viernes, 7 de febrero de 2014

Rage against Bruce

Fernando Navarro, el autor del buen blog La ruta norteamericana adjunto a El País, se vino lanza en ristre contra High Hopes, el último disco de Bruce Springsteen (“High Hopes: Todo menos esto, Bruce”, 24 de enero de 2014).

El texto es extenso pero eso no significa que los argumentos sean muchos. No le parece que sea “un álbum con todas las de la ley”, un álbum conceptual, que es un parámetro para medir a Springsteen y probablemente, en la mayoría de los casos a Tom Waits o Nick Cave. Pero no se trata de un criterio sólido: muchos álbumes de canciones son buenos. Personalmente, creo que hay un concepto claramente atado por los cortes (1, 6 y 12), las grandes esperanzas, y los demás que marcan las oscuridades del mundo de hoy. Y de países como el de Bruce y el de Navarro.

A lo mejor el hecho de que por primera vez en su vida Springsteen haya hecho un álbum de estudio que incluye versiones avale esta desvalorización. Pero, ¿quién de los grandes no ha incluido covers en sus álbumes de estudio? Bob Dylan, The Rolling Stones, The Beatles, Jimi Hendrix, ¿quién? Son válidas o no o no esas versiones, es la cuestión.

Piensa Navarro que el álbum está hecho de afán porque fue hecho en medio de una larga gira –como lo fue Darkness of the Edge of Town– y sin una banda fija –como fue Born to Run. El argumento es contraevidente. Le molesta la grandilocuencia de The Ghost of Tom Joad, pero con mis ojos vi (Los Ángeles, 2012) la manera como maravilló al público esta traducción rockera de una canción folk. Y sentí después la necesidad de poder disfrutar de esta revisión en disco. High Hopes tiene este y otros regalos para los fans; mala suerte para los críticos apocalípticos.

La perla de la nota de Navarro, el último recurso, es afirmar que “High Hopes es la excusa sacada de la chistera para mantener la gigantesca maquinaria de la caja registradora (disco+gira) funcionando”. Que trata de ser un insulto. No sé qué dirá ahora que el adorado Bob Dylan –el baremo que le quiere poner a Bruce– salió a vender carros y yogures en el superbowl.

Hubiera ahorrado fuerzas Navarro diciendo simplemente que High Hopes no le gusta (aunque parece que salva tres canciones en un párrafo, dos más en otro y una adicional en un tercero, ¡lo que da la mitad del disco!). Vale. Así no hubiera deslucido su habitual agudeza.

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