miércoles, 30 de junio de 2010

Ronaldo embelesado

Algunos parecen no haberse dado cuenta de la verdadera ocupación de Cristiano Ronaldo en Sudáfrica y se sorprenden de su rendimiento y de la manera como se desempeñó Portugal, que de haber sido por Queiroz, Eduardo y dos más, pudo haber llegado un poco más lejos.

Cristiano se prendió de las pantallas de los estadios surafricanos. Siempre que lo vimos en la cancha andaba lelo mirándose así mismo, con su bella Nike, sus pectorales en forma y su peinado impecable. Particularmente evidente fue el cobro de un tiro libre contra Brasil, que ni yo lo cobro así, pues estaba más pendiente de su imagen multiplicada y sublimada en el panel multicolor. Pronto alguien escribirá la crónica del gol que le metió a Corea, cuando andaba despistado y la pelota le pegó en la espalda y luego le hizo el favor de caerle de frente a seis metros del difunto fusilado arquerito norcoreano.

Quiere poco a sus compañeros Ronaldo pues su fútbol es artesanía individual de velocidad y disparo, quiere poco a Portugal por quien no ha hecho nada en dos mundiales, pero se quiere mucho a sí mismo. Y lo quieren los madridistas -que es suyo- y los españoles a quienes les hizo fácil la vida en octavos.

lunes, 28 de junio de 2010

A cuartos en Rio

En pleno invierno austral, Rio amaneció sin una nube y los cariocas con un pesimismo temperado respecto a su selección. Eso no obsta para que el Mundial sea como una navidad, con cada calle adornada por los vecinos con festones verdes y amarillos, balones verde amarillos, banderas verde amarillas e invocaciones a Sudáfrica, a la copa y al “hexa”.

Con las horas la temperatura subió hasta 31 grados y todas las gentes se vistieron con el primer y el segundo uniforme de la selección o con algo parecido vinculado con su barrio o con su religión o con su club. Pueden verse camisetas de la selección en las que afinando el ojo despunta el escudo de Santos o el de Vasco. Corriendo de un lado para otro, haciendo lo que hay que hacer para liberar la tarde mientras se fisgonea al probable rival de cuartos que ya sobrepasa a Eslovaquia, las dos de la tarde se congestionan con los preparativos.

Copacabana está tomada por la fanfest de la Fifa y Cocacola, mientras los más discretos se refugian en restaurantes, cafés y tiendas. Las avenidas se vacían y solamente algunos autobuses sin pasajeros cumplen con sus horarios. Chile empuja y la mala leche del hincha se sube hasta que Juan la disipa levantándose detrás de una cortina de Luis Fabiano Fabuloso. Tres a cero... empiezan a sonar pronósticos en la mitad del primer tiempo.

jueves, 10 de junio de 2010

Acerca de la herradura

Pocos han notado, en esta campaña electoral llena de simbolismos, transmigración de almas, mensajes subliminales y miles de errores (todo para el mismo lado) en el conteo de votos, que los partidos que pasaron a la segunda vuelta fueron los que usaron emblemas poderosos. Lo digo porque me quedan pocas dudas de que el emblema del Partido de la U es la herradura. Ese dispositivo de acero que se clava a los caballos en los cascos, hasta donde yo recuerdo, con unos clavos que siempre me parecieron que debían ser los de la crucifixión.

Dos sugerencias ocasionales sobre la herradura.

Acabo de leer Todos los hermosos caballos de Cormac McCarthy y me queda claro que el mundo de esta novela, de tierras ásperas y caballos salvajes, es claramente un mundo premoral y prelegal. Un mundo con gente pero sin sociedad, donde las leyes son el dinero y el revólver. Donde la única alternativa son la suerte y la piedad. Y una sinceridad extrema que lleva a que después de ser absuelto en juicio, el protagonista visite al juez para decirle que él no es tan bueno como este cree.

Mañana empieza el Mundial, en el que aparte de todos los equipos de negros (incluido Brasil) el único que me simpatiza es el de la Madre Patria. En el fútbol le decimos herradura a la situación en que un equipo encierra al otro contra su propio arco y lo somete a un asedio implacable. Por segunda vez desde que vivo, todos los partidos políticos del país se unen contra un candidato que pronuncia un discurso creíble contra la corrupción. Y todos los opinadores del establecimiento lo consideran sectario, peligroso o tonto. El primer asediado fue Galán; insiste Jorge Orlando Melo en recordarnos esta analogía.

lunes, 7 de junio de 2010

La imagen del tsunami

Desde que el entonces anónimo Partido Verde se creció desde marzo y no dejó de parar, se popularizó en los medios de comunicación la imagen del tsunami o la ola verde. La imagen es afortunada no tanto por la velocidad insospechada del fenómeno sino porque ese movimiento nació desde abajo, desde aquello Antonio Negri llama “multitud”.

Es innegable el efecto desmoralizador que se produjo en las elecciones del 30 de mayo, sobre todo porque la diferencia la hicieron la temida pasividad de la mitad del electorado y la terrible eficacia de los operadores políticos. De cara a la segunda vuelta presidencial lo que está por verse –más que algún cambio milagroso en la personalidad y expresión Mockus– es la capacidad de reacción de este sujeto colectivo que emergió en marzo.

Es la hora de reaccionar. De reavivar el entusiasmo, no desde la cresta veloz de la ola sino desde la profundidad de las convicciones y de la claridad respecto al proyecto que se ha venido perfilando alrededor del girasol y las alianzas generadas en las tres principales ciudades del país. El 20 de junio hay que asumirlo como un referendo alrededor de este proyecto.

martes, 1 de junio de 2010

Tres miradas a la primera vuelta

Las elecciones presidenciales del domingo pueden analizarse desde tres perspectivas cuantitativas temporales.

En una serie larga, el domingo se confirmó el resultado de hace cuatro años con los dos primeros puestos para nuevos partidos (U y Polo). La diferencia estriba en que ahora el segundo partido (Verde) sí pasó a la segunda vuelta. Además, los tradicionales partidos conservador y liberal colapsaron. El liberalismo llega a cuatro presidenciales consecutivas derrotado y tres sin llegar a segunda vuelta. Esto representa una reconfiguración radical en el sistema colombiano de partidos.

En una serie media (4 años), el Partido Verde pasa de su práctica inexistencia en un año a ganar el 21,5% del electorado. Cambio Radical sube en votos pero baja en porcentajes, ya que su lista de Senado (no se presentó a las presidenciales) en 2006 obtuvo el 13,36% contra el 10,1% del domingo. Por su parte, el Polo perdió en 4 años más de un millón de votos y pasó del 22 al 9%. El gran ganador es el Partido de la U que en todos los casos se multiplica por cuatro o más.

La serie corta no puede analizarse en términos cuantitativos a no ser que se quieran comparar encuestas de opinión contra votos efectivos. En foro del 21 de abril, planteé las condiciones propicias para cada uno de los dos candidatos con más opciones. A Santos le favorecía una baja participación electoral, una alta intervención gubernamental y la agresión chavista. Los tres fenómenos se dieron: la abstención superó el 50% y quedó distante de la esperada en las encuestas (20 millones) y de la esperada por el Registrador (16 millones). Presidente y gobierno le metieron opinión y maquinaria al proceso. Y el chavismo hizo que en la frontera viva (Norte y Arauca) la votación de Santos superara el 55%.