erizo? ¿agonismo relevante o no? ¿relativista o universalista tenue? También se resaltaron sus críticas al racionalismo ilustrado, su valoración de la comunidad, su inclinación a considerar un ser humano dominado por sentimientos y tradiciones.
Finalmente, se insinuó la posibilidad de un contraste con Karl Popper. Contraste plausible por ciertas afinidades en sus opciones políticas, sus distancias con la Ilustración, su coetaneidad y ciertos paralelos en su trayectoria vital. Hubo más énfasis en sus diferencias. Popper inclinado a elaborar un proyecto ideal de sociedad, más racionalista, confiado en la ciencia e individualista. Berlin renuente a cualquier proyecto positivo, menos racionalista, más comunitarista, escéptico frente a la ciencia y atraído por las ideas de comunicación y empatía.
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