miércoles, 27 de julio de 2011

Lo peor del Mundial Sub-20

Antes de que empiece, uno ya puede decir con certeza que será lo peor del Campeonato Mundial de Fútbol Sub-20 en Colombia. No soy catastrofista. No habrá un noruego empezando otra guerra santa, no se fundará un Tea Party criollo en este mes, ni Zapatero va a venir a asesorar a Santos.

Lo peor será que no veremos por televisión la mitad de los partidos, porque la cadena que los trasmitirá tiene la exclusividad, que es más bien la capacidad de ser excluyentes. La otra mitad de los encuentros los veremos con publicidad cubriendo un 20% de la pantalla y en ocasiones hasta el 70%, cosa que no se permite ni en los países más neoliberales del mundo.

Por si fuera poco, en esa mitad de los partidos tendremos un narrador que pone a jugar equipos que no son y cuyos orgasmos empiezan en la mitad de la cancha y un comentarista que le enseña a jugar a Messi, a pitar a Oscar Julián y a dirigir al maestro Tabárez. Hace quince años decía Alexis García –en un foro que organicé– que no entendía a la gente que necesitaba que le contaran (por radio y televisión) lo que estaban viendo. Ahora, es peor: cuentan una cosa distinta a la que pasa en la cancha.

Todo este desastre corre por cuenta del Gol Caracol. Lo demás, puede ser muy bueno.

domingo, 17 de julio de 2011

Casi argentinos

Mi amigo el filósofo Alberto Buela, le decía a su esposa –medio en sorna, medio lisonjero– “son casi argentinos”. Se refería a nosotros, sus visitantes colombianos, confiados y altivos. Ilustra bien el cariño que nos tienen en el sur, sus afinidades (sobre todo con los paisas) y los defectos de ambos.

Se vieron todas en la Copa América. Colombia se llenó de euforia por haber ganado el peor grupo del torneo (único sin mejor tercero, ni semifinalista), mientras Argentina celebró por lo alto su triunfo sobre la sub-22, semi-aficionada selección de Costa Rica. Después llegó la gente seria y nos despachó rapidito para la casa.

Colombia y Argentina se parecen, mucha estrella, altos sueldos, poco equipo y directores técnicos despistados jugando con cinco delanteros, sin medio, uno confiado en la “mejor defensa” (de América) y el otro en la “mejor delantera” (del mundo). Cuando se enfrentan a maestros de la táctica como Markarián y Tabárez, Batista y el Bolillo quedan “casi boludos”.