lunes, 6 de diciembre de 2010

Wikileaks: hipocresía y política V

Dice Umberto Eco que los cables de Wikileaks evidencian el incumplimiento del “deber de hipocresía”. El deber de hipocresía nos obliga a no repetir en público lo que se dice en privado. En este caso ni siquiera se trata de eso. Se trata –sigo parafraseando a Eco– de no repetir oficialmente lo que es de curso corriente en público, pero en medios no oficiales.

Aquí la hipocresía adquiere un matiz asombrosamente tenue. Se trata de que los diplomáticos le “hagan ver” a sus pares “que no saben”, lo que es de dominio público. De ignorar lo que intelectuales, académicos y otros sectores informados saben y promulgan a los cuatro vientos. Por ejemplo, de tratar a Cristina como si no fuera una pelele, a Chávez como un caballero, a Putin como un demócrata y al rey de Arabia como a un ilustrado.

La lucidez de Eco está en elevar la hipocresía a un deber de la política, al menos de la internacional. Y en elevarse por encima de la discusión sobre cierta idea ingenua y maximalista de la transparencia, y del integrismo que desconoce la propiedad de lo político, y con ello sataniza el secreto e, incluso, la discreción.

Véase: http://www.presseurop.eu/es/content/article/414691-hackers-vengadores-y-espias-en-diligencia

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