lunes, 21 de septiembre de 2009

Teoría contra la reelección

La mayor parte de los argumentos que se escuchan y leen contra la segunda reelección del presidente Álvaro Uribe provienen de la vesícula biliar y no del cerebro, de los escarbadores de los códigos y no de la política. Quienes esto hacen sólo dan coces contra el aguijón. Al menos después de siete años queda demostrado que ese camino sólo hace más fuerte al líder. Es bueno, por tanto, buscar por otros lados y como lo que a mí me interesa es la teoría política, pues por ahí intento.

Primero están las razones democráticas. Casi todas favorecen la reelección menos una, más importante por sus consecuencias que en sí misma, y es la de la alternación. Ciertamente la alternación permite refrescar, innovar, ensayar otros caminos, en la gestión pública.

Después vienen las razones liberales. En un país donde el espectro de la confiabilidad se quiebra entre las Fuerzas Armadas y el Presidente de un lado, y el congreso y los jueces por otro, apelar empíricamente al lustre de la división de poderes no parece muy productivo. Sin embargo, la idea de la protección de las minorías y el fortalecimiento de los mecanismos contramayoritarios en tiempos de mayorías aplastantes debe ser un argumento fuerte.

Me gustan más las razones del pluralismo. En un país dividido entre las verdades liberales y las católicas y ahora volcado hacia las verdades del proyecto uribista, el rescate del valor del pluralismo es fundamental. Sacudir a la opinión pública de esta pugna tan aburridora e improductiva entre los pro y los anti puede producir un reverdecimiento entre la intelectualidad y la opinión pública.

Por último están las razones comunitaristas. La segunda reelección amenaza con echar al traste con la unidad del país nacional y el país político. Aquí país nacional es, como en cualquier teoría política respetable, el país que se mueve: los gremios y los sindicatos, los empresarios y los medios, la iglesia católica y los académicos. En medio de la leonera regional esta escisión puede resultar muy nociva para el Estado y la sociedad colombianos.

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